No
es con la pasividad, con la apatía pactada, con el abandono de la lucha por la
democracia como se va a lograr implantar la democracia misma. El llamado a la
pasividad es la colaboración con el mal gobierno, con el régimen corrupto, con
la impunidad y contra los intereses nacionales. A muchos les parece buena idea
no acudir a las plazas en los estados y al zócalo capitalino para el grito de
independencia este 15 de septiembre; esto nos da una idea clara del estado
general de los ciudadanos mexicanos, errados, inseguros, timoratos hasta para
pedir justicia, para imponer límites al poder político. Nunca se ha ganado una
batalla verdadera sin acudir al campo de batalla. Quienes promueven la no
comparecencia del pueblo de México a las plazas públicas y en concreto al zócalo
del Distrito Federal son cómplices del régimen político, del mal gobierno, en
virtud, de que el mismo será llenado con acarreados ignorantes de estar siendo manipulados
y, entonces, ganará la simulación a la democracia.
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