La
política, el tratar de conseguir y eventualmente obtener el poder público y
conservarlo, es el objetivo de los políticos, pero en estos momentos se suma la
construcción de un régimen político y, en México, no lo están haciendo ni los políticos
en el poder ni la oposición. El partido vencedor está tratando de consolidar su
hegemonía política, pero hace muy poco por crear un régimen verdaderamente democrático
y que beneficie al pueblo. La oposición esta tan disminuida en militantes como
en ideólogos, verdaderos políticos que propongan modelos de regímenes. Hasta
ahora se han dedicado a sustituir a la política por acusaciones sin sentido
contra el gobierno.
Conseguir
el poder por el poder es lo más común, aunque los políticos digan lo contrario.
Esta época carece de fe en las ideologías de cualquier tipo, religiosas o políticas.
Basta con ver como Morena se está llenando de políticos de todos los partidos y
eso no sería grave si no fuera porque sus bases por lo menos mantenían una ideología,
aunque mínima, pero de izquierda. Esta ideología ha quedado desbaratada pues
los que han llegado han acaparado el poder sin casi oposición y no hay más
camino que el pragmatismo. Ya desde inicio se hizo a un lado la ideología por
el pragmatismo pues como en la revolución de 1910, se hizo leva para los
puestos públicos sin importar que tuvieran o no la calidad para cada uno de los
puestos. Es cierto que, siempre se cuelan ineptos, pero esto es grave si se
toma en cuenta que es imperioso crear un nuevo régimen político democrático y
ni uno solo de los legisladores ha propuesto un modelo sistemático, integral y
viable para transformar el Estado mexicano.
Si
esto pasa con el partido en el gobierno, con la oposición pasa un drama bien
distinto en el fondo pues tratan de recomponerse. Pero en el actual estado en
que se encuentra el drama puede convertirse en tragedia pues pueden quedar anulados
por mucho tiempo y eventualmente desparecer (En el caso del Partido
Revolucionario Institucional). Con el Partido Acción Nacional, pasará lo que
siempre ha pasado que, no solo sobrevivirá, sino que podrán volver en la medida
de que se reorganice. Sus bases son las huestes católicas siempre combativas
bajo la ideología ciega de la religión.
Ahora
bien, una buena parte del pueblo también ha entrado de lleno a la defensa del
nuevo gobierno y apabulla a los políticos, militantes o simpatizantes de la oposición
con toda efectividad y quizá en este caso no pueda corregirse el trato que
recibe la oposición pues no es la más caballerosa ni decente. Es un campo de
batalla de sordos y ciegos con las armas de las imágenes y las palabras
disparadas directo al corazón opositor. Sin embargo, los políticos no deberían tomar
a esto con la ligereza que hasta ahora lo han hecho. Es penoso ver políticos verdaderamente
lerdos que se imaginan ser de lo más granado en el escenario político. En
efecto, la creación de un nuevo régimen debería tomarse con la seriedad
necesaria y la responsabilidad correspondiente. P]ara mala fortuna, del total
de políticos no se puede sacar uno solo que tenga la sensibilidad contemplativa
para acertar la dirección que se debe seguir. Esto es grave pues el Estado
mexicano seguirá enteco y sin poder siquiera poder meter en cintura a loa
delincuencia organizada que esta desatada.
Los
discursos de unos (Gobierno) y otros (Oposición) en lo general están llenos de ideología
sin sentido. La gritería, insultos, imputaciones, burlas y chismes han
desplazado a la buena política y en este contexto no se puede crear un buen régimen
democrático. De por si los políticos son soberbios pero ignorantes, en lo
general, con este estado de caos menos podrán encontrar el camino hacia la transición
democrática.
Hace
falta que la oposición tome serenidad, se recomponga y haga verdadera política que
ponga en aprietos al partido en el gobierno para que de esta dialéctica pueda
surgir lo mejor de todos. Pero mucho me temo que seguirán en su trompetería vencedora
y su gritería de vencidos sin remedio.
Que
silencio, invisibilidad y silencio sepulcral de los diputados federales por
Morena y que espectáculo de los legisladores locales de Morena. Esto es parte
de la Cuarta Transformación y de esto se harán mitos pero el trabajo es ser
imparciales y objetivos para que las generaciones futuras no reclamen la
ceguera y silencio de esta generaciones actuales.
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