domingo, 21 de junio de 2020

NUEVO ESTADO, NUEVOS ÓRGANOS, INSTITUCIONES Y DEPENDENCIAS


NUEVO ESTADO, NUEVOS ÓRGANOS, INSTITUCIONES Y DEPENDENCIAS

 

Los seres humanos somos dados a engañarnos ante la realidad y eso es lo que ha pasado con esto que se ha llamado como la Cuarta Transformación. Por un lado, el sentimiento y la consciencia que una buena parte de la sociedad mexicana tomó para cambiar este régimen tomó mucho tiempo; por lo menos cincuenta años. Por el otro, el régimen Presidencial, tuvo un fin, impedir la democracia, sostener a un solo partido único de Estado como hegemónico en el poder político con un totalitarismo sin precedentes y esto fue la clave que tuvo que descifrar el pueblo mexicano. Este régimen cumplió con su cometido y su razón de ser despareció y por ende eso tenía que desaparecer, tal y como sucedió. Un tercer elemento lo es la sociedad mexicana que cambio en definitiva a la par que las circunstancias nacionales e internacionales cambiaban.

 

Imaginen que la ciencia y la tecnología al avanzar cambian a los pueblos de diferentes maneras, pero de manera particular a los mexicanos al grado de no poder seguir con un sistema político cerrado, conservador, totalitarista, represor, ilegal, ilegitimo sin libertad y todos los derechos concomitantes a la democracia. Esto por sí mismo ya es suficiente para terminar con la estática estatal que se negaba a transformarse, a cambiar a pesar de que los gobiernos presidenciales trataron de hacerlo.

 

Si por esto fuera poco, el poder presidencial fue perdiendo la rectoría de la economía que pasó a las trasnacionales. El poder político se fue fragmentando al irse creando diversos partidos y el partido único de Estado se enfrentaba a otro problema; competir en diversos frentes cuando anteriormente no tenía esa preocupación ni ocupación. El Partido Revolucionario Institucional fue hecho para tener el poder absoluto y no tener competición; por lo cual, no estaba preparado para competir.

 

Ahora bien, el Neoliberalismo y los neoliberalistas tienen la necesidad de que, los seres humanos tengan la máxima libertad posible; es decir, que se vuelvan híper individualistas y sean ellos los que afronten, con los mínimos derechos, la vida y principalmente la económica. La libertad que tanto había negado el presidencialismo fue una necesidad, una consecuencia de la economía de libre mercado y, contra esto y ya no pudo más el Partido Revolucionario Institucional.

 

En estas circunstancias, los priistas y panistas se equivocan al querer volver al pasado; esto no va a pasar. Lo que debería hacer y esto es fundamental para ellos, es encarar la realidad y trabajar en serio para tener oportunidades futuras de alcanzar el poder político perdido. Con su actitud conservadora no hacen más que reforzar el actual gobierno. No han entendido que es lo que quiere el pueblo y lo que no quiere. La democracia burguesa es una condición lógica del libre mercado. Antes de la caída del Muro de Berlín con su consecuencia, la caída de la Unión de Repúblicas Socialistas impedía que se impusiera el libre mercado en México. Con estos hechos se dejó el campo libre para el triunfo del Neoliberalismo en buena parte del mundo y México no fue la excepción. Todas las condiciones estaban dadas para la caída del partido único de Estado y de su marco político.

 

En estas condiciones es impresionante que, los llamados intelectuales, analistas políticos y de toda clase no puedan darse cuenta que, por mucho que se opongan a este nuevo gobierno y, a esta Cuarta Transformación, no lograran más que afirmar y apuntalar este nuevo Estado; esto contra su voluntad. El pasado no volverá pues la maquinaria económica va en dirección contraria a sus deseos y arrastra todo lo demás, incluida la democracia y la política.

 

Si esto no va a cambiar es irracional que sigan sin cambios los órganos, instituciones y todas las dependencias que sirvieron al anterior régimen político-económico-social. Todo, a lo menos, se debe renovar, reformar o refundar; no es posible que se continúe con todo lo viejo ante una nueva realidad. En consecuencia, los alarmistas, los creadores de noticias falsas y la oposición natural no tienen razón en sus concepciones de la realidad ni en sus dichos contra esta realidad novísima.

 

Imaginen esta nueva era con todos los adelantos científicos y tecnológicos que nos permiten saber lo que pasa en todo el mundo a través de las redes y que se intente vivir como si estos fueran los años cincuenta del siglo pasado, imposible. Es cierto que, los ciudadanos estamos expuestos al escrutinio de los demás, pero no lo están menos los gobiernos y esto ya no va con el viejo pensamiento y comportamiento de un sistema político cerrado como el que imperó durante 108 años.

 

Lo que se debe hacer es, preparase, en consecuencia, de esta nueva realidad y dejarse de añorar el pasado ido y que no volverá. La vida, en general, si no se renueva cae en decadencia y eso es lo que, le pasó al pueblo mexicano que permaneció en la mediocridad durante décadas sin saber cómo pueblo su camino pues le era dictado desde el poder político.  En este pasado 2018, los ciudadanos dictaron sentencia definitiva contra el antiguo régimen sin permitir, hasta ahora, apelación alguna y creo que así seguirá.

 

Se creía que la soberanía nacional era una utopía, pero se dejó en claro todo lo contrario que esta es posible a pesar de todo. No hay sistema político que pueda soportar el cumulo de cambios y circunstancias ya narradas de manera breve, pero espero que, suficiente para entenderse la actualidad.

 

Este cambio no es de Andrés Manuel López Obrador ni únicamente de un partido sino de todos los actores políticos, sociales, económicos en particular y del pueblo mexicano en buena parte. Es cierto que el actual gobierno no tiene buen tacto en muchas ocasiones ni tiene contiene a la generación política que tuvo Benito Juárez. Esa generación política fue excepcional y cada uno de los personajes que la integraron fueron por si mismos singulares y con una preparación sin par. Hoy no tenemos a los mejores políticos, pero si tenemos un pueblo lo suficientemente consientes como para dar un golpe de timón y no permitir un nuevo régimen totalitarista y las condiciones no están dadas.

 

El lema y condición política derivado de la revolución mexicana de 1910, “Sufragio efectivo, no reelección”, ha sido de tal calidad que a pesar de haber permitido la supremacía de un partido (PRI), no ha permitido hasta ahora la reelección, aunque el sufragio no haya sido efectivo y esta, es la tarea pendiente del pueblo mexicano.


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