Toda
dominación tiene como eje central una ideología de superioridad/inferioridad,
los que conquistan y dominan debe justificar para sí, primero ese hecho a través,
generalmente del derecho divino; para después inculcarlo a los conquistados y
dominados con el único fin de ocultar la verdad circunstancial que después se
revela. En el caso mexicano se vio trescientos años que tal superioridad era un
mito.
Imaginen
¿cómo ha podido sobrevivir la idea del descubrimiento de un continente llamado América
cuando el nombre fue posterior?. Esto que hoy llamamos América no puedo haber
sido descubierto pues ello implica que los habitantes de todo el continente no tenían
siquiera del lugar en el que vivían. Sabemos que eran conscientes de su vida efímera,
de su ser diverso, de los astros, matemáticas entre otras ciencias.
La
ideología europea de que, únicamente se vuelve verdad la existencia siempre y
cuando ellos lo sepan es una exageración. No se hubieran podido erigir culturas
tan ampliamente conscientes si no hubieran tenido antes esas ideas ya maduras.
En la economía, el arte, lo social, la axiología y la filosofía estaban lo
bastante maduro como para haber llegado hasta donde llegaron algunos pueblos. Los
propios españoles se admiraron de todos los adelantos encontrados en México,
por ejemplo.
Por
otro lado, lo fundamental debería ser que Cristóbal Colombo y demás navegantes
hubieran tenido la plana consciencia de haber descubierto un continente no nuevo
como lo afirma acertadamente Edmundo O´gorman, sino uno diverso a Europa, Asia
y África. Pero eso no sucedió y Colon creyó haber llegado a Las Indias.
Esta
anulación de consciencia de la vida es la que no se debe aceptar y amablemente
rechazar para evitar la dominación cultural sin sentido. Los extranjeros pueden
decir lo que les venga en gana, pero los mexicanos por lo menos debemos evitar aceptar
todo lo que venga envuelto en coloridos ropajes de la ideología.
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