FIN DE AÑO, AÑO NUEVO Y LAS TRADICIONES
Las
tradiciones son construcciones que hacen las sociedades y que se transforman
muy poco con el paso del tiempo. Si se le pregunta a las personas porque se
hacen determinados ritos, costumbres o conductas que se consideran valiosas
seguramente no sabrá a plenitud la razón de cada una de esas tradiciones. Esto
es así, porque sus orígenes se pierden en el tiempo y sus sentidos primigenios
se van gradualmente gastando hasta quedar únicamente girones, vestigios a
seguir de todo ello.
Por
otra parte, las tradiciones dependen del sistema político, económico y religioso
imperante. Esto se traduce en una dominación tan sutil que, los pueblos ni
siquiera lo notan y aceptan felizmente tradiciones sin bases reales o
francamente absurdas mientras los que dominan los ordeñan sin temor alguno. ¿Qué
clase de vida está?, ¿qué clase de libertad se tiene?. Es sorprendente que la
gran mayoría no cuestione sus tradiciones. Generación tras generación se va
pasando sus tradiciones y es un cuento de nunca acabar.
La
tradición de hacer una cena familiar o en grupo para comerse doce uvas en punto
de las doce de la noche para tener suerte durante los doce meses del año,
comprar ropa interior de determinado color para lograr amor o dinero, sacar las
maletas y dar una vuelta a la cuadra esperando una año de viajes a lugares
soñados o barrer la casa para sacar las malas vibras son solo algunos de los rituales
que hace la gente. ¿Por qué lo hacen?. ¿Habrán comprobado que cada año todos
estos rituales se cumplen con exactitud inevitable?. No, cada año es más o
menos la misma cantaleta de dolor y sufrimiento la acumulación ilimitada de
este sistema económico tiene a pocos con grandes riquezas y, a la mayoría viviendo
al día.
El
fin de año los más pobres festejan gastando lo que tienen para recibir al nuevo
año en completa reparación por los excesos cometidos el día anterior. Las
calles vacías y frías son muda prueba de ello. Todo está en quietud, en
aparente santa paz. Sin embargo, pasado el día uno del año nuevo la realidad se
impone y todos vuelven a su vida cotidiana de lucha extenuante por conseguir lo
mínimo para salvar la tradicional cuesta de enero. Allá van hombres y mujeres a
empeñar lo poco que tienen para salir del atolladero. El préstamo es menos
abundante pero es otra salida. Los cuervos están a la caza de aquellos
infortunados que caen en su garras delincuenciales. Mientras los grandes
empresarios hacen un balance de los gananciales sin importarles otra cosa que
hacer un céntimo más cada día y temporada. Este es el fin e inicio de año que se repite
una y otra vez.
Si
el público pudiera darle una mirada a la construcción de las tradiciones y,
darse cuenta de cómo se les imponen para ser dominado quizá no le importaría mucho
pues es feliz con los ritos conocidos, con los gestos, saludos y, costumbres
pues en caso contrario se quedaría vacío y es preferible la muerte, la aniquilación
a tener las manos vacías. En esto y no entra cosa esta fundada la dominación de
unos por otros.