LA NUEVA CLASE POLÍTICA EN MÉXICO
El
viejo régimen político priista este en vías de extinción y esto no va a parar
hasta que suceda. El pueblo mexicano, en buena medida, está ya en plena consciencia
de tener que terminar con anterior sistema político y transitar hacia otro. Hay
diversas razones pero lo importante es que, esta necesidad ha pasado de las
condiciones reales a la psiquis popular. Es interesante ver que, incluso los mínimos
ataques hacia el símbolo de este cambio, el presidente de la república son
acallados, tanto en las redes sociales como en la realidad real (En contraposición
a la virtual).
No
tiene mucho sentido dialogar sobre la desaparición de lo viejo pues es
evidente; eso no significa que se debe dejar de luchar por su plena erradicación
sino que, a la par de hacer esto se debe dar prioridad a la creación de una
clase política dinámica que logre una verdadera transformación. Para ello, hace
falta que esta nueva clase política no se vuelva una clase parasita sin aportar
al crecimiento del Estado mexicano. Es menester que estos nuevos políticos sean
honestos (morales) y cumplan con la ley (legalistas), y en su caso se les
aplique la ley en lo administrativo, civil y penal según sea el caso. No hay
mejor método para mantener una clase política sana que la aplicación de la ley.
Hay
una ceguera general. Por un lado el oficialismo y sus seguidores sostienen la ideología
de ir el Estado mexicano viento en popa. Por la otra, la oposición alega que todo
es un desastre. No hay tal, ambas posiciones ocultan la realidad. Ni vamos tan
bien como se dice ni vamos al desastre. La realidad es que, en momentos
extraordinarios como el actual es imposible que todo se haga bien pues se debe
construir sobre las ruinas políticas que van intrínsecamente ligadas a los
social, lo económico, científico, filosófico, artístico y todo los demás componentes
de la vida del pueblo mexicano que está inserto en el Estado.
Momentos
de esta especie necesitan lideres extraordinarios para bien o para mal y el
apoyo del pueblo, por lo menos el suficiente y en este momento esto existe. El
problema es que, hay escasos líderes políticos que tengan a su disposición todos
los recursos teóricos, los recursos materiales y los procedimientos a seguir.
Esto se agrava si se ve que, por ejemplo los diputados y senadores del actual régimen,
la mayoría son meros espectadores de esta Cuarta Transformación, simplemente
son la leva necesaria para llenar los requisitos para ocupar los puestos pero
no aportan en lo mínimo.
No
hay una teoría sobre el nuevo régimen político como base del Estado mexicano.
Todo son reformas de menor calado. No hay una reforma total, sistemática e
integral que transforme el Estado como botín político, como una agencia de
trabajo que coloque a los más ambiciosos y menos aptos en política a un Estado
que sirva a los ciudadanos en su conjunto. Hay incluso servidores públicos tan
lerdos en puestos claves que son una vergüenza mayúscula. Vamos, esto no es nuevo
pero si se debería estar tratando por lo menos de solucionar pues existe esta
posibilidad.
La
posibilidad de formar políticos de buena hechura debería estar a cargo del
Instituto de Formación Política del propio partido en el poder. Imaginen que
hay políticos que no saben qué es la política e imaginan que es vivir del
presupuesto una y otra vez hasta que mueran. Tampoco saben qué es la Constitución
y mucho menos el significado sustantivo de los artículos que la componen y los
procedimientos para hacer efectivos esos derechos y obligaciones. De este
tamaño es la pobreza política en México.
Ahora
bien, ese Instituto de Formación Política debe estar exento de formación ideológica,
de adoctrinamiento que es todo lo contrario a lo científico. Se trata de crear,
o formar políticos aptos para hacer política de altura y, evitar que se forme
una clase política zángana al estilo de una monarquía con todas sus formas
degeneradas y lujos sinsentido a costa del pueblo. El riesgo de volver a caer
en manos de oportunistas está latente y los ciudadanos deben estar atentos para
evitar tal corrupción.
Por
el momento, ni el partido en el poder parece preocuparse y menos ocuparse por
este rubro tan importante los ciudadanos han incidido en el mismo sentido con
lo cual se abre la enorme posibilidad de seguir con políticos mediocres y
ciudadanos pasivos. Dos ingredientes que se pagarán muy caro en el futuro.
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