lunes, 29 de abril de 2019

EL DESTINO DEL PARTIDO REVOLUCIONARIO INSTITUCIONAL




El Partido Revolucionario Institucional fue el resultado de dos experimentos anteriores el Partido Nacional Revolucionario (PNR-1929) y el Partido de la Revolución Mexicana (PRM-1938), hasta que en consolido el Partido Revolucionario Institucional (PRI-1946). En los tres casos esta la idea de explotar los frutos ideológicos de la revolución mexicana de 1910 y no abandonaran esta idea nunca aunque los tiempos cambien.

La legalidad del régimen Presidencial priista será la que el propio partido y gobierno impongan. La legitimidad tendrá su base en que son los gobiernos priistas los que harán realidad los anhelos de libertad, legalidad, legitimidad, justicia, trabajo, casa, educación y todo lo que necesitaba la nación mexicana a través de apropiarse de los frutos de la lucha armada, de los colores, escudo y de construir un monopolio político bien acorazado contra la disidencia y los demócratas.

Es en este contexto en que nace el PRI, como un partido único de Estado que tenía como objetivo cuidar que no hubiera disidencias aglutinando en tres grandes sectores a la población; el obrero, el campesino y el popular controlados por sindicatos, centrales obreras y campesinas. Dentro del régimen se podía vivir con cierta soltura, fuera del mismo significaba una sentencia de muerte o la cárcel. No había más.

Otro de los fines del PRI era fungir como bolsa de trabajo para los priistas disciplinados; era tanto como un padre severo que sancionaba o premiaba a sus militantes. Es clásica la frase que se le atribuye a Fidel Velázquez “Quien se mueve no sale en la foto”, es decir, los indisciplinados no tendrán puesto público.

El PRI tenía todo o casi todo lo necesario para mantenerse como se mantuvo en el poder. Se convirtió en heredero de los frutos e ideología emanados de la revolución. Nació como partido único de Estado y por esta razón tenía el presupuesto que tenían a bien asignarle las cúpulas; es decir, nació como un niño rico y mimado que el buen padre atendía a las mil maravillas.

Elección tras elección el partido surgía ganador y cuando comenzó a tener competencia a finales de los años 80s del siglo pasado simplemente cometía fraudes electorales. Si bien esto le hacía ganar elección tras elección lo privaba de la práctica de competir con leyes distintas en las que había nacido y crecido. A la sazón se tendría que enfrentar en elecciones con leyes que tendían gradualmente a la igualdad electoral y en ese campo se verá como se vio toda su incapacidad en la lucha democrática.

Esa falta de saber práctico en el campo de la incipiente democracia llevo al PRI a aliarse con el Partido Acción Nacional y el Partido de la Revolución Democrática que como se verá más adelante no fue más que aceptar por parte de los tres partidos que sentían y presentían su caída. El triunfo del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), el uno de julio de dos mil dieciocho fue la combinación de diversos factores, tanto internos como internos pero que me ocupare únicamente de la descomposición del régimen político en el entarimado de las leyes electorales.

Bien, el poder ejercido durante tanto tiempo tenía ya desgastado al PRI y al régimen pero se negaban a morir y fueron sucedidos por el PAN que adopto a las mil maravillas este régimen, le sentó bien el viejo traje y ante el temor de una nueva fuerza política (Morena), se unieron estos partidos más el PRD, en el “Pacto por México" y ya se estaban planteado gobiernos de coalición para no perder el poder político. No les funcionó. Los efectos de las elecciones del 2018 son conocidas y sería ocioso tratar sobre ellas.

La pregunta es ¿puede el PRI competir en las actuales condiciones para no desaparecer?. Número uno, ya no tiene el erario federal para hacer política; es un rico venido a menos; número dos, tienen deudas por todos lados por los préstamos solicitados; número tres, nunca han luchado por el poder político en condiciones de tanta debilidad; número cuatro, el desprestigio que tienen ante el pueblo los tiene vulnerables, es como una maldición decirse priista, hay una consigna ciudadana de desaparecerlos; número cinco, ya no pueden hacer uso de los ideales y la ideología emanada de la revolución pues precisamente han ido en contra de los ideales y la ideología de ser soberanos, de autodeterminación, de la educación, seguridad pública y todos los servicios básicos que debería otorgar y proteger el Estado mexicano y número seis, tienen ante sí un gobierno que, está desmantelando la estructura priista en los tres niveles de gobierno. Los priistas han agotado todo su crédito ante la ciudadanía.

Tienen una leve esperanza. Que este gobierno fracase y en consecuencia, en las elecciones de 2021 puedan lograr detener su extinción. Se ve francamente difícil por no decir imposible pero existe la posibilidad. Con todo, la posibilidad de extinción del PRI es abrumadoramente mayor que su existencia. Han perdido la hegemonía en el Congreso General, en la mayoría de los estados y municipios con lo cual se colige que las leyes ya no les serán propicias para los fraudes electorales ni para la 

competencia en las mismas condiciones con los demás partidos y menos contra Morena.

Por si esto fuera poco, los priistas tienen en contra la convicción general del pueblo de que este partido ya no debe gobernar y contra eso, en las actuales condiciones, no pueden hacer prácticamente una sola acción. Tienen en contra tanto la legalidad como la legitimidad que nunca les importo conseguirlas. Este es el panorama general en un cambio de régimen o de época, una extrema debilidad del viejo régimen y una fuerza desbordada del nuevo.

Como colofón el PRI tiene una sensible pérdida de ideólogos, de cuadros, de enlaces, de su movimiento territorial y de todo tipo. Si se suman todos los factores en estos momentos se tendrá un cuadro lo más completo posible para llegar a la convicción de estar ante el preámbulo de la desaparición del PRI. Antes de las elecciones del 2021, estarán las del próximo dos de junio de dos mil diecinueve donde se elegirán dos gubernaturas, tres congresos locales y ayuntamientos. Esta será su primera prueba de fuego del PRI, de esta depende su futuro pues en caso de seguir perdiendo será muy difícil que se recomponga para las siguientes. Por lo pronto los priistas, no tienen ni ideología ni fe en ellos mismos y sin fe adios planes. 


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