martes, 30 de junio de 2020

PUEBLO Y GOBIERNO EN MÉXICO EN LA CUARTA TRANSFORMACIÓN


PUEBLO Y GOBIERNO EN MÉXICO  EN LA CUARTA TRANSFORMACIÓN 

 

En México, las condiciones sociales-políticas-económicas-culturales y de todo tipo han cambiado radicalmente; esto es el resultado de todo un proceso que ha durado por lo menos 50 años. Si bien, por un lado, la economía ha sido la punta de lanza que dirige al Estado mexicano esta misma economía ha desencadenado las fuerzas sociales al punto de liberarlas del Estado y con esto contribuyo a dar al traste con el sistema político totalitarista priísta.

 

El Estado mexicano estaba organizado por un partido único de Estado que manda, tres grandes sectores: obrero, campesino y popular en donde estaba la gran mayoría del pueblo que obedece y toda una gran armadura que inicia con el Derecho en todos sus ámbitos para hacer legal todo lo público y privado, aunque fuera injusto; seguían centrales obreras, campesinas y populares para el control social; había toda clase de líderes que se iniciaba con el presidente de la república hasta el más modesto jefe de cuadra (control territorial), o caciques rurales y toda una pléyade de formas de control. Todo el Estado mexicano dirigido por una sola voluntad, la del presidente en turno. Por ello, a este periodo se le llama Presidencialismo. El pueblo es un mero comparsa del partido único de Estado y principalmente del presidente. Era el gobierno de un solo hombre, nunca una mujer. No es casualidad que el machismo sea el sello distintivo de sistema político como tampoco es al azar que en este lapso tempo-espacial se haya desarrollado el feminismo como respuesta al machismo.

 

El colapso definitivo del Presidencialismo tuvo muchos factores y el resultado fue la liberación de los mexicanos del Estado mexicano y sin este factor ya no tiene sentido el Presidencialismo y el partido único de Estado. Hacía falta que el viejo sistema político desapareciera y se creara uno nuevo y esto tampoco es una ocurrencia ni es el resultado del azar sino el resultado necesario de una nueva etapa del Estado mexicano. Esto se quiera o no.

 

Con el régimen Presidencial, todo dependía de la voluntad del presidente en turno, ya fuera la vida pública o privada en diversos grados. En el gobierno de uno el resto obedece. No había libertad, legalidad, valores morales ajenos al sistema oficial ni conciencia popular. Se crearon programas asistenciales para mantener la lealtad del pueblo para con el gobierno y el palo y el garrote para los disidentes. Los ciudadanos dependían casi absolutamente del Estado. En este contexto, no se podía desarrollar el Neoliberalismo. Para que florezca el libre mercado hace falta mano libre y consumidores. Pero si los mexicanos dependían del Estado, pues este les proveía de lo básico para vivir no había necesidad de consumir. Además, existía la tradición de la producción artesanal. En la provincia, era normal que las familias tuvieran una vida sustentable casi autónoma al producir sus propios productos de consumo personal de forma familiar. En cada casa era obligado tener una parcela para sembrar maíz, frijol, cebollas, habas, calabazas y todo lo necesario en este rubro.

 

Por si esto fuera poco, las familias tenían cerdos, vacas, chivos, borregos, gallinas y toda una gama de animales para poder valerse de los mismos sin necesidad de consumir enlatados ni bebidas azucaradas. La alimentación era de lo mejor posible. En esta época a pesar de haber enfermedades no eran relevantes la diabetes, la hipertensión, el sobrepeso y todas esas enfermedades que ahora aquejan al pueblo mexicano y para ello, fue necesario transformar el pensamiento del pueblo mexicano. Esto fue posible desde el oficialismo que inicio las privatizaciones con el gobierno de Miguel de la Madrid Hurtado y terminó con enrique Peña Nieto.

 

Durante este periodo se fue quitando al pueblo mexicano de los derechos inherentes al Estado de Bienestar para pasar al Estado Neoliberal. En el primero había derechos para todos y cada uno de los tres grandes sectores: obrero, campesino y popular. Si bien no se logró la abundancia o el cumplimiento del bienestar prometido si se crearon derechos como la vivienda (Infonavit), salud (IMSS), educación (SEP), y toda una larga lista de derechos e instituciones que procuraban más o menos cumplir con hacerlos realidad, por lo menos a una buena parte de cada sector; con lo cual se lograba estabilidad social o control social.


Para que el Neoliberalismo triunfara en México era menester que se liberara al pueblo de mexicano del Estado mexicano y concretamente del gobierno.  Esto se logró privatizando todas las empresas estatales con lo cual el poder económico se trasladaba a la iniciativa privada mexicana y extranjera (surgimiento de grandes nuevos ricos). A esto le iba aparejado la reforma de todos los rubros del derecho en los tres grandes sectores: obrero, campesino y popular. Sin empresas y sin trabajadores el Estado enflaco a su mínima expresión, se debilito y esto permitió que las trasnacionales lo pudieran manipular a placer.

 

Después de las reformas estructurales de Enrique Peña Nieto en conjunción con el Partido Acción Nacional y el Partido de la Revolución Democrática, principalmente, se dejó en libertad económica, política, social, artística a los mexicanos de manera definitiva. Había muerto el Presidencialismo y se iniciaba la democracia pues ahora los ciudadanos podían decidir sobre todos los rubros de la vida pública y privada. Lo demás es historia.

 

Ahora bien, al quitarle los derechos alcanzados en el Estado de Bienestar a los mexicanos se les dejó desnudos, en zozobra y tuvieron que pasar de la pasividad o semi-pasividad a la vida dinámica pues ahora; tenían que conseguir todo lo básico para sus vidas con exclusivamente sus fuerzas acicateados por la necesidad real. Mano libre para producir y esa misma mano de obra para consumir sin la esperanza de que el Estado a través de su gobierno ayude a los ciudadanos productivos. Pocos programas sociales para mantener a los ciudadanos activos. El Neoliberalismo había triunfado sin importar el tipo de gobierno. Claro esto no es en definitivo.

 

En este contexto, se hace la política y la oposición parece ignorar que ya no debe atacar al presidente de la república pues in que se minimice su importancia, el pueblo a través de los ciudadanos ha descubierto, logrado o se ha topado con que tiene derechos y los puede hacer valer. Esto fue lo que sucedió en las elecciones del 2018, como resultado de imponer el Neoliberalismo; es decir, los propios   priístas, panistas, perredistas, del Partido Verde y Movimiento Ciudadano mataron el régimen Presidencial del cual tanto dependían. Al nuevo régimen le compete enterrar al viejo régimen y lo hará. Esto no quiere decir que, el Estado mexicano se vaya, por este solo hecho, con la abundancia y se entre en Jauja; esto debe ser el resultado (si es que se logra), de mucho trabajo, sacrificio y tiempo; mucho tiempo.

 

Finalmente, el gobierno de uno se ha terminado y el pueblo ha entrado en la escena política (y qué entrada), y es de esperarse que siga así mientras no cambie el régimen dinámico. Por lo tanto, es inútil que la oposición dirija exclusivamente sus ataques al presidente en turno cuando el poder electoral, es decir, político, se ha depositado en el pueblo. Es al pueblo al que deben conquistar políticamente y no tratar de destituir al presidente en turno, quien por lo demás tiene (por el momento), el apoyo popular. No entiende la oposición que únicamente podrá acceder a sus pretensiones de poder público si tiene al pueblo de su lado y por el momento, tan alocados como están no hacen otra cosa que servir de bufones y diversión del pueblo. Esto va para largo.


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