martes, 29 de octubre de 2019

LA VERDADERA NATURALEZA DE LOS MEXICAS



LA VERDADERA NATURALEZA DE LOS MEXICAS

No hay duda de la valentía de los antiguos mexicanos y hasta de su crueldad pero hay un hecho que los muestra tal y como eran en la vida real; ya sin dioses, ya sin esperanza de salvarse; todos los pueblos que tenían como aliados o sometidos se habían rebelado contra ellos; habían quedado solos sin víveres y rodeados de enemigos. Cualquier otro pueblo se habría rendido ante tales circunstancias pero no los mexicanos. Antes volvamos a un episodio pasado y que nos muestra la verdadera naturaleza de los mexicanos.

Durante la estancia primera de los españoles y tlaxcaltecas en México-Tenochtitlán, destruyeron el Templo Mayor y derribaron a los dioses más importantes, entre ellos, Huitzilopochtli (el Dios de la guerra), e infringieron derrotas a los mexicanos. Era imperioso que salieran de la ciudad antes de que, perecieran. Después del ofrecimiento de poner fin a la guerra entre los menos de 1,000 españoles, y los aliados tlaxcaltecas contra los mexicanos, éstos últimos respondieron.

“Era cierto, contestaron, que habían sido destruidos sus templos, abatido a sus dioses y muertos sus compatriotas. Muchos más sin duda habían de perecer bajo las terribles armas del español; pero ellos quedarían contentos entre tanto pudieran derramar la sangre de uno solo de los enemigos, por cada mil mexicanos[1]. Mirad –continuaron los diciendo- nuestras azoteas y calles; vedlas pobladas aún de guerreros hasta donde puede alcanzar la vista…”

Es extraña la forma en que la mayoría de historiadores narra los hechos parecería que los españoles están solos y son súper hombres que combaten contra los mexicanos en inferioridad numérica y aun así, logran vencer a sus enemigos. Se le da una importancia increíble a las armaduras y armas que portaban los españoles que a la luz de la razón y experiencia quedarían anuladas ante la superioridad numérica y valor probado de los mexicanos; no por otra virtud dominaban el imperio. Aunado a esto, contaban con las fuerzas especiales integradas por los guerreros águilas y tigres, temibles por su valentía y destreza guerrera.

Bien, con la quemazón y destrucción del Templo Mayor, (es tanto como si hoy se quemara y destruyera la catedral de la ciudad de México), los mexicanos se habían quedado sin sus Dioses principales, no únicamente materialmente sino mentalmente; quizá sin saberlo iban a enfrentar esta guerra siendo ellos mismos como lo que eran, un pueblo guerrero hábil y cruel. Los españoles solos nunca hubieran podido derrotar a los mexicanos pero gradualmente todos los pueblos se fueron uniendo a los extranjeros y la capital del imperio cayó pero el pueblo y en especial la clase noble nunca se rindió.

Después, la tarea de los españoles fue imponerse en complicidad con la nobleza de los naturales que siguieron gobernando y volver débiles a los pueblos guerreros pues esto sería un serio problema un serio error en caso de no hacerse. Los efectos de eso fueron desastrosos y fatales. Cambiar la ideología cristiana debería ser un rubro que se debería combatir. No hay peor religión que esa pues tiene como base la debilidad corporal, la enfermedad mental, las mentiras y los cuentos fantásticos.


[1] Según Cortés se vanagloriaron en estilo más altivo, de que podían morir veinticinco  de ellos, y uno de los nuestros”. “Rel. seg.” de Cortes, en Lorezana, pág. 139.

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