La vida, nuestra vida no es lógica y que bueno,
es siempre paradójica, porque nuestra moral nos indica el camino a seguir pero
la tiranía de los impulsos primarios nos guían y llevan por otros caminos; eso sí,
maquillados con la sutileza de una suave picardía o sensualidad. De allí nos
vienen muchos desencuentros y que llamamos “Doble moral”, y, que en muchas ocasiones
nos llevan a ser objetos de valoración pues, sabemos de nuestras debilidades y
de la existencia de valores.
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