2018-2020: EL CAMBIO TOTAL EN LA POLÍTICA MEXICANA
Han
pasado dos años desde el triunfo electoral de Andrés Manuel López Obrador y la mayoría
de analistas políticos, nacionales e internacionales, siguen pensando que AMLO,
forjó el solo su triunfo; en consecuencia, lo critican todos los días y a todas
horas sin descanso. Esas críticas no tienen base alguna razonable ni se basan
en la realidad sino en creaciones mentales distorsionadas que lo único que
logran es mostrar y demostrar sus retorcidas personalidades. Es lamentable que
los políticos derrotados no logren calmarse para que serenamente analicen sus
enormes errores políticos e incluso personales. No advirtieron el sentir y la
conciencia del pueblo mexicano porque nunca les ha importado. Se imaginan que
existen clases sociales que deben mandar incluso por designio divino y clases
sociales que se deben someter a este pensamiento. Que lejos están de por lo
menos entrever la realidad.
Es
increíble que en durante 34 años los presidentes emanados del Partido
Revolucionario Institucional y del Partido Acción Nacional, hayan impuesto por
todos los medios el Neoliberalismo y que siguieran pensando que no iba haber
efectos en todos los ámbitos de la vida (economía, política, arte, valores
morales, etc.) y que impunemente iban a seguir gobernando con el binomio: corrupción
e impunidad. Pero se reunieron todos los elementos sociales, políticos, económicos
etc., nacionales y extranjeros y acabaron con el viejo régimen. Ingenuamente
siguen creyendo que el pasado puede volver cuando todo empuja velozmente hacia
nuevos derroteros.
El
cambio de régimen tuvo su fin antes de las elecciones. El pueblo, en general, y
los electores en particular ya habían fraguado el fin del Presidencialismo
desde antes. Las elecciones fueron la ratificación legal de lo que moralmente ya
se había decidido. Esa renovación moral que tanto pregonaron los presidentes
priístas en especial Miguel de la Madrid Hurtado. Fue inútil, por haber sido
una simulación, el tratar de hacer una renovación moral desde el poder político;
esa renovación moral provino del pueblo y se manifestó en las elecciones presidenciales
del 2018 y eso es lo que la ahora oposición no acepta tercamente. Como se dice,
en el pecado llevan la penitencia.
Esa
renovación moral se manifiesta incluso en la vida privada. En estos momentos
tan álgidos, certeza de la pobreza material y económica el pueblo no se ha
volcado a realizar saqueos de ninguna especie. Ahora bien, que sigue la
delincuencia en niveles ya conocidos por todos, no se puede ocultar ni callar,
pero ese es otro tema. En efecto, el pueblo llano ha dado muestras y demostrado
estar a la altura de las circunstancias. Por decirlo en términos de Federico
Nietzsche hubo “Una transvaloración de todos los valores”. Los valores o mejor
dicho los antivalores que rigieron durante el Presidencialismo fueron
abandonados y se adoptaron verdaderos valores (que se pueden perder si no se
cuidan), que convirtieron al Estado mexicano en democrático, legal, legítimo y demás
elementos que concomitantes y participativos. No quieren que las instituciones
del viejo régimen desaparezcan, no hay tal, deben desaparecer. No se puede
avanzar con ellas hacia la madurez de la democracia.
El
pueblo mexicano ha salido bien parado pues bastaría con su comportamiento moral
para ser digno de admirarlo. A dos años del triunfo del pueblo este no puede
descansar en sus fines democráticos. La destrucción del viejo régimen Presidencial
debe ser total y la tarea de construcción de un nuevo Estado es de muchos
sacrificios físicos y mentales que durara mucho tiempo.
En el Presidencialismo mandaba un solo hombre durante un sexenio; hoy, debe mandar el pueblo soberano tal y como lo preceptúa el artículo 39 de nuestra Carta Magna y que precisamente habían olvidado tanto el PRI como el PAN al sentir que el pueblo era una masa desarticulada que tenía la necesidad de ser gobernada pues por si misma nunca podía tener un solo fin. Este es el viejo pensamiento de Porfirio Díaz “Soy dictador por su bien”. Tanto los priístas como los panistas creyeron que podían seguir gobernando como verdaderos soberanos y despreciar al pueblo mexicano. Craso error.
El
triunfo político no fue la creación de un solo hombre como se piensa de común ni
fue exclusivamente interno pues fue el resultado evolutivo del pueblo mexicano
en términos políticos y el auge del Neoliberalismo permitió la liberación del
pueblo mexicano de sus ataduras mentales al viejo sistema político. Por ello,
la oposición no logra reponerse de su historia derrota y mucho me temo que, el
PRI desaparecerá gradualmente y el PAN le llevará mucho tiempo reponerse. En estos
tiempos tan agitados y veloces otros partidos también desparecerán por pura
necesidad de la actualidad.
Amanece.
El alba se anuncia con toda su fuerza pero el día aún no inicia su marcha.
Muchos mexicanos aun duermen mientras otros han iniciado ya sus actividades en espera
de la luz del sol y que de sorpresas nos depara el día y yo espero a que caiga
la tarde para abrir las alas para, de una sola mirada abarcar todos los hechos y
actos importantes hasta donde sea posible para meditar, atrapar lo esencial y
vaciarlo en la blancura de las hojas virtuales. Amanece.
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