lunes, 22 de abril de 2019

DE LA TORRE DE BABEL HACIA UN NUEVO RÉGIMEN POLÍTICO





Hacer una crítica o análisis definitivo del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, a escasos seis meses es un error que se entiende por todos los intereses políticos, económicos y sociales se han trastocado; con todo, esto se debe valorar de manera parcial para seguir sumando los siguientes juicios hasta que se complete el ciclo. La mayoría de las declaraciones, aun las de los profesionales, no son más que, gritería y trompetería que no abona a la claridad sino a la confusión. Las redes sociales se han convertido en el nuevo Foro romano, en donde se sacrifica la serenidad a favor de lo vulgar. Cualquiera juzga sin tener la mínima calidad profesional, la practica o conocimiento de la causa. Imaginen periodistas escribiendo a destajo sobre política y, a partidarios políticos caminando sobre su propia doxa, cosa de locos.

La oposición está verdaderamente anclada en una debilidad lastimosa que, no hace otra cosa que dejarse llevar por la impotencia y pedir lo que no va a suceder, la renuncia del actual presidente de la república. Para ello, hace falta mucho más que, las solicitudes que hacen. Si se tiene en cuenta que la oposición es la combinación de políticos de diversos partidos que no mucho tiempo atrás estuvieron en el poder, se puede concluir que son co-responsables del actual estado lamentable en que se encuentra el Estado mexicano.

Vicente Fox y Felipe Calderón, como titulares del órgano ejecutivo federal, tienen sendas sentencias reprobatorias, tanto a nivel técnico como a nivel popular. Dolidos por su fracaso de imponer el “Reino de Dios en la Tierra”, es decir, unir el Estado Eclesiástico y el Estado Laico, para siempre fue un rotundo fracaso y esta, es la base para que todos los días hagan públicamente, mediante tuits, su furia desencadenada que se pierde en desiertos infinitos. Pierden toda cordura y dignidad con sus, francamente, vulgares y descabelladas opiniones, siendo que son la causa de las actuales circunstancias políticas, económicas y sociales; eso sin contar con su correspondiente corrupción e impunidad.

Todo esto, vuelve las circunstancias, un símil de la mítica Torre de Babel. No hay reconciliación posible entre las partes; esto no será obstáculo para que se transite hacia un nuevo régimen político, económico y social que no está predeterminado de manera alguna. Esto será un proceso que se ira tejiendo, construyendo por todos, ya sea por acción o por omisión, lo mismo da. Las fuerzas desatadas están trabajando sin descanso y darán su resultado todavía sin figura completa; únicamente se puede prefigurar entre la niebla con estas limitaciones.

Una profecía si se puede hacer, el viejo régimen político ha caído para no levantarse nunca más. El Partido Revolucionario Institucional y Presidencialismo fueron creados en el seno del Estado, crecieron y florecieron, el primero como tierra fértil que cuidara al segundo con toda una coraza bien diseñada para que durara largamente y esto se cumplió. Pero nunca tuvo la característica de ser democrático, es decir, de estar hecho para la contienda con otros partidos políticos. El poder político y económico le venían de la estructura gubernamental; existía una correspondencia univoca, el partido abastecía de políticos al Estado y este, nutria al partido con dinero. Por si esto fuera poco, habían sindicatos obreros, campesinos, centrales obreras; en resumen todo el Estado tenía una teleología, la conservación del régimen totalitarista. Esto se ha esfumado en un porcentaje que ya no le alcanza al Partido Revolucionario para regresar al poder; todo apunta hacia su extinción.

Si la complicidad entre el Partido Revolucionario Institucional (PRI), el Partido Acción Nacional (PAN) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD), fue ampliamente derrotada por los votantes y la sociedad mexicana es de esperarse que no les sea rentable una nueva asociación partidaria pues esa ideología que tuvo como símbolo “El Pacto por México”, ha quedado inviable, es como un anatema que gravita aun sobre estos tres partidos. En consecuencia, el PAN y el PRD deben intentar sobrevivir en las siguientes elecciones para poder recomponerse porque en caso contrario, el PRD desaparecerá y el P]AN quedará aún más maltrecho. Evidentemente esto no conviene a la vida política democrática. La oposición, una buena oposición es necesaria para la democracia. Se corre el riesgo de un nuevo presidencialismo y un nuevo totalitarismo que en el mismo contexto no se ve todavía siniestro pero el riesgo tampoco se disipa.

Del lado del Movimiento de Regeneración Nacional, debe (si quiere una verdadera transformación), terminar de estructurarse y profesionalizar a sus militantes pues no obstante el triunfo, no le alcanza para lograr su objetivo, terminar con el régimen presidencialista e imponer la democracia. La abigarrada composición en sus cuadros es ambigua; los políticos que se han sumado, en la mayoría son impresentables y, no es que no se vea la necesidad pragmática de sumarlos para el triunfo, pero ese es su talón de Aquiles.

Otro de los puntos flacos que tiene Morena, lo es la inmadurez y hasta la ignorancia casi absoluta de muchos de sus funcionarios. Si estos no maduran o se esfuerzan por lograr ser parte activa del gobierno el mismo, ira perdiendo la fe popular y ya hay síntomas de ello. Es claro que, por puro pragmatismo López Obrador ha permitido que su gobierno se nutra de políticos de los más diversos partidos con lo que la ideología ha quedado de lado y la ciencia política ni se diga.

En resumen, tanto la oposición debe volverse una oposición de por lo menos buena calidad; Morena debe terminar de conformarse, imponer una ideología y formar cuadros políticos de verdadera naturaleza propia y de alta calidad, el gobierno le corresponde elevar su eficiencia y el pueblo seguir vigilante para que, entre todos se dé como resultado un nuevo régimen político democrático como base del nuevo Estado mexicano.

Si así lo hicieren, estarán todos los actores políticos (incluyendo a los empresarios), con su responsabilidad histórica. En caso contrario, se volverá a repetir lo que han sido las tres anteriores Transformaciones, triunfos a medias y a costos incalculables. De lo que se trata pues es transitar de las circunstancias caóticas de mítica Torre de Babel hacia la construcción de un nuevo régimen político donde ningún sector quede excluido.

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