viernes, 10 de julio de 2020

LA NUEVA POLÍTICA EN MÉXICO


LA NUEVA POLÍTICA EN MÉXICO

 

Los hábitos son la antesala de las costumbres y estas son tan fuertes que no es fácil abandonarlas; esto pasa en la política mexicana, casi noventa años de Presidencialismo han dejado a los políticos moldeados, acostumbrados al gobierno de un solo hombre. Los políticos mexicanos y en especial la oposición que a toda costa quiere regresar al Presidencialismo. No se da plena cuenta d-el cambio radical o no acepta esta nueva realidad. Ahora el pueblo ha tomado el papel principal en la política, en la vida pública y privada con un dinamismo que terminará por crear un nuevo Estado.

 

Los priistas sabían que su corrupción debería corregirse, pero el lado malvado les gano y trataron el tema, pero nunca hicieron algo positivo para corregirse sino todo lo contrario.  Miguel de la Madrid Hurtado (1982-1988), impulsó una “Renovación Moral”, del gobierno y de la sociedad, pero todo fue discurso pues el terremoto, el abandono de las clases pobres, la falta de democracia y el fraude electoral de 1988 fueron factores que impidieron moralizar al Estado mexicano. Esto claro unido a la seguridad de ser el Partido Revolucionario Institucional el partido hegemónico, aunque ya no el partido único de Estado.

 

Todos estos problemas fueron abandonados por los priistas, pero no por la entonces oposición que tomó la democracia, la legalidad, la legitimidad y la moralidad como banderas de lucha y que iban a terminar por permear en la sociedad civil que haría suyos estos temas hasta terminar por imponerlas de manera incipiente.

 

Al perder el poder político los priistas y panistas, principalmente, han tratado, erróneamente, de volver a la única forma de gobierno que conocen y están acostumbrados, el Presidencialismo totalitarista, el gobierno de un hombre sin darse cuenta que la realidad política ha cambiado radicalmente. A eso se deben los dichos de Alejandro Moreno al decir que “La gente extraña la manera gobernar del PRI”, o los ataques constantes de los panistas al presidente de la república en lugar de tratar de ganarse la voluntad popular de los votantes, fuente de todo poder (artículo 39 constitucional), para volver a gobernar.

 

Es de no creerse el extravío que tiene y mantiene la oposición al no darse plena cuenta que el gobierno de un solo hombre ha terminado y que debe volverse democrática; si los partidos Acción Nacional y Revolucionario Institucional no se vuelven democráticos muy difícilmente van a volver a gobernar a nivel federal. En el caso del PRI, todo apunta que, va a desaparecer pues tenía como fin único ser el partido único de Estado que nutriera al régimen político de gobernantes y servidores públicos; ese fin se ha terminado, por lo tanto, no tiene fin, sentido la existencia de este partido.

 

El propio Andrés Manuel López Obrador, sabe y lo ha externado que sin el apoyo popular no podría gobernar, mucho menos llevar a cabo la llamada “Cuarta Transformación”. Por el momento, tiene el apoyo de los ciudadanos en tal medida que puede seguir en el gobierno e imponiendo las reformas que cree pertinentes. Ahora bien, esto ha sido posible en virtud de haber sido la sociedad mexicana la que se liberó del Presidencialismo, por múltiples factores y eso derivó en el fin del Estado moderno en México.  En efecto, antes que una derrota legal y política, la derrota del régimen fue una derrota moral llevada a cabo por la sociedad civil.

 

Imaginen que el panismo tiene como símbolo el hipismo encarnado en Gustavo Madero, quien a pesar de su apariencia actual no logra desprenderse de su pensamiento infantil, inmaduro y esto es evidente en su comportamiento público y privado. Se quedó atrapado en su adolescencia de hippie burgués con su correspondiente vacío y extraviado.    Si se analiza a Marko Cortés se llega la misma conclusión de vacío, de extravío en lo político y lo demás.

 

El priismo tiene como símbolo a Alejandro Moreno, que percibe la realidad de manera distorsionada y piensa torcidamente que el pueblo de México añora el sometimiento cuando el Neoliberalismo tiene necesidad de seres humanos libres al grado de la híper individualización que excluye por supuesto, el totalitarismo político. Cada ser humano debe ser autosuficiente para alcanzar lo mínimo necesario para la vida y, en su caso para su desarrollo. Ya el gobierno no puede dictar la forma de ser del pueblo pues se ha terminado el Estado cerrado a un Estado abierto, la sociedad cerrada ya no tiene sentido en la actualidad. Todo esto hace inviable el Presidencialismo cerrado, la sociedad cerrada, el totalitarismo como forma de vida.

 

Todos los partidos políticos deben entender y actuar en consecuencia en el marco de las libertades, de la democracia, la legalidad, la legitimidad, el respeto a los derechos humanos y todo lo que va aparejado a todo lo anterior. Sin estos presupuestos es segura la derrota de cualquier actor político en lo individual o en conjunto. Se han construidos los lineamientos para la formación del nuevo Estado mexicano y esto no va a cambiar a menos que pasen hechos y actos extraordinarios que modifiquen la realidad actual.

 

En resumen, el nuevo Estado mexicano no puede ya funcionar si no es con la participación del pueblo y en concreto de los ciudadanos; esto, para bien o para mal. Si la híper individualización es la base de la actual sociedad no es de extrañar que los ciudadanos de manera individual participen en la política, hagan política y se unan en grupos, asociaciones políticas para tratar de incidir en lo público. Este es el derrotero que ha tomado el Estado mexicano y no otro y esto es lo que deben entender y atender los políticos de oposición.


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