miércoles, 22 de julio de 2020

LA MORAL DEL PUEBLO MEXICANO


LA MORAL DEL PUEBLO MEXICANO

 

Es interesante ver como durante el Presidencialismo aun siendo el pueblo mexicano muy religioso su moral era, evidentemente, discorde con el catolicismo y esto permitió que todo el Estado mexicano se corrompiera hasta su médula. El régimen tenía necesidad de ciudadanos sumisos, pero altamente corrompibles y mas tarde corruptos durante generaciones al punto de parecer que era imposible terminar con esta época. Esto no fue así; la economía Neoliberal necesita de un Estado donde impere la legalidad, legitimidad, libertad y los derechos humanos y esto no lo podía proporcionar el viejo régimen. Era menester de terminar con el Presidencialismo (gobierno de un solo hombre, de un solo partido), e imponer un Estado democrático; sin que esto signifique por si, justeza sino el inicio de una nueva era con un nuevo régimen que será el resultado de todos los actores internos y externos ni más ni menos.

 

Es de resaltar que, la moral de una buena parte del pueblo mexicano haya cambiado de manera positiva porque en tiempos de zozobra como en estos momentos se podría esperar que, el pueblo llano se volcara hacia los saqueos acicateado por el hambre, las enfermedades y la economía tan difícil; pero no, eso no ha pasado y difícilmente va a pasar. Esto es lo que sostiene al actual gobierno, la moral de una buena parte del pueblo mexicano, sin este elemento moral no habría gobierno sino caos.

 

Esto es lo que no logran asimilar los políticos opositores al actual gobierno que haya un pueblo que se libró de la moral conservadora e hipócrita del viejo régimen y haya elegido una moral positiva y activa que impulsa el cambio de régimen cerrado y totalitarista hacia un régimen abierto en donde los ciudadanos son parte activa de la vida nacional pública.

 

Los políticos de los diversos partidos pueden hacer las alianzas que gusten pues en una democracia no se debe ni se puede coartar la libertad política; con todo, querer obtener el poder público a través de la vieja política con políticos viejos o a la vieja usanza es garantía de fracaso. Los partidos deben renovarse y seguir la senda de la moral y no únicamente de la política para tratar de volver al poder; eso, los partidos que tienen sentido su existencia pues hay algunos que inevitablemente desparecerán. Lo quieran o no. La derrota moral a pasado más que la caída política y esto va para largo.


martes, 21 de julio de 2020

EL IMPERIO MEXICA SIN IDENTIDAD NACIONAL


EL IMPERIO MEXICA SIN IDENTIDAD NACIONAL

 

El pueblo mexica es sorprendente en toda su historia, incluso en su caída pues fue un pueblo nómada que llegó al Anáhuac y, se instaló en el lago y fundó la ciudad de México- Tenochtitlan, corazón del imperio. El rápido expansionismo de lo que llegó a ser el imperio mexica fue sorprendente por su rapidez pues ya con Moctezuma I (1398-1469), quien fue electo como Huey Tlatoani en 1440, se profundizó el expansionismo y no hubiera parado sin el hecho de la llegada de los españoles. Con todo, la propia caída de los mexicanos es gloriosa pues nuca se rindieron a pesar de las condiciones de hambre y de estar sitiados por muchos de los pueblos que tenían sometidos.

 

Ahora bien, la derrota del imperio mexica, no se puede explicar sin tener en cuenta la gran variedad de pueblos que habían dominado que no por estar en estas condiciones, sentían la imperiosa necesidad de mantener su identidad; se sentían tan ajenos a sus conquistadores y los mexicanos nunca les importó tratar de crear una identidad nacional. No había una nación sino una pluralidad de pueblos o naciones con francas diferencias de identidad. En efecto, el sentimiento de identidad de cada pueblo era tan arraigado que incluso, aunque los mexicanos hubieran tratado de crear esa identidad, nunca lo hubieran logrado. Es bien sabido que, nuestra identidad como mexicanos se forjó (no totalmente), después de 400 años con un esfuerzo enorme de muchos intelectuales mexicanos junto con todo el pueblo.

 

Bien, la grandeza guerrera no fue suficiente para mantener el imperio, hacía falta una identidad que quizá nunca se pensó y nunca se hizo. Quizá los gobernantes mexicanos junto con toda la nobleza se dieron cuenta del peligro respecto a la falta de identidad de su imperio y por ello no incitaron a los pueblos que gobernaban a dar batalla contra los españoles que, a más, nunca llegaron a mil en la hora decisiva de la caída del imperio mexica. Esa falta de identidad fue, a mi perecer, el elemento más importante para la derrota de los mexicanos. Si hubiera habido identidad nacional, mil aventureros no habrían logrado su fin. No le demos más importancia de la que tuvieron los españoles en este hecho histórico pues lograda la identidad nacional incipiente, los españoles dejaron de tener el poder político, económico y social al lograrse la independencia de los mismos.

 

En estos temas como en todos hay que mantener la frialdad e imparcialidad suficiente para no extraviarse y encontrar la salida segura del laberinto que nos presentan los hechos narrados, por lo menos de Hernán Cortes y Bernal Díaz del Castillo, que quieren a toda costa ser ponderados como súper hombres que lograron lo impensable por derecho propio. No hay tal. Las condiciones y circunstancias estaban dadas. De otro modo hubieran sido un chiste. Los mexicanos de antaño y de hoy no somos ni más ni menos que cualquier otro pueblo que se jacte de ser valeroso, artístico, inteligente y lo que se pueda decir. Quitémonos los prejuicios y las malas ideas. Seamos actores principales en este mundo sin cerrase a las demás posibilidades de ser de otros pueblos. No tengo duda alguna de esto.


viernes, 17 de julio de 2020

DERECHOS GANADOS CON LA CAÍDA DEL PRESIDENCIALISMO


DERECHOS GANADOS CON LA CAÍDA DEL PRESIDENCIALISMO

 

En el régimen Presidencialista los ciudadanos eran meros comparsas del presidente en turno pues este decidía tanto en lo público como en lo privado como debería ser la vida. Prácticamente no había ciudadanos sino una especie de siervos sometidos al partido único de Estado liderado por el presidente de la república en turno. El totalitarismo político, económico y social derivaba en lo artístico, en lo religioso, en la forma de ser de los mexicanos, se quisiera o no. Esto empezó a terminarse el 1 de julio de 2018. 

 

Con la caída del régimen priista, los mexicanos pasamos de ser siervos o semi siervos a ciudadanos libres, en el contexto de la democracia burguesa neoliberal, este sistema económico tenia menester de que se impusiera una democracia con los elementos inherentes al mismo sistema. Esto no es malo por sí mismo pues son los pueblos los que en primera y última instancia pueden decidir el derrotero que deben tomar.

 

Entre los derechos ganados está el derecho soberano que tiene el pueblo de pedir cuentas a sus gobernantes que hayan sido electos legal y legítimamente; no más ciudadanos pasivos. Bien, este derecho se había ejercido ya en el viejo régimen Presidencial pero pocas veces se hacía efectivo el lema “…o que la nación me lo demande”, a través de las acciones legales civiles, administrativas y menos las penales. Esto ha cambiado de manera hoy, hay diversos personajes de primera línea como secretarios de gobierno o gobernadores enfrentando las consecuencias legales por su proceder corrupto mientras fungían como servidores públicos. Eso es lo correcto y no debe desviarse el camino.

 

No hay movimiento, cambio político o de cualquier índole que sea puro pues esto cae en el quehacer humano imperfecto por donde se le quiera ver. Con todo, la gran tarea que tienen los militantes de MORENA, es tratar de mantener al partido lejos de la corrupción e inmediatamente que se localice un foco de corrupción actuar en consecuencia. Esto puede pasar o no pues hay fanatismo y dogmatismo en muchos miembros de este instituto. Sin embargo, es el pueblo el que debe no pedir sino exigir que se rindan cuentas claras de los funcionarios públicos; desde el presidente de la republica hasta el más modesto de los funcionarios. Es un atributo del pueblo ser soberano y, por ende, portarse como tal y no dejarse engatusar y volver al pasado con el camuflaje del futuro.

 

Hay quienes no quieren y a toda costa tratan de impedir que se cuestione a los funcionarios actuales y eso va en contra de los principios democráticos y los intereses del pueblo soberano. A esos ciudadanos les debe quedar claro que la época de “Los caudillos”, ha terminado y que ha llegado la hora de los ciudadanos. Tratar de callar al pueblo es antidemocrático. En todo caso, se debe ver bien para saber cuándo es un hecho o acto político de una exigencia de rendición verdadera de cuentas y de este procedimiento no debe quedar ni uno solo de los funcionarios públicos pues esto es fundamental para mantener la salud el Estado mexicano.

 

Sería una locura que, el pueblo haya logrado conquistar los derechos democráticos en la realidad y, por meros deseos y viejas prácticas renuncie a su soberano derecho de exigir cuentas a sus gobernantes; esos son polvos del lodo priista. Es de no creerse que los propios militantes de Morena pidan se vuelva al pasado. La lucha habría sido infructuosa. ¿Acaso ignoran que entre los funcionarios del actual gobierno hay delincuentes, pillos, arribistas, recomendados y toda clase de fauna nociva que el único fin que tienen, sin tener calidad alguna, de hacerse ricos y vivir a costillas del pueblo como si este fuera ganado?.

 

Se debe luchar por ideales, por derechos nunca más por caudillos, partidos o clases sociales aisladas dentro de las libertades de todo tipo. Este y no otro es el sentido de la democracia actual. En este contexto, si la Cuarta Transformación, se tuerce, se debe volver al campo de batalla político e imponer el poder soberano del pueblo para corregir las torceduras de todo tipo.  Que todos los funcionarios corruptos se les aplique la ley no más impunidad.

 


jueves, 16 de julio de 2020

INTELECTUALES MEXICANOS


INTELECTUALES MEXICANOS

 

No hay duda de que en México han existido y existen intelectuales en toda la extensión y significado de la palabra. Con todo, pasa como en el mito bíblico con Esaú que iba a recibir la bendición paterna y, ante esto su madre aconseja a Jacob que le haga la comida al padre, se vista y se ponga pieles de los cabritos sacrificados para que se haga pasar por su hermano y le funcionó pues recibió la bendición de su padre ciego en lugar de Esaú. Lo mismo pasa en México con los que auto se llaman “intelectuales”, se visten con los ropajes y demás accesorios para hacerse pasar como intelectuales ante los ciegos para recibir la bendición del Estado.

 

No hay tal, los verdaderos intelectuales no tienen demasiado tiempo para ser vistos públicamente, andan en lo suyo, pensando. Intelectuales mexicanos de excelente calibre lo son: Sor Juana Inés de la Cruz en primerísimo lugar, Nezahualcóyotl, Ángel María Garibay, Miguel León Portilla, Carlos de Sigüenza, Justo Sierra, José Vasconcelos, Leopoldo Zea, Samuel Ramos y hay una larga lista de ellos que han dejado plasmado su pensamiento en obras de todo tipo. Pero los llamados “intelectuales orgánicos”, que no son otros que los justificadores del Presidencialismo mexicano; es decir, de la “Dictadura Perfecta”, que no resultó tan perfecta, y que con esta engañifa tratan de volver al pasado para seguir gozando del trabajo del pueblo sin aportar lo mínimo al conjunto de la sociedad mexicana. Esos intelectuales no tienen la mínima calidad y deben ser ignorados por el pueblo y hasta combatidos por tener intereses contrarios al pueblo democrático.

 

Es una lástima y vergüenza que estos “intelectuales”, añoren lo que no volverá: La dictadura totalitarista de un partido único de Estado. Deberían ponerse a trabajar en lugar de tener la nostalgia por los privilegios que recibían por justificar la ilegalidad, la ilegitimidad, los fraudes electorales, las desapariciones, las masacres, la corrupción y, la impunidad y mil delitos más.

 

Ahora bien, en una democracia, aunque sea incipiente, son los ciudadanos los que deciden el rumbo que debe tomar el Estado mexicano y están dadas todas las condiciones ideológicas, científicas, filosóficas, económicas, sociales, educativas y de apertura para que los ciudadanos sean los actores principales y ya no los gobernantes en exclusiva. En efecto, terminado el Presidencialismo, brotó la libertad en todos los rubros y ya no hay terreno alguno para el gobierno de un solo hombre o mujer.

 

El actual gobierno, con todos sus males y desatinos, es el símbolo y solo eso, de la voluntad popular y no un nuevo Presidencialismo ni mucho menos el comunismo o socialismo que pregonan los nostálgicos políticos e intelectuales de marras. En esto como en casi todo se equivocan tanto la oposición como los intelectuales conservadores. No lograran su cometido pues luchan no contra un gobierno sino contra el pueblo soberano. Fracasaran.

 

En resume, esta oposición no cuenta con verdaderos intelectuales que puedan construir una ideología, una forma política que les sirva de instrumento para alcanzar el poder. Se imaginan que con la sola desaparición de Andrés Manuel López Obrador el Estado mexicano volverá a ser de su propiedad pues se sentían no gobernantes ni clase social pudiente sino verdaderos dueños, eso se acabó y con tanto intelecto, no logran darse cuenta de ello.


martes, 14 de julio de 2020

LA OPOSICIÓN: FALTA DE ENTENDIMIENTO

LA OPOSICIÓN: FALTA DE ENTENDIMIENTO

 

La oposición no entiende que no lucha contra un solo hombre, el presidente de la república ni únicamente contra el pueblo de México sino contra todo el sistema económico-político y social del mundo con todo lo que esto arrastra. Y, contra eso es imposible luchar con éxito en las condiciones en que se encuentra esa misma oposición. Esto sin contar su falta de credibilidad por su enorme corrupción.


viernes, 10 de julio de 2020

LA NUEVA POLÍTICA EN MÉXICO


LA NUEVA POLÍTICA EN MÉXICO

 

Los hábitos son la antesala de las costumbres y estas son tan fuertes que no es fácil abandonarlas; esto pasa en la política mexicana, casi noventa años de Presidencialismo han dejado a los políticos moldeados, acostumbrados al gobierno de un solo hombre. Los políticos mexicanos y en especial la oposición que a toda costa quiere regresar al Presidencialismo. No se da plena cuenta d-el cambio radical o no acepta esta nueva realidad. Ahora el pueblo ha tomado el papel principal en la política, en la vida pública y privada con un dinamismo que terminará por crear un nuevo Estado.

 

Los priistas sabían que su corrupción debería corregirse, pero el lado malvado les gano y trataron el tema, pero nunca hicieron algo positivo para corregirse sino todo lo contrario.  Miguel de la Madrid Hurtado (1982-1988), impulsó una “Renovación Moral”, del gobierno y de la sociedad, pero todo fue discurso pues el terremoto, el abandono de las clases pobres, la falta de democracia y el fraude electoral de 1988 fueron factores que impidieron moralizar al Estado mexicano. Esto claro unido a la seguridad de ser el Partido Revolucionario Institucional el partido hegemónico, aunque ya no el partido único de Estado.

 

Todos estos problemas fueron abandonados por los priistas, pero no por la entonces oposición que tomó la democracia, la legalidad, la legitimidad y la moralidad como banderas de lucha y que iban a terminar por permear en la sociedad civil que haría suyos estos temas hasta terminar por imponerlas de manera incipiente.

 

Al perder el poder político los priistas y panistas, principalmente, han tratado, erróneamente, de volver a la única forma de gobierno que conocen y están acostumbrados, el Presidencialismo totalitarista, el gobierno de un hombre sin darse cuenta que la realidad política ha cambiado radicalmente. A eso se deben los dichos de Alejandro Moreno al decir que “La gente extraña la manera gobernar del PRI”, o los ataques constantes de los panistas al presidente de la república en lugar de tratar de ganarse la voluntad popular de los votantes, fuente de todo poder (artículo 39 constitucional), para volver a gobernar.

 

Es de no creerse el extravío que tiene y mantiene la oposición al no darse plena cuenta que el gobierno de un solo hombre ha terminado y que debe volverse democrática; si los partidos Acción Nacional y Revolucionario Institucional no se vuelven democráticos muy difícilmente van a volver a gobernar a nivel federal. En el caso del PRI, todo apunta que, va a desaparecer pues tenía como fin único ser el partido único de Estado que nutriera al régimen político de gobernantes y servidores públicos; ese fin se ha terminado, por lo tanto, no tiene fin, sentido la existencia de este partido.

 

El propio Andrés Manuel López Obrador, sabe y lo ha externado que sin el apoyo popular no podría gobernar, mucho menos llevar a cabo la llamada “Cuarta Transformación”. Por el momento, tiene el apoyo de los ciudadanos en tal medida que puede seguir en el gobierno e imponiendo las reformas que cree pertinentes. Ahora bien, esto ha sido posible en virtud de haber sido la sociedad mexicana la que se liberó del Presidencialismo, por múltiples factores y eso derivó en el fin del Estado moderno en México.  En efecto, antes que una derrota legal y política, la derrota del régimen fue una derrota moral llevada a cabo por la sociedad civil.

 

Imaginen que el panismo tiene como símbolo el hipismo encarnado en Gustavo Madero, quien a pesar de su apariencia actual no logra desprenderse de su pensamiento infantil, inmaduro y esto es evidente en su comportamiento público y privado. Se quedó atrapado en su adolescencia de hippie burgués con su correspondiente vacío y extraviado.    Si se analiza a Marko Cortés se llega la misma conclusión de vacío, de extravío en lo político y lo demás.

 

El priismo tiene como símbolo a Alejandro Moreno, que percibe la realidad de manera distorsionada y piensa torcidamente que el pueblo de México añora el sometimiento cuando el Neoliberalismo tiene necesidad de seres humanos libres al grado de la híper individualización que excluye por supuesto, el totalitarismo político. Cada ser humano debe ser autosuficiente para alcanzar lo mínimo necesario para la vida y, en su caso para su desarrollo. Ya el gobierno no puede dictar la forma de ser del pueblo pues se ha terminado el Estado cerrado a un Estado abierto, la sociedad cerrada ya no tiene sentido en la actualidad. Todo esto hace inviable el Presidencialismo cerrado, la sociedad cerrada, el totalitarismo como forma de vida.

 

Todos los partidos políticos deben entender y actuar en consecuencia en el marco de las libertades, de la democracia, la legalidad, la legitimidad, el respeto a los derechos humanos y todo lo que va aparejado a todo lo anterior. Sin estos presupuestos es segura la derrota de cualquier actor político en lo individual o en conjunto. Se han construidos los lineamientos para la formación del nuevo Estado mexicano y esto no va a cambiar a menos que pasen hechos y actos extraordinarios que modifiquen la realidad actual.

 

En resumen, el nuevo Estado mexicano no puede ya funcionar si no es con la participación del pueblo y en concreto de los ciudadanos; esto, para bien o para mal. Si la híper individualización es la base de la actual sociedad no es de extrañar que los ciudadanos de manera individual participen en la política, hagan política y se unan en grupos, asociaciones políticas para tratar de incidir en lo público. Este es el derrotero que ha tomado el Estado mexicano y no otro y esto es lo que deben entender y atender los políticos de oposición.


jueves, 2 de julio de 2020

NUEVO ESTADO. DOS AÑOS DEL TRIUNFO DEL PUEBLO


NUEVO ESTADO. DOS AÑOS DEL TRIUNFO DEL PUEBLO 

 

Este uno de julio de este 2020, se cumplieron dos años del triunfo del pueblo mexicano por terminar el régimen Presidencial priista que el Partido Acción Nacional adoptó para su corrupción a las mil maravillas. Todo estaba ya sin más salida que, el cambio radical. Ahora bien, no le resto importancia al trabajo de muchos luchadores sociales, guerrilla, intelectuales y políticos que hicieron posible el triunfo de Andrés Manuel López Obrador. El propio, ahora primer mandatario, realizó mucho trabajo político, pero MORENA no estaba preparado para ganar por sí mismo el trabajo para que sus candidatos ganaran. En efecto, básicamente fue el cambio de pensamiento, forma de ver la realidad y de actuar del pueblo mexicano en su conjunto. Por ello, no importa lo que diga la oposición; una buena parte de los mexicanos tiene claro que no se puede volver al régimen pasado que era totalitarista, represor, ilegal, ilegitimo y cerrado.

 

En el Nuevo Estado los hechos y los actos tanto del gobierno como del pueblo deben ser abiertos, legales, legítimos y con todos los elementos que hagan posible el inicio de una nueva forma de organización del Estado mexicano. Se deben reformar los órganos del Estado a fondo, las instituciones o en su caso eliminarlas y crear nuevas instituciones que vayan acordes a con una nueva forma estatal. No hay que temer en desaparecer instituciones que no funcionen pues respondían a la realidad del viejo régimen. Hay que asegurarse de que el Nuevo Estado funcione bien.

 

El funcionamiento del Estado debe pasar necesariamente por todos pues es inapropiado que se culpe exclusivamente al presidente como si fuera el único actor público cuando están los legisladores federales y locales, los gobernadores, los presidentes municipales, los políticos de todos los partidos, todos los funcionarios federales, estatales y municipales que deben hacer su trabajo sin excusa ni pretexto.

 

Por el otro lado, están los empresarios que deben comprometerse a trabajar ya sin corrupción y esta la sociedad civil que lleva la delantera tanto al gobierno como a los empresarios en lo moral y en la legalidad. Esto claro, no se da de forma ideal pues existen y existirán malos ciudadanos, pero es de no creerse que, ante la pandemia del Covid-19, la falta de trabajo y el escaso dinero no haya habido saqueos; esto habla bien del pueblo. Es hora de aportar al Estado y no que el Estado aporte a unos cuantos para volverlos ricos.

 

La oposición dice que ha dos años del triunfo del pueblo no hay por qué festejar. A mí me parece que el solo hecho de terminar con el régimen presidencial que tuvo vigencia por 89 años, es suficiente para seguir festejando. Que el pueblo mexicano no se haya volcado a las calles para cometer ilícitos como robos y saqueos, es suficiente para estar orgullosos. Que los corruptos ya no puedan seguir viviendo del erario de manera ilegal, es suficiente para estar felices. Que el PRI y otros partidos vayan a desparecer es motivo suficiente para hacer fiesta. Que se esté enfrentando todas las crisis y el Estado mexicano salga fortalecido moralmente es suficiente para festejar.

 

Falta mucho por trabajar y corregir, pero van escasos dos años del triunfo del pueblo sobre el viejo régimen y la derrota de los antidemocráticos Partido Revolucionario Institucional y Partido Acción Nacional más sus cómplices.

 

Es la primera vez en la historia de México que el pueblo es lo suficientemente fuerte para quitarse las cadenas de sus opresores y no cae en manos de otros dictadores, eso es lo más importante y el motivo principal para festejar. Claro a la oposición que vivía del erario como si fueran la nobleza mexicana no les gusta ni tantito esta nueva realidad; estaban tan acostumbrados a enriquecerse a sus anchas con toda la corrupción e impunidad posible. La oposición puede no festejar, pero el pueblo soberano tiene el derecho inherente para festejar, poner y quitar gobiernos.


miércoles, 1 de julio de 2020

2018-2020: EL CAMBIO TOTAL EN LA POLÍTICA MEXICANA


2018-2020: EL CAMBIO TOTAL EN LA POLÍTICA MEXICANA

 

Han pasado dos años desde el triunfo electoral de Andrés Manuel López Obrador y la mayoría de analistas políticos, nacionales e internacionales, siguen pensando que AMLO, forjó el solo su triunfo; en consecuencia, lo critican todos los días y a todas horas sin descanso. Esas críticas no tienen base alguna razonable ni se basan en la realidad sino en creaciones mentales distorsionadas que lo único que logran es mostrar y demostrar sus retorcidas personalidades. Es lamentable que los políticos derrotados no logren calmarse para que serenamente analicen sus enormes errores políticos e incluso personales. No advirtieron el sentir y la conciencia del pueblo mexicano porque nunca les ha importado. Se imaginan que existen clases sociales que deben mandar incluso por designio divino y clases sociales que se deben someter a este pensamiento. Que lejos están de por lo menos entrever la realidad.

 

Es increíble que en durante 34 años los presidentes emanados del Partido Revolucionario Institucional y del Partido Acción Nacional, hayan impuesto por todos los medios el Neoliberalismo y que siguieran pensando que no iba haber efectos en todos los ámbitos de la vida (economía, política, arte, valores morales, etc.) y que impunemente iban a seguir gobernando con el binomio: corrupción e impunidad. Pero se reunieron todos los elementos sociales, políticos, económicos etc., nacionales y extranjeros y acabaron con el viejo régimen. Ingenuamente siguen creyendo que el pasado puede volver cuando todo empuja velozmente hacia nuevos derroteros.

 

El cambio de régimen tuvo su fin antes de las elecciones. El pueblo, en general, y los electores en particular ya habían fraguado el fin del Presidencialismo desde antes. Las elecciones fueron la ratificación legal de lo que moralmente ya se había decidido. Esa renovación moral que tanto pregonaron los presidentes priístas en especial Miguel de la Madrid Hurtado. Fue inútil, por haber sido una simulación, el tratar de hacer una renovación moral desde el poder político; esa renovación moral provino del pueblo y se manifestó en las elecciones presidenciales del 2018 y eso es lo que la ahora oposición no acepta tercamente. Como se dice, en el pecado llevan la penitencia.

 

Esa renovación moral se manifiesta incluso en la vida privada. En estos momentos tan álgidos, certeza de la pobreza material y económica el pueblo no se ha volcado a realizar saqueos de ninguna especie. Ahora bien, que sigue la delincuencia en niveles ya conocidos por todos, no se puede ocultar ni callar, pero ese es otro tema. En efecto, el pueblo llano ha dado muestras y demostrado estar a la altura de las circunstancias. Por decirlo en términos de Federico Nietzsche hubo “Una transvaloración de todos los valores”. Los valores o mejor dicho los antivalores que rigieron durante el Presidencialismo fueron abandonados y se adoptaron verdaderos valores (que se pueden perder si no se cuidan), que convirtieron al Estado mexicano en democrático, legal, legítimo y demás elementos que concomitantes y participativos. No quieren que las instituciones del viejo régimen desaparezcan, no hay tal, deben desaparecer. No se puede avanzar con ellas hacia la madurez de la democracia.

 

El pueblo mexicano ha salido bien parado pues bastaría con su comportamiento moral para ser digno de admirarlo. A dos años del triunfo del pueblo este no puede descansar en sus fines democráticos. La destrucción del viejo régimen Presidencial debe ser total y la tarea de construcción de un nuevo Estado es de muchos sacrificios físicos y mentales que durara mucho tiempo.

 

En el Presidencialismo mandaba un solo hombre durante un sexenio; hoy, debe mandar el pueblo soberano tal y como lo preceptúa el artículo 39 de nuestra Carta Magna y que precisamente habían olvidado tanto el PRI como el PAN al sentir que el pueblo era una masa desarticulada que tenía la necesidad de ser gobernada pues por si misma nunca podía tener un solo fin. Este es el viejo pensamiento de Porfirio Díaz “Soy dictador por su bien”.  Tanto los priístas como los panistas creyeron que podían seguir gobernando como verdaderos soberanos y despreciar al pueblo mexicano. Craso error.

 

El triunfo político no fue la creación de un solo hombre como se piensa de común ni fue exclusivamente interno pues fue el resultado evolutivo del pueblo mexicano en términos políticos y el auge del Neoliberalismo permitió la liberación del pueblo mexicano de sus ataduras mentales al viejo sistema político. Por ello, la oposición no logra reponerse de su historia derrota y mucho me temo que, el PRI desaparecerá gradualmente y el PAN le llevará mucho tiempo reponerse. En estos tiempos tan agitados y veloces otros partidos también desparecerán por pura necesidad de la actualidad.

 

Amanece. El alba se anuncia con toda su fuerza pero el día aún no inicia su marcha. Muchos mexicanos aun duermen mientras otros han iniciado ya sus actividades en espera de la luz del sol y que de sorpresas nos depara el día y yo espero a que caiga la tarde para abrir las alas para, de una sola mirada abarcar todos los hechos y actos importantes hasta donde sea posible para meditar, atrapar lo esencial y vaciarlo en la blancura de las hojas virtuales. Amanece.


martes, 30 de junio de 2020

PUEBLO Y GOBIERNO EN MÉXICO EN LA CUARTA TRANSFORMACIÓN


PUEBLO Y GOBIERNO EN MÉXICO  EN LA CUARTA TRANSFORMACIÓN 

 

En México, las condiciones sociales-políticas-económicas-culturales y de todo tipo han cambiado radicalmente; esto es el resultado de todo un proceso que ha durado por lo menos 50 años. Si bien, por un lado, la economía ha sido la punta de lanza que dirige al Estado mexicano esta misma economía ha desencadenado las fuerzas sociales al punto de liberarlas del Estado y con esto contribuyo a dar al traste con el sistema político totalitarista priísta.

 

El Estado mexicano estaba organizado por un partido único de Estado que manda, tres grandes sectores: obrero, campesino y popular en donde estaba la gran mayoría del pueblo que obedece y toda una gran armadura que inicia con el Derecho en todos sus ámbitos para hacer legal todo lo público y privado, aunque fuera injusto; seguían centrales obreras, campesinas y populares para el control social; había toda clase de líderes que se iniciaba con el presidente de la república hasta el más modesto jefe de cuadra (control territorial), o caciques rurales y toda una pléyade de formas de control. Todo el Estado mexicano dirigido por una sola voluntad, la del presidente en turno. Por ello, a este periodo se le llama Presidencialismo. El pueblo es un mero comparsa del partido único de Estado y principalmente del presidente. Era el gobierno de un solo hombre, nunca una mujer. No es casualidad que el machismo sea el sello distintivo de sistema político como tampoco es al azar que en este lapso tempo-espacial se haya desarrollado el feminismo como respuesta al machismo.

 

El colapso definitivo del Presidencialismo tuvo muchos factores y el resultado fue la liberación de los mexicanos del Estado mexicano y sin este factor ya no tiene sentido el Presidencialismo y el partido único de Estado. Hacía falta que el viejo sistema político desapareciera y se creara uno nuevo y esto tampoco es una ocurrencia ni es el resultado del azar sino el resultado necesario de una nueva etapa del Estado mexicano. Esto se quiera o no.

 

Con el régimen Presidencial, todo dependía de la voluntad del presidente en turno, ya fuera la vida pública o privada en diversos grados. En el gobierno de uno el resto obedece. No había libertad, legalidad, valores morales ajenos al sistema oficial ni conciencia popular. Se crearon programas asistenciales para mantener la lealtad del pueblo para con el gobierno y el palo y el garrote para los disidentes. Los ciudadanos dependían casi absolutamente del Estado. En este contexto, no se podía desarrollar el Neoliberalismo. Para que florezca el libre mercado hace falta mano libre y consumidores. Pero si los mexicanos dependían del Estado, pues este les proveía de lo básico para vivir no había necesidad de consumir. Además, existía la tradición de la producción artesanal. En la provincia, era normal que las familias tuvieran una vida sustentable casi autónoma al producir sus propios productos de consumo personal de forma familiar. En cada casa era obligado tener una parcela para sembrar maíz, frijol, cebollas, habas, calabazas y todo lo necesario en este rubro.

 

Por si esto fuera poco, las familias tenían cerdos, vacas, chivos, borregos, gallinas y toda una gama de animales para poder valerse de los mismos sin necesidad de consumir enlatados ni bebidas azucaradas. La alimentación era de lo mejor posible. En esta época a pesar de haber enfermedades no eran relevantes la diabetes, la hipertensión, el sobrepeso y todas esas enfermedades que ahora aquejan al pueblo mexicano y para ello, fue necesario transformar el pensamiento del pueblo mexicano. Esto fue posible desde el oficialismo que inicio las privatizaciones con el gobierno de Miguel de la Madrid Hurtado y terminó con enrique Peña Nieto.

 

Durante este periodo se fue quitando al pueblo mexicano de los derechos inherentes al Estado de Bienestar para pasar al Estado Neoliberal. En el primero había derechos para todos y cada uno de los tres grandes sectores: obrero, campesino y popular. Si bien no se logró la abundancia o el cumplimiento del bienestar prometido si se crearon derechos como la vivienda (Infonavit), salud (IMSS), educación (SEP), y toda una larga lista de derechos e instituciones que procuraban más o menos cumplir con hacerlos realidad, por lo menos a una buena parte de cada sector; con lo cual se lograba estabilidad social o control social.


Para que el Neoliberalismo triunfara en México era menester que se liberara al pueblo de mexicano del Estado mexicano y concretamente del gobierno.  Esto se logró privatizando todas las empresas estatales con lo cual el poder económico se trasladaba a la iniciativa privada mexicana y extranjera (surgimiento de grandes nuevos ricos). A esto le iba aparejado la reforma de todos los rubros del derecho en los tres grandes sectores: obrero, campesino y popular. Sin empresas y sin trabajadores el Estado enflaco a su mínima expresión, se debilito y esto permitió que las trasnacionales lo pudieran manipular a placer.

 

Después de las reformas estructurales de Enrique Peña Nieto en conjunción con el Partido Acción Nacional y el Partido de la Revolución Democrática, principalmente, se dejó en libertad económica, política, social, artística a los mexicanos de manera definitiva. Había muerto el Presidencialismo y se iniciaba la democracia pues ahora los ciudadanos podían decidir sobre todos los rubros de la vida pública y privada. Lo demás es historia.

 

Ahora bien, al quitarle los derechos alcanzados en el Estado de Bienestar a los mexicanos se les dejó desnudos, en zozobra y tuvieron que pasar de la pasividad o semi-pasividad a la vida dinámica pues ahora; tenían que conseguir todo lo básico para sus vidas con exclusivamente sus fuerzas acicateados por la necesidad real. Mano libre para producir y esa misma mano de obra para consumir sin la esperanza de que el Estado a través de su gobierno ayude a los ciudadanos productivos. Pocos programas sociales para mantener a los ciudadanos activos. El Neoliberalismo había triunfado sin importar el tipo de gobierno. Claro esto no es en definitivo.

 

En este contexto, se hace la política y la oposición parece ignorar que ya no debe atacar al presidente de la república pues in que se minimice su importancia, el pueblo a través de los ciudadanos ha descubierto, logrado o se ha topado con que tiene derechos y los puede hacer valer. Esto fue lo que sucedió en las elecciones del 2018, como resultado de imponer el Neoliberalismo; es decir, los propios   priístas, panistas, perredistas, del Partido Verde y Movimiento Ciudadano mataron el régimen Presidencial del cual tanto dependían. Al nuevo régimen le compete enterrar al viejo régimen y lo hará. Esto no quiere decir que, el Estado mexicano se vaya, por este solo hecho, con la abundancia y se entre en Jauja; esto debe ser el resultado (si es que se logra), de mucho trabajo, sacrificio y tiempo; mucho tiempo.

 

Finalmente, el gobierno de uno se ha terminado y el pueblo ha entrado en la escena política (y qué entrada), y es de esperarse que siga así mientras no cambie el régimen dinámico. Por lo tanto, es inútil que la oposición dirija exclusivamente sus ataques al presidente en turno cuando el poder electoral, es decir, político, se ha depositado en el pueblo. Es al pueblo al que deben conquistar políticamente y no tratar de destituir al presidente en turno, quien por lo demás tiene (por el momento), el apoyo popular. No entiende la oposición que únicamente podrá acceder a sus pretensiones de poder público si tiene al pueblo de su lado y por el momento, tan alocados como están no hacen otra cosa que servir de bufones y diversión del pueblo. Esto va para largo.


lunes, 29 de junio de 2020

EL PARTIDO ACCIÓN NACIONAL COMO FACTOR DE TRIUNFO DE MORENA


EL PARTIDO ACCIÓN NACIONAL COMO FACTOR DE TRIUNFO DE MORENA 

 

Los seres humanos somos proclives a no aceptar las consecuencias negativas de nuestros actos y, hechos; negamos y rara vez aceptamos dichas consecuencias. Esto ha pasado a los panistas y todos los derrotados en las anteriores elecciones de 2018. Sin embargo, los conservadores son tan responsables del triunfo de Andrés Manuel López Obrador como de todos los candidatos del Movimiento de Regeneración Nacional. Esto parece una mentira, pero no lo es pues bien puede demostrarse.

 

Para lograr entender los actos y hechos en las elecciones de 2018, se deben analizar todos y cada uno de los factores que hayan tenido incidencia en las mismas. En el caso presente los efectos de la política conservadora. Dos sexenios gobernaron. Tienen diversas gubernaturas, municipalidades, diputados y senadores en la actualidad. Bien, todas las actuaciones y hechos tantos jurídicos como políticos. Toda la suma de sus actos y hechos jurídicos como políticos pueden crear para un partido y sus integrantes un crédito o un descrédito y en el caso del panismo crearon un descrédito los 12 años de gobierno federal, gobiernos estatales y municipales. A esto se le debe sumar el resultado de las actuaciones y hechos jurídicos y políticos que hayan creado sus senadores, diputados, dirigentes y militancia en general. Todo esto no ha sumado para bien sino para mal.

 

Los panistas calcularon mal y tal vez no tenían más opción momentánea que aliarse con el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD), fundamentalmente; esto fue percibido por la población en general y los votantes en particular como no favorable para la administración del Estado mexicano. Después de una larga experiencia de probar con la alternancia con la primera gubernatura perdida por el PRI, Baja California Norte con Ernesto Ruffo en 1989, pasando por la pérdida de mayoría absoluta en la Cámara de Diputados hasta la alternancia en el poder político en el gobierno federal, el pueblo de México decidió retirarle la mermada confianza al PAN.

 

Los actos y hechos de los panistas les crearon un descrédito y es paradójico que entre más trataban de obtener el poder político los resultados se les escapaban de las manos y los resultados en 2018, iban a tomar a todos por sorpresa. El panismo se disolvió quedando muy maltrecho; incluso diversos actores políticos del PAN se sumaron a Morena. Es cierto que, los conservadores que se quedaron con el PAN, contribuyeron involuntariamente al triunfo de AMLO pero toda la suma de la enorme corrupción, el desprecio por los pobres (votantes), sus dogmas religiosos queriéndolos imponer como política, sus excesos, sus desaciertos y su lejanía con los votantes los llevaron a obtener resultados magros. Por todo ello, los panistas no tienen derecho a quejarse del triunfo de Morena pues son directa aunque involuntariamente responsables.

 

Ahora bien, en política no todo se gana ni se pierde todo. Los panistas deberían cambiar sus dogmas como forma de política y actualizarse en las nuevas circunstancias de la vida pues, por momentos parecen pensar y como en vivir en la Edad Media. Además, los conservadores deben, si es que quieren, un poco de crédito, detener su corrupción, su simulación democrática y todo lo malo que les impide tener veracidad en la vida política. No se puede explicar la abrumadora votación a favor de MORENA sin la contribución de los conservadores. Lo demás es mera irracionalidad.


miércoles, 24 de junio de 2020

EL PRESIDENCIALISMO COMO IDEA POLÍTICA (SUFRAGIO EFECTIVO, NO REELECCIÓN)


EL PRESIDENCIALISMO COMO IDEA POLÍTICA (SUFRAGIO EFECTIVO, NO REELECCIÓN)

 

El Presidencialismo mexicano fue un totalitarismo sin par con apariencias de democracia, legalidad, legitimidad y todo lo que esto conlleva pero fue todo lo contrario. Tuvo como fin el control total del Estado mexicano y lo logró por décadas. La base de este régimen político fue tener el poder político absoluto y depositarlo en un solo individuo; a saber el titular del órgano ejecutivo federal (que no poder ejecutivo lo que es un error mayúsculo y que ya lo he explicado ampliamente), que tenía entre sus facultades meta constitucionales de designar a su sucesor. Por seis años el presidente de la república era el todo poderoso al grado de asegurar que al preguntar la hora sus subalternos le respondían “las que usted quiera señor presidente”. Esto aseguraba la continuidad del partido único de Estado en el poder político. Pero esto se acabó.

 

Ahora bien, a pesar de haberse acabado el Presidencialismo y esto no significa que el actual presidente tenga un enorme poder pero esto es anormal, extraordinario como tiene que ser en este tipo de cambio político. De otra manera no habría como lograr el objetivo. Sin embargo, el poder que detenta el actual primer mandatario (el que obedece al pueblo mandante), es por voluntad popular de los ciudadanos; durante el Presidencialismo, el poder era transmitido de presidente al candidato oficial que tenía la seguridad de ser el siguiente presidente. Simplemente no había democracia, los ciudadanos no contaban sino como meros comparsas del totalitarismo y a la postre de los fraudes electorales. En efecto, hay diferencias abismales entre esta incipiente democracia y el viejo régimen. Esto es fundamental porque todos los analistas, periodistas de renombre se han ido con las apariencias y sostienen que, Andrés Manuel López Obrador, está intentando convertirse en dictador. Lo que es totalmente falso pues, fundamentalmente fueron los votantes los que dieron el triunfo a Andrés Manuel y eso es democracia.

 

En el régimen Presidencial el poder se transmitía entre la cúpula del poder y concretamente entre el presidente y el siguiente candidato sin que este último interviniera activamente. En el viejo sistema político existía la idea y la práctica del gobierno de un solo hombre. Ahora son los ciudadanos los que han ocupado el escenario político. Se han invertido los papeles. En cuanto pase este sexenio los votantes y, el pueblo en general harán un análisis de la gestión del presidente y, partido y se verá la acción política del pueblo al juzgar toda la administración.

 

La gran tarea del pueblo mexicano es olvidarse de la idea del gobierno de un solo hombre y ya no abandonar la práctica democrática. Ahora el binomio idea presidencial y práctica política están separados y así deben seguir pues si ese binomio regresa en los términos del pasado volveremos al Presidencialismo. Hoy sigue existiendo la idea del Presidencialismo pero ya independiente de la realidad. Y, es allí donde la gran mayoría de analistas políticos y periodistas terminan extraviados al seguir pregonando que regresa el Presidencialismo. Esto por ignorancia y perversidad.

 

En este mismo contexto, los grandes analistas políticos, políticos y periodistas no han reparado que el anhelo de democracia, a pesar de ser impracticable no murió sino que fue cuidada por diversos grupos, personas y partidos. El lema “Sufragio efectivo, no reelección”, contiene ese anhelo. Que los votos de los ciudadanos sean efectivos en las elecciones y que no haya reelección; es decir, un dictador al estilo de Porfirio Díaz por nombra a uno solo. Los votos ciudadanos durante mucho tiempo no tuvieron efectividad democrática, legal y legítima pues todo era una simulación bien montada. Pero la reelección de un solo presidente no se ha dado a pesar de la gran tentación que han tenido personajes como Carlos Salinas de Gortari o, a través de sus esposas como con Vicente Fox o Felipe Calderón y eso se debe bien ponderar.

 

Si se mira bien la elección del 2018, fueron las primeras elecciones en las que el pueblo soberano de México impone su voluntad general, votando por sus candidatos preferidos, el partido que les pareciera el mejor o no votando; es decir, se ha cumplido por vez primera la primera parte del lema; que los votos ciudadanos fueran efectivos y falta que se cumpla la segunda parte que no haya reelección y eso se cumplirá pues el pueblo mexicano no permitirá una reelección.

 

Los grandes analistas, políticos y periodistas pueden seguir vociferando que vamos al comunismo, al socialismo o hacia una dictadura; el pueblo maduro debe seguir en plena posesión de la efectividad de los votos en cada elección y no permitir reelección alguna y con eso mostrará que ha dejado la minoridad política. El pueblo no debe dejarse de influir sino ser lo que está escrito en el artículo 39 constitucional, que es el soberano y debe cambiar “La división de poderes”, pues los tres órganos de gobierno federales y por ende el resto no pueden ser soberanos. El pueblo es quien les da facultades, atribuciones o funciones para hacer uso de la soberanía pero no por si ni para sí.

 

Desde el presidente de la república hasta el más modesto de los presidentes de las Juntas Auxiliares son mandatarios; es decir que reciben órdenes de la voluntad general del pueblo por acción u omisión. En este sentido es el pueblo soberano el mandante, el que ordena y manda a sus empleados y no al revés como con el viejo Presidencialismo. Al terminar la actual administración gane quien gane, si se observa de inicio el lema “Sufragio efectivo, no reelección”, se podrá celebrar la madurez política del pueblo mexicano. Para ello se debe borrar del pueblo la idea del Presidencialismo para avanzar en la democracia.


martes, 23 de junio de 2020

LA HORA CERO DEL RÉGIMEN DEL PARTIDO REVOLUCIONARIO INSTITUCIONAL


LA HORA CERO DEL RÉGIMEN DEL PARTIDO REVOLUCIONARIO INSTITUCIONAL

 

Los intelectuales se dan de topes para tratar de saber cómo cayó el régimen Presidencial y no están lejos de comprenderlo. Si se les dijera que el propio partido único de Estado, el PRI, fue el propio actor principal de su destrucción seguramente se volverían más histéricos de lo que están pues no es creíble. Con todo, es la verdad. Fue un suicidio inducido y nunca se dieron cuenta los priístas de ello. En realidad, los políticos son victimas de su propia ceguera y corrupción. Trataré de contar esta historia con brevedad.

 

Todo se inició en 1984, cuando el sistema financiero colapsó y el gobierno mexicano, encabezado por Miguel de la Madrid Hurtado, nacionalizó la banca mexicana, misma que después se privatizó a precios bajos. Esto en detrimento de las arcas del Estado. En este momento el Estado mexicano era cerrado, no admitía que se supiera n las noticias verdaderas; se construía la verdad por medio de la Secretaria de Gobernación que era el Santo Oficio que decía que noticias se daban y como se daban en ratio, prensa y televisión, aunque había sus excepciones. En esa época el PRI todavía era el partido único de Estado y tenía sus tres grandes sectores: el obrero, el campesino y el popular como medios de control social. La política social derramaba millones de pesos sobres estos tres grandes sectores que dependían del gobierno. PRI y Estado eran una y única cosa. Todo estaba controlado; la mayoría del pueblo mexicano era priísta, pero en ese año se inició el descontrol sin que hubiera síntomas de ello. Esto pasó desapercibido.

 

No bien había pasado esto en la economía cuando en 1988, salieron del PRI Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo y muchos otros personajes de vital importancia. Sin que lo supieran ni los propios actores políticos se estaba gestando la caída del régimen totalitarista. Tenía sus años contados.  Pasarían 34 años para que, en 2018, se viera con toda claridad el resultado de este proceso.

 

En 1988, se conformó, el Frente Democrático Nacional, con diversos partidos de izquierda y postularon a Cuauhtémoc Cárdenas como candidato. Las elecciones presidenciales de 1988, no fueron ni de lejos claras sino todo lo contrario. Perdió Cárdenas. Eso es historia. Y, que historia. Eso dejo secuelas políticas negativas para el PRI, que, sin embargo, no se veían; tanto por la ceguera de los políticos como por la falta de síntomas claros de ello. Pero el régimen perdía crédito de manera gradual.

 

Pero he dicho una y, otra vez que los actos y, hechos extranjeros y de organismos como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y los poderosos Estados capitalistas son incluso más importantes que lo que pasa aquí, en México. Estos actores ordenaron o presionaron para que, se privatizara todo lo público; es decir, debilitaron al Estado mexicano, para que los gobernados se volvieran consumidores, tantos derechos y un Estado cerrado impedían que triunfara el Neoliberalismo en México; eso debería acabar.

 

El Capitalismo liberó a los siervos de los señores feudales y así terminó LA Edad Media, si en occidente el Dios cristiano había regido la vida; en la época de la economía el dinero, la producción y el consumismo iban a regir la vida en todos sus ámbitos; el Dios es la economía; se pasó de la teología a la economía como rectora de la vida. El Papa, en la actualidad es un símbolo decadente y la economía el símbolo de la actualidad.

 

En la Edad Media no había propiamente una consciencia del ser como individuo se pertenecía a un grupo como los panaderos, los herreros, campesinos, albañiles y que eran cerrados pues el conocimiento se transmitía a su propio grupo y aunque físicamente eran individuos mentalmente se pensaba como grupo.

 

El Capitalismo liberó a los siervos de los señores feudales para poder explotarlos libremente; de eso, se dio plena cuenta Marx y muchos otros y dieron la solución teórica pero que en la realidad no se pudo lograr y esto, malamente decantó en la dictadura de los partidos de izquierda como en la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas), y esto, con su caída, dejó el camino libre al Neoliberalismo.

 

En México, el Neoliberalismo, no habría tenido éxito con la política totalitarista del PRI; claro, eso el FMI, no se lo dijo al PRI; cuando le ordenó privatizar y mientras más privatizaba el PRI, más perdía poder político pues mandaba a sus electores a la iniciativa privada (los liberaba), con el surgimiento de más partidos se le complicaba el escenario político. En ese mismo contexto, el PRI, perdía la rectoría del Estado pues la misma se fue trasladándose a las trasnacionales.

 

El Santo Oficio, la Secretaria de Gobernación quedó, obsoleta con el triunfo de las Redes Sociales, que pronto fue una herramienta de comunicación y de organización a la par de poner en evidencia la enorme e imparable corrupción del gobierno. Lo exterior y lo interno estaban en una sinergia que harían caer lo que se creía imposible: el fin del Presidencialismo.

 

Para el 2000, el PRI perdía el gobierno federal y las gubernaturas de varios estados y municipios. 12 años duró el priismo panista. En el 2012, el PRI volvió a ganar el pode federal, pero cometió el craso error, la victoria pírrica de privatizar todo lo que hacía falta y eso fue el tiro final directo al corazón del régimen. No iba haber un más allá de eso.

 

Esas reformas tenían como fin en liberar a los mexicanos de la dependencia que, con el PRI, tenían del Estado. Había muchos derechos para los campesinos que, vivían con la seguridad de que su ejido era inembargable y le daba para vivir; los obreros podían, en caso de ser despedidos injustamente, demandar y lograr que se les indemnizara conforme a la ley. La educación era medianamente gratuita, lo mismo la seguridad, pero todo eso se terminó. El fin era dejar a los mexicanos libres de la dependencia del Estado, desnudos de todos derechos y se volvieran neoliberales y esto se consiguió. Los mexicanos entraron a este régimen, pero también tomaron conciencia y se despojaron del antiguo régimen Presidencial para nunca volver.

 

E nuevo régimen puede ser virtuoso o ser un fiasco, pero al pasado priista o panista nunca se volverá. No hay que engañarse. Es una lucha perdida de antemano. Lo que hoy exigen las circunstancias es que, los individuos se salven por sí mismos. El gobierno actual ha dado tan poco que confirma lo aquí dicho. No más un Estado paternalista. Por más que se quiera, la 4T, no va a salvar al pueblo, este se debe salvar así mismo. Esto no es malo por sí mismo. Si se mira bien se debe actuar en consecuencia y montarse en los rieles de la vida para poder sobrevivir a esta realidad. Esto no es fácil ni se entiende y menos se acepta.  

 

Dice Miguel Barbosa que ha dado 300 despensas, mismas que no alcanzan para escasos 15 días; el gobierno federal va en la misma línea; los gobiernos municipales llevan la misma línea. No quedan más que las acciones individuales. Y, en efecto, los más fuertes pasarán esta dura prueba. El árbol de la vida ha sido sacudido y seguirá siendo sacudido sin ninguna delicadeza, por desgracia.

 

Una mala o buena noticia se saca de todo esto. La marcha es larga y no hay ninguna cosa que se pueda hacer para implantar el pasado como forma de vida; no va bien sino muy mal. Incluso la 4T, puede terminar como las tres anteriores, pero eso no significa, de manera alguna, que tenga el pasado derecho alguno para instalarse como actualidad.

 

La única tarea es construir con toda la fuerza que se tiene y se puede construir un Estado fuerte. Como mexicanos no somos más pero tampoco menos que los demás pueblos y, en consecuencia, poder dar una que otra buena sorpresa.


domingo, 21 de junio de 2020

NUEVO ESTADO, NUEVOS ÓRGANOS, INSTITUCIONES Y DEPENDENCIAS


NUEVO ESTADO, NUEVOS ÓRGANOS, INSTITUCIONES Y DEPENDENCIAS

 

Los seres humanos somos dados a engañarnos ante la realidad y eso es lo que ha pasado con esto que se ha llamado como la Cuarta Transformación. Por un lado, el sentimiento y la consciencia que una buena parte de la sociedad mexicana tomó para cambiar este régimen tomó mucho tiempo; por lo menos cincuenta años. Por el otro, el régimen Presidencial, tuvo un fin, impedir la democracia, sostener a un solo partido único de Estado como hegemónico en el poder político con un totalitarismo sin precedentes y esto fue la clave que tuvo que descifrar el pueblo mexicano. Este régimen cumplió con su cometido y su razón de ser despareció y por ende eso tenía que desaparecer, tal y como sucedió. Un tercer elemento lo es la sociedad mexicana que cambio en definitiva a la par que las circunstancias nacionales e internacionales cambiaban.

 

Imaginen que la ciencia y la tecnología al avanzar cambian a los pueblos de diferentes maneras, pero de manera particular a los mexicanos al grado de no poder seguir con un sistema político cerrado, conservador, totalitarista, represor, ilegal, ilegitimo sin libertad y todos los derechos concomitantes a la democracia. Esto por sí mismo ya es suficiente para terminar con la estática estatal que se negaba a transformarse, a cambiar a pesar de que los gobiernos presidenciales trataron de hacerlo.

 

Si por esto fuera poco, el poder presidencial fue perdiendo la rectoría de la economía que pasó a las trasnacionales. El poder político se fue fragmentando al irse creando diversos partidos y el partido único de Estado se enfrentaba a otro problema; competir en diversos frentes cuando anteriormente no tenía esa preocupación ni ocupación. El Partido Revolucionario Institucional fue hecho para tener el poder absoluto y no tener competición; por lo cual, no estaba preparado para competir.

 

Ahora bien, el Neoliberalismo y los neoliberalistas tienen la necesidad de que, los seres humanos tengan la máxima libertad posible; es decir, que se vuelvan híper individualistas y sean ellos los que afronten, con los mínimos derechos, la vida y principalmente la económica. La libertad que tanto había negado el presidencialismo fue una necesidad, una consecuencia de la economía de libre mercado y, contra esto y ya no pudo más el Partido Revolucionario Institucional.

 

En estas circunstancias, los priistas y panistas se equivocan al querer volver al pasado; esto no va a pasar. Lo que debería hacer y esto es fundamental para ellos, es encarar la realidad y trabajar en serio para tener oportunidades futuras de alcanzar el poder político perdido. Con su actitud conservadora no hacen más que reforzar el actual gobierno. No han entendido que es lo que quiere el pueblo y lo que no quiere. La democracia burguesa es una condición lógica del libre mercado. Antes de la caída del Muro de Berlín con su consecuencia, la caída de la Unión de Repúblicas Socialistas impedía que se impusiera el libre mercado en México. Con estos hechos se dejó el campo libre para el triunfo del Neoliberalismo en buena parte del mundo y México no fue la excepción. Todas las condiciones estaban dadas para la caída del partido único de Estado y de su marco político.

 

En estas condiciones es impresionante que, los llamados intelectuales, analistas políticos y de toda clase no puedan darse cuenta que, por mucho que se opongan a este nuevo gobierno y, a esta Cuarta Transformación, no lograran más que afirmar y apuntalar este nuevo Estado; esto contra su voluntad. El pasado no volverá pues la maquinaria económica va en dirección contraria a sus deseos y arrastra todo lo demás, incluida la democracia y la política.

 

Si esto no va a cambiar es irracional que sigan sin cambios los órganos, instituciones y todas las dependencias que sirvieron al anterior régimen político-económico-social. Todo, a lo menos, se debe renovar, reformar o refundar; no es posible que se continúe con todo lo viejo ante una nueva realidad. En consecuencia, los alarmistas, los creadores de noticias falsas y la oposición natural no tienen razón en sus concepciones de la realidad ni en sus dichos contra esta realidad novísima.

 

Imaginen esta nueva era con todos los adelantos científicos y tecnológicos que nos permiten saber lo que pasa en todo el mundo a través de las redes y que se intente vivir como si estos fueran los años cincuenta del siglo pasado, imposible. Es cierto que, los ciudadanos estamos expuestos al escrutinio de los demás, pero no lo están menos los gobiernos y esto ya no va con el viejo pensamiento y comportamiento de un sistema político cerrado como el que imperó durante 108 años.

 

Lo que se debe hacer es, preparase, en consecuencia, de esta nueva realidad y dejarse de añorar el pasado ido y que no volverá. La vida, en general, si no se renueva cae en decadencia y eso es lo que, le pasó al pueblo mexicano que permaneció en la mediocridad durante décadas sin saber cómo pueblo su camino pues le era dictado desde el poder político.  En este pasado 2018, los ciudadanos dictaron sentencia definitiva contra el antiguo régimen sin permitir, hasta ahora, apelación alguna y creo que así seguirá.

 

Se creía que la soberanía nacional era una utopía, pero se dejó en claro todo lo contrario que esta es posible a pesar de todo. No hay sistema político que pueda soportar el cumulo de cambios y circunstancias ya narradas de manera breve, pero espero que, suficiente para entenderse la actualidad.

 

Este cambio no es de Andrés Manuel López Obrador ni únicamente de un partido sino de todos los actores políticos, sociales, económicos en particular y del pueblo mexicano en buena parte. Es cierto que el actual gobierno no tiene buen tacto en muchas ocasiones ni tiene contiene a la generación política que tuvo Benito Juárez. Esa generación política fue excepcional y cada uno de los personajes que la integraron fueron por si mismos singulares y con una preparación sin par. Hoy no tenemos a los mejores políticos, pero si tenemos un pueblo lo suficientemente consientes como para dar un golpe de timón y no permitir un nuevo régimen totalitarista y las condiciones no están dadas.

 

El lema y condición política derivado de la revolución mexicana de 1910, “Sufragio efectivo, no reelección”, ha sido de tal calidad que a pesar de haber permitido la supremacía de un partido (PRI), no ha permitido hasta ahora la reelección, aunque el sufragio no haya sido efectivo y esta, es la tarea pendiente del pueblo mexicano.