Todo
movimiento revolucionario, sea este armado o no, ha iniciado por los abusos de
una clase social o más sobre el resto del pueblo. Es cierto que, por lo general
la actuación de los que gobiernan está acorde a las leyes. El fascismo, el
nazismo y cualquier otra dictadura han sido legales aunque no fueran justas;
porque aquí hay que diferenciar entre legalidad y justicia como valor. Un régimen
puede ser legal pero justo. Pero siguiendo este camino debemos llegar al campo
moral.
Cualquier
régimen injusto dirá, a través de sus representantes ideológicos, de sus representantes
legales y cómplices que es indebido mezclar los campos, jurídico y moral que
regulan conductas diversas. Esta es una ilusión. La vida es un todo y no admite
divisiones arbitrarias. Para su estudio y entendimiento la realidad se ha
parcializado y, eso es lo adecuado porque no hay ser humano que pueda ser
continente de todo el contenido.
La
corrupción legal se inicia con una corrupción moral. Tan solo hay que ver a los
gobernantes en sus pensamientos expresados y en su conductas y fácilmente se podrá
verificar que son los más corruptos moralmente y, de allí les viene ser parásitos
cínicos del erario, de allí les viene la corrupción legal y publica. No nos
hagamos falsas ilusiones porque la ley no puede regular todas las conductas
humanas, debe corregirse la moral de esos servidores públicos o cambiar la
sociedad para que esta genere individuos moralmente aceptables sino es posible
sanos.
En
caso contrario, el Estado tendrá que convertirse en un monstruo violento que
reclame sangre y castigos infamantes para todos, incluyendo a los gobernantes,
para lograr que los seres humanos se comporten bajo el imperio de las leyes.
Ejemplos los hay. Esparta y el imperio azteca tenían esas características. La
virtud no se generaba en la libertad sino bajo el yugo del Estado. Es
interesante ver que en Esparta la muerte en la guerra era la mejor virtud y,
que en los aztecas también. Ambos Estados no admitían la cobardía ni era
perdonada. Únicamente el valor extremo era recompensado. Afortunadamente los
aztecas no renunciaron al arte, al pensamiento filosófico, a la literatura
entre otras cosas.
Así
pues, no dudo que las fortunas que se han generado en México para pocos sean
legales pero totalmente inmorales y, no hay pueblo que viviendo en la
inmoralidad pueda vivir en paz social pues está sujeta además de la tiranía gubernamental
a la dictadura de la bajeza moral destructora de todos los límites de actuación
humana y generadora de violencia a la que todos estamos expuestos. La anarquía y
zozobra son el resultado.
El
propio régimen priista, presintió y sintió haber cruzado los límites de la
moralidad y, en diversos momentos se ha propuesto cambiar; recordemos con
Miguel de la Madrid su “Renovación Moral”. Claro era y es tan amplia y profunda
la corrupción que todo quedó en un amargo reconocimiento de tan lamentable
estado moral y como una cínica declaración.
Hoy,
volvemos a estar en la misma encrucijada y en el mismo cínico reconocimiento de
estar bajo la tiranía legal de los gobernantes y bajo la dictadura de la bajeza
moral. Podemos, los ciudadanos, actuar hoy, o esperar que se agrave todo.
Finalmente,
se debe reconocer que la riqueza generada es de todos y no en exclusiva de unos
cuantos porque si el pueblo y generaciones de seres humanos han tenido que
intervenir en su creación y no habiendo otro mundo habitable, al menos por el
momento, no tiene por qué distribuirse arbitrariamente en detrimento de muchos
y, en beneficio de pocos. Si se invierte la legalidad y, se prohíbe la acumulación
ilimitada de riqueza esta devendrá en ilegal y no habrá ni sustento legal ni
moral para mantener a millones en la miseria material y, a miles en la miseria
moral.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario