miércoles, 6 de noviembre de 2019

LA REPÚBLICA MEXICANA Y SU CONSTRUCCIÓN DEMOCRÁTICA



LA REPÚBLICA MEXICANA Y SU CONSTRUCCIÓN DEMOCRÁTICA

Desde la independencia política de México, el pueblo mexicano o mejor dicho las clases políticas no tuvieron la visión clara de que tipo de Estado y de gobierno debería regir; los conservadores de todo tipo querían una monarquía y los liberales de todos los tipos se decantaban por una república; esta era por momentos centralista y en otras, federalista sin que una forma se impusiera, en definitiva. En todos los intentos de imponer un régimen democrático se ha fallado pues desde la independencia hubo gobiernos caóticos; el periodo de consolidación del Estado mexicano con Benito Juárez, no se pudo poner un dique al poder personal y el pueblo cayó bajo la dictadura de Porfirio Díaz y la revolución contra la dictadura personal de Díaz, dio paso a la dictadura del partido único de Estado.

Es bien sabido que el gobierno ha sido el campo de batalla de las ideas de los más grandes filósofos. Platón expone sus ideas en su obra “La República”, en donde sostiene que lo mejor y que termino siendo ideal, es que, gobiernen los más sabios o que los que gobiernen se vuelvan sabios, es decir, filósofos pues los más brutos en el gobierno impiden una sana convivencia entre los seres humanos. Aristóteles hace otro tanto en su obra “Política”, en la cual analiza las formas de gobierno y sus desviaciones. En este tiempo la política y la ética están de la mano.

Es hasta la aparición del libro que comúnmente se conoce como “El Príncipe” de Nicolás Maquiavelo que se separan la ética y la política. La obra es la más importante de su época y lo sigue siendo; espanta a los timoratos pues trata los temas desde el punto de vista meramente político sin tomar en cuenta los valores en aras de un gobierno fuerte, solido con el fin del orden y la forma puede ser monárquica o republicana, según la asiente a los pueblos. Pero si se proponen ideas políticas de orden es porque hay desorden y eso pasaba precisamente en la época en que vivió Maquiavelo.

José Ortega y Gasset, el gran filósofo español sigue todos estos pasos de Platón y llega a la conclusión de que, los políticos en general son ignorantes, pero se separa de las ideas del griego pues piensa acertadamente que, la materia de los políticos es el uso correcto del poder y no el saber, campo de los sabios. Entonces, el gobernante no debe ser un sabio (claro, tampoco un lerdo en grado sumo), sino un ser humano que sepa hacer uso del poder y en el caso mexicano en la democracia a la que ahora se puede transitar. Ese es el punto más importante que tienen las clases políticas contemporáneas.

Ahora bien, si se analiza el nuevo gobierno se llega a la conclusión de que no tiene un plan integral de reforma al régimen político que sea base del Estado mexicano con las características de ser una república democrática en donde el pueblo sea el único soberano como lo señala el artículo 39 constitucional y que es parte del pensamiento filosófico político de Juan Jacobo Rousseau. Este principio de soberanía ha sido escamoteado durante toda la historia del Estado mexicano pues el pueblo ha sido en general un comparsa de los gobernantes en turno.

En efecto, la soberanía popular ha sido fragmentada en el artículo 40 constitucional que mandata: “Es voluntad del pueblo mexicano constituirse en una República representativa, democrática, laica y federal, compuesta por Estados libres y soberanos en todo lo concerniente a su régimen interior, y por la Ciudad de México, unidos en una federación establecida según los principios de esta ley fundamental”. Es evidente que, los políticos no tienen la mínima idea de que esto da pauta para que los gobernantes de los estados o de la Ciudad de México, se crean “soberanos” “virreyes” al tomar los términos “Estados libres y soberanos” para impedir que los órganos federales intervengan como vigilantes del buen gobierno pes alegan una vulneración de la soberanía del estado que gobiernan,

Por si esto no fuera un exceso contra la soberanía popular y el buen gobierno el artículo 41 constitucional señala: “El pueblo ejerce su soberanía por medio de los Poderes de la Unión, en los casos de la competencia de éstos, y por los de los Estados y la Ciudad de México, en lo que toca a sus regímenes interiores, en los términos respectivamente establecidos por la presente Constitución Federal y las particulares de cada Estado y de la Ciudad de México, las que en ningún caso podrán contravenir las estipulaciones del Pacto Federal”.  Indebidamente se llama Poderes a lo que son Órganos pues cualquiera que se precie de saber sobre Derecho constitucional, sabe perfectamente que la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, está compuesta de la parte dogmática y la orgánica; así, en concordancia son órganos y no poderes el legislativo, el ejecutivo y el judicial y lo que tienen son facultades, funciones o atribuciones para ejecutar los mandatos que tienen pero no son soberanos y no son poderes sin funcionarios públicos que únicamente deben hacer lo que la ley les señala.

Para terminar de agravar no solo las ideas políticas sino dar al traste con el buen gobierno y evitar la corrupción total del Estado, el articulo 49 preceptúa: El Supremo Poder de la Federación se divide para su ejercicio en Legislativo, Ejecutivo y Judicial. Las ideas políticas de Montesquieu pues eso son las ideas que de filosofía política que se tratan en estos dos artículos constitucionales (41 y 49), no tienen malas intenciones pues nuestro pensador quería un gobierno eficiente y con los tan trillados “pesos y contra pesos” para evitar la corrupción y los excesos. Han sido las clases políticas mexicanas las que han logrado corromper dichas ideas y lograr apropiarse la soberanía popular como base de gobierno con exclusión del pueblo. La falta de pensadores de un nuevo modelo propio de régimen democrático como base del Estado mexicano se ha traducido en copiar y degenerar las ideas extranjeras para beneficio de grupo y de casta política divina.

Bien, esto es lo que el nuevo gobierno debería reformar para que el único y verdadero soberano, el pueblo, no vuelva a perder su soberanía, recién recobrada pero que se puede perder en cualquier momento. No se conoce un plan integral de reforma de todo el Estado para afianzar la democracia efectiva y evitar que los políticos corruptos vuelvan al poder público y se hagan únicos beneficiados directos de la cosa pública (Res publica).

Que la república sea bien constituida es problema y tarea de todos y parece que se construya como “centralista”, no es buena idea, aunque tenga la buena intención de limitar la corrupción y excesos de los gobernantes de las partes constitutivas de la federación. Seria si, muy bueno que haya un órgano o institución que fiscalice y vincule a los corruptos del nivel de gobierno que sea a juicio según sea su delito cuando existan los elementos puramente jurídicos con exclusión de lo político.

Finalmente, reitero que le trabajo es de todos pues lo público es general y los ciudadanos deben ejercer sus derechos políticos de manera activa y no de forma pasiva como hasta ahora. La práctica política de los ciudadanos elevaría la calidad tan magra de los políticos que siguen siendo sinónimo de ignorancia.

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