Nos
encanta la idea de la voluntad libre, el libre albedrio. Stephen Hawking,
sostiene que no hay tal. Somos maquinas biológicas determinadas por la física,
por la química, en resumen por las leyes naturales. Maquinas biológicas haciendo
máquinas de todo tipo a su imagen, semejanza y utilidad.
Vi
una maquina biológica caminar y me pareció linda. Calculé inmediatamente su
trayectoria emocional, le llaman “química”. Otro tanto hacia ella un tanto
recelosa. Una máquina. ¡Que bella maquina!, sin alma sin dioses, sin la negra
noche.
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