No
es lícito proclamarse superior en solitario o en conjunto cuando se tiene llena
la cabeza de prejuicios y de una larga lista de dogmas y mentiras. Ni el color
de la piel ni la religión hacen mejor a persona alguna. Pretender que un matiz o
la teología sea la diferencia es pretender que la ignorancia sea la medida de
lo humano.
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