domingo, 23 de agosto de 2015

ADN POLÍTICO



Que no se crea que, la desconfianza, la crítica, la oposición, la acción política contra el gobierno son producto de la imaginación, del rencor, de la mala fe, del dolo del pueblo mexicano hacia el actual gobierno de Enrique Peña Nieto; no, todo ello tiene su base profunda, sólida en los hechos históricos sobre el proceder del Partido Revolucionario Institucional. Más de setenta años de dictadura del partido único de Estado, durante los cuales se cortó de tajo toda libertad, se hicieron masacres como la del 68 y la del 71, se persiguió a los detractores del sistema por todos los medios posibles: cárcel, desapariciones, matanzas, cacicazgos y una corrupción sin límites en lo político y lo económico.

  En lo particular se sabe de las ligas políticas, nexos familiares, de Peña Nieto con el grupo Atlacomulco, Carlos Salinas, Arturo Montiel y todo el grupo cupular del PRI. Miradas ambas historias se ven como una sola.

Peña Nieto gobernó el estado de México con totalitarismo y todos los métodos represivos que tuvo a su alcance hasta desembocar en los crímenes de Atenco. Líderes muertos, encarcelados y la consabida Ley del Garrote.


Por todo ello, el pueblo no cree en las investigaciones e informes dados por el empleado y amigo de Peña Nieto: Virgilio Andrade. A todas luces, se responde a los actos de corrupción con una simulación. Si a esto se le suma que es, un derechos de los ciudadanos fiscalizar a los gobernantes no le debe de extrañar al gobierno la posición del pueblo.  

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