jueves, 4 de abril de 2019

LA DIALÉCTICA POLÍTICA NECESARIA EN MÉXICO





Es evidente que Morena, sumó a sus filas candidatos de todo tipo, mismos que en su mayoría ganaron. Esto parecería bueno para dar por finalizado el Presidencialismo priista y dar paso hacia un régimen verdaderamente democrático pero no es así. Se sumaron políticos de las demás fuerzas políticas con prácticas antidemocráticas en busca del poder por el poder. A esto hay que añadirle los políticos improvisados de Morena y, que han quedado en total silencio, en nula actividad positiva y como meros acompañantes de los dirigentes cupulares del partido que han iniciado ya, la formación de corrientes. Este estado de circunstancias impide que el actual gobierno logre una transición hacia un nuevo régimen político.

La creación de un nuevo régimen político no solo será lo que se haga sino también lo que no se haga y hasta ahora Morena no ha logrado presentar una nueva teoría de un régimen político y menos de un Estado nuevo. Es evidente que no se hay un plan predeterminado que sea la guía política; si hay una modificación del actual régimen político de manera fáctica y de esto han carecido las anteriores llamadas Transformaciones y en general el Estado mexicano. Esta es una de las razones por la cual el pueblo mexicano no ha logrado salir de su estado de postración. No hay claridad en el objetivo democrático. Se ha ido construyendo régimen y Estado de manera pragmática para asegurar el poder político pero no los beneficios generales al pueblo y demás sectores, económico, social etc.

El plan para derrocar la nobleza en el gobierno en Europa lo fue todo el Iluminismo que conto con las cabezas más agudas y variadas de su tiempo. El plan maestro para derrocar el zarismo, es decir, la nobleza en Rusia, lo fue el marxismo-leninismo. Pero si se hace un repaso a la historia de México y sus tres anteriores Transformaciones, se nota inmediatamente que no hubo un movimiento de esta clase y calidad correspondiente para cambiar el régimen político. Bien se puede llegar a la conclusión de que no se han alcanzado sus objetivos, o se han dejado medias o de plano en un estado tal de vulnerabilidad que se truncan los fines y el Estado mexicano vuelve a caer en la corrupción y los vicios consabidos.

En el actual gobierno, en general, campea la ignorancia de que hay que cambiar y como hay que cambiarlo con su correspondiente fin. En tal contexto, desde ya se puede vislumbrar la desviación de esta Cuarta Transformación, repito, no únicamente por lo que se hace sino principalmente por lo que no hacen los políticos y en particular los legisladores y el presidente en turno. Están desperdiciando una oportunidad única en más de cien años. 1910-2018.

Ahora bien, no se debe responsabilizar al partido en el poder sino también a la oposición. En efecto, es necesaria una oposición hábil, profesional que, de lo mejor de sí y ponga en aprietos al partido en el poder. Y, hay demasiados flancos vulnerables por donde se puede atacar con éxito. Esto bien se puede ver como una “Dialéctica constructiva”. En la cual la oposición realmente haga política de calidad con propuestas de modelos de regímenes democráticos como base del nuevo Estado. Esto traería como consecuencia que el partido en el poder diera de si lo mejor en iniciativas de nuevos modelos integrales y metódicos de regímenes políticos.

Esta dialéctica seria la teoría y la técnica retórica del diálogo (exposición de ideas de manera alternativa), respecto al régimen político que dé como resultado la su construcción. Esto sería la suma de las ideas concretas y aunque el partido en el gobierno no aceptara adoptar las ideas de la oposición por necesidad se vería forzado a elevar su calidad política. Sin embargo, ¿qué ha pasado en la realidad?. Que no solo el Morena está desperdiciando esta oportunidad de oro sino que la oposición se ha dedicado a lamentarse de su derrota y, a lanzar acusaciones, insultos, descalificaciones con un vocabulario de lo más vulgar.

El espectáculo de tres pistas en definitiva trae al pueblo bien distraído y con una participación en las redes sociales de forma permanente pero de esto no se saca más que, pérdidas y el estado más lamentable del quehacer político. Y, la situación es de emergencia como para que los políticos se enfrasquen en los insultos vulgares.

El sector intelectual y el económico también se han enfrascado en esta lucha sin cuartel en la arena de la vulgaridad y de la superficialidad. Es necesaria la serenidad y el dialogo sano entre las diversas fuerzas políticas para que aporten lo que cada cual pueda aportar y en este campo casi siempre las cabezas son áridas y poco productivas.  

Finalmente, se deben dejar las ideologías de ambas partes y tratar con la razón, la ciencia general, la política y la filosofía, todos los temas de orden nacional. No se debe tratar los problemas nacionales desde la perspectiva de partido único pues ya sabemos hacia donde lleva esta visión y práctica, al totalitarismo desastroso. ¿No es hora de atemperar los viejos odios para bien de todos?.



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