A los seres humanos de la actualidad, con toda su pedantería, se
les hace que llamar hermanos a los animales, plantas e incluso llamar madre a
la Tierra es un pensamiento mitológico, mágico y hasta absurdo. Es común ver a
personas instruidas académicamente que no dudan en reír ante tales ideas. Si
supieran que los seres humanos provenimos de la forma más básica de la vida:
los seres unicelulares, es decir, dentro del árbol de la vida estamos
emparentados irremediablemente con simios, ratas, bacterias, gusanos, plantas, árboles
y todo lo existente verían que aquellos aparentemente locos están más cerca de
la verdad y aquellos que están encaramados en la no vida, es decir, en el mundo
puramente tecnológico, en un error fundamental.
Los estudios sobre el ácido
desoxirribonucleico en las diversas especies confirman lo que los seres humanos
más profundos intuían, todo está emparentado por cadenas indestructibles. Los
seres humanos han creído falsamente estar por encima de todos los demás seres y
aun por encima de la naturaleza, sin importarles que la ciencia contradiga su
pensamiento. Entender la existencia humana íntimamente ligada con
los granos de arena, con las hormigas así como con los elefantes, los
patos, cocodrilos, abejas, flores y átomos, en todas las altitudes, a millones
de años luz es, entender nuestra vida imbuida en una y misma existencia común;
a una vida que debemos amar y no destruir su esencia misma; con fin mercantil que
ni siquiera es válido y mucho menos superior.
La Naturaleza, Universo o
Multiverso trabajan a su manera y sin ningún fin superior para con los seres
humanos sino con la vida (recordemos que otros seres han vivido y “reinado” en
la Tierra) y de vez en cuando hace desaparecer una multitud de especies para
favorecer a otras. Los seres humanos trabajan de manera híper arbitraria y
ciega. Mucho me temo que los seres humanos terminaran con su propia existencia
de manera rápida y trágica con su loca avaricia, ansias de poder y ambición sin
sentido, alejados de las más elementales leyes de la Naturaleza.
Por el momento, la ciencia
redime y muestra la pertenencia de los
seres humanos con la madre Tierra y todos sus hijos. Claro, esta relación de
pertenencia la podemos agrandarla a todo el Universo o al Multiverso. Aun con
toda la ciencia y la tecnología ni siquiera el mundo nos pertenece; nosotros
pertenecemos a él, y este al Universo y este al Multiverso en un encadenamiento
inflexible e irrefutable.
La Naturaleza no es una madre
a la que se le pueda desobedecer, tratar de refutar impunemente, de sobornar o
comprar, más temprano que tarde se ven las consecuencias. Si quieren y buscan
una sola razón para amar la vida y cuidar su recinto, hasta ahora, más propicio
aquí la tienen.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario