¿Qué
llamaremos independencia en nuestros días y en el futuro?, no se sabe, simplemente
se ignora. Si a esto le sumamos toda la multitud de historiadores, periodistas
y la maquinaria publicitaria oficial y de adeptos la confusión es terrible. Se celebrará
un año más del inicio de la independencia política de México de España, porque
la misma no se dará en 1810 sino hasta 1821. Los oficialistas arguyen toda
clase de simplona das históricas que no tienen fundamentalmente con la realidad
actual. Que los mexicanos estamos nuevamente dominados por el poder político extranjero,
ahora de los Estados Unidos de Norteamérica. Esto se corrobora con la política
intervencionista del gobierno mexicano en Venezuela y con la expulsión del embajador
de Corea del Norte, ambos hechos ordenados por el gobierno de Estados Unidos.
La palabrería aquí sobra.
Toda
la independencia que se inició en 1810 con la independencia política de México
con relación a España, la independencia de la dictadura de Porfirio Díaz, la
independencia energética en la industria petrolera y eléctrica con ambas
expropiaciones correspondientes y todo aquello que se había logrado se ha revertido
desde hace más o menos treinta años de privatizaciones culminando con la muerte
del Estado moderno mexicano, el Estado de bienestar que nunca alcanzó sus metas
pero que en cierta medida palio la pobreza y, tenía un fin nacional. Es cierto
que no tiene ya mucho sentido de hablar de nacionalismo en el contexto global,
en donde todo es dependencia internacional entre los Estados. Por ello, el
concepto independencia pierde su sentido primario y debe adquirir otro.
Es
entendible que un régimen entreguista y corrupto siga manteniendo los viejos
ritos para ocultar la verdadera naturaleza e intenciones del actual gobierno en
privatizar todos los bienes y servicios nacionales y volverlos privados para
acelerar la acumulación ilimitada de la riqueza en pocas manos y la pobreza de
la mayoría del pueblo. Esa es la realidad actual que supera la identidad
nacional, las viejas glorias nacionales, los ritos sin sentido y la enorme corrupción
e impunidad con la que se conduce este gobierno.
Acaso
no sea posible eludir la privatización de momento pero con la corrupción que
permea a todas las privatizaciones no puede tener como efectos más que el
empobrecimiento, la barbarie en seguridad pública y poner la vida humana, el ente
más radical donde todo tiene sentido muy por debajo de lo meramente material.
El horrible escenario donde únicamente, una nueva nobleza de lo material impone
a los gobiernos, las condiciones políticas y económicas, a cambio de permitir
la impunidad de la corrupción en las privatizaciones no se puede permitir ni
tolerar. Terminaran llevándonos los dueños de las trasnacionales y gobiernos a
cambios profundos pero violentos porque los desposeídos no tendrán otra opción que
tirar un sistema tal a cualquier precio y ya sabemos cómo actúan las masas ante
las tiranías cuando se cansan.
Enrique
Peña Nieto es indigno de dar un grito de independencia cuando ha terminado por
volver dependiente al pueblo mexicano en casi todos los rubros y los más
elementales. Es penoso ver como Peña Nieto, con su pequeñez intelectual, moral
y política, ha terminado en bajo el poder del gobierno de Los Estados Unidos
que le dicta la política económica y la política internacional y, este lo
acepta sumisamente.
La
parte menos afortunada del pueblo, la parte de los desposeídos de la educación,
de la consciencia ira a los zócalos a realizar un acto vacío en una hora para callar durante el resto del año, tal y como nos lo dice Octavio Paz. Pero
una parte, la más avanzada tendrá que tomar la iniciativa de combatir esta
puesta en escena. Decir no a un destino impuesto y volver a la senda de la independencia
contextualizada en el momento actual.
Hoy,
este gobierno tiránico y corrupto debe saber que la búsqueda de la democracia,
la justicia, la paz, la educación, la consciencia siguen siendo el norte de muchos
mexicanos. Nos hace falta el pana para el cuerpo pero el saber consciente así
como la libertad para poder vivir, siendo humanos dignos. Porque la aspiración del
ser humano es encontrar el sentido de su vida de su lugar en el Universo, sin ningún
prejuicio o atadura.
Muera
el mal gobierno extranjero y nacional. Viva el ser humano libre de las ataduras
materiales, sociales, ideológicas y económicas que lo han puesto como una
articulo más entre las mercancías, amputando el pensamiento libre y la libertad
en todas sus formas. Este 15 de septiembre se debe tener como el inicio de una
nueva independencia y se debe de iniciar con la extinción de este régimen tiránico.