viernes, 21 de agosto de 2015

EL CENTRO DE LA VIDA



El existir es la característica principal que tienen los seres y la vida a los que animados (sin el sentido de tener alma), y sin más parece que el problema de la vida esta resuelto en su base principal y ya no hay cosa alguna que decir; no obstante, se sabe que a los seres humanos se les da la vida y cosa paradójica, tienen que hacerse su vida. Se nace sin desearlo, se vive (radicalmente a voluntad propia) y se muere contra la voluntad.

Un tema que Ortega y Gasset tuvo a bien y con gran tino fue haber visto como la vida casi nunca había tenido su centro en la vida miasma. Un tema que leí hace años y que por economía procesal no haré referencia puntual. El tiempo se me acaba.

Desde el inicio, en donde surgió lo que se puede llamar el antecedente de los seres humanos (el plural es solo cosa de estilo, solo existe una raza: la humana, con variantes), estos tuvieron que tratar de explicarse su entorno y nació el mito como explicación para los fenómenos naturales y para la vida misma. La vida tuvo y tiene todavía, su centro en los cuentos imaginativos que daban una “razón” de ser y de vivir. Los poetas se encargaron de cantar en toda clase re rimas estos cuentos mitológicos.

La creación de los dioses, a la par, dio como consecuencia la creación de la clase sacerdotal, misma que germinó y se elevó para apropiarse de esas “verdades” mitológicas para impedir el avance de la vida, de la verdadera razón.

Los griegos y romanos fueron un oasis en donde se cultivó la razón sin que esta estuviera exenta de la teología pero se había dado un avance enorme. Por fin se tenían las condiciones para pensar seriamente acerca de la vida. Llego el cristianismo con toda su charlatanería dio al traste con el avance de la ciencia, de la tecnología y el saber por la vida. Todo dependía de un Principio Único, el Dios cristiano, más allá de él, solo existía el pecado, el infierno, la condenación. Los seres humanos se sentían ahogados dentro de esta cárcel pero no había salida, se tenía que vivir bajo estas condiciones.

El Renacimiento es, el umbral del uso de la razón para investigar su qué y su para qué, de la vida desde la razón, de manera incipiente y gradual. Sin embargo, ahora el centro de la vida se trasladó a ser racionalista al extremo, es decir, a ser científico de manera radical. A pesar de ello, parece que las masas son ciegas a los acontecimientos inmediatos, incluso los científicos creen que, lo más importante de sus vidas es, precisamente eso: inventar y con ello inventan una disparatada. No hablemos ya de los políticos que son por excelencia lerdos en casi todos los campos del saber y más de la conciencia. No es que no se deba y se pueda vivir como científico o como Neoliberal o como se quiera sin tener la plena consciencia de lo que significa la vida su centro y ¿qué significa la vida en estos términos?, vivir sin más ni más exentos de centros ulteriores de la vida, sin depender de la mitología, de la teología ni de la ciencia o la tecnología y de todos las normas que cinchan a los seres humanos a vivir bajo el yugo de sus fines: la sinrazón, Dios, la ciencia, la tecnología, sin que esto signifique sus abandono. Precisamente en estos tiempos, la vida ha sido puesta por debajo de lo meramente material. Desde tiempos ancestrales los ricos han podido más que el resto aunque estos últimos sean mayoría pero se tenía por lo menos la oportunidad de hacer mundo, de hacer vida; hoy, con la globalización el campo es más estrecho y las oportunidades escasas para ello.

La tecnología, la televisión, lo material por lo material rigen la vida. No es casualidad que se tengan gobernantes estúpidos que no tengan la mínima idea de la vida y sí mucho pragmatismo por los bienes materiales. Quizá mi vida particularísima no sea importante para los demás, debería decir el ser humano individual pero, a lo manos para mi debe ser digna de ser vivida. Tampoco es casual que mientras más se habla y se lucha en favor de los seres humanos más se carece de ellos y se violan, por quienes deben ser sus protectores, los gobernantes y políticos con toda impunidad. No hay mucha diferencia el hoy con el Estado de naturaleza, en donde se imponía la ley del más fuerte. En particular, en México impera la ley del más corrupto.


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