El
trabajo o actividad del filósofo por lo general es teorética y en el mejor de
los casos, debe formarse una cosmovisión propia; en donde queden insertos, el presente,
lo mediano y lo lejano; es decir, lo inmediato, lo mediato y el futuro. Es
evidente que, el filósofo tiene que habérselas no solo con el mundo teórico,
conceptual sino habérselas con la realidad, debido a que, con gran perogrullo,
vive en el mundo que llamamos material, bajo las condiciones de un sistema económico
que no tiene miramientos con ninguno y menos con los débiles. Ahora bien, si el teórico tiene su visión de la vida, debería tener también el otro aspecto, el
de la acción; no obstante, es in frecuente que eso se vea a cada paso que se
da. Ejemplos de filósofos contemplativos y de acción lo son Federico Engels y Carlos
Marx y se cuenta la historia con los dedos de una mano. En efecto, la acción se
deja para otro tipo de seres humanos (Mujeres y hombres), que son lo contrario
de los teoréticos, sus antípodas: lerdos en una cosmovisión y que viven de la inmediatez,
del pragmatismo pringado de un futuro azaroso. En este grupo entran políticos,
empresarios y casi todos los profesionistas habidos y por haber.
Al
filósofo, le opongo el tipo abogado, que se enfoca a dar soluciones inmediatas
a los problemas que le son planteados y tiene que derrochar todas sus energías en
ello. El gasto de energía nerviosa es constante y a un nivel muy alto. Tiene un
mundo conceptual dogmático para hacer una síntesis y hallar en el proceso la solución
buscada. En el buen abogado todo es acción constante piensa poco en las leyes
porque de antemano ya las ha asimilado y saber usarlas para cumplir con su rol.
Los sentimientos en su profesión están por demás. No es que se vuelva un
monstruo sino que sabe que los sentimientos son prescindibles.
En
el filósofo pasa el mismo derroche de energías nerviosas pero no busca
soluciones prácticas sino debelar el mundo oculto, traer a la luz lo que
permanece en la oscuridad y dar una explicación del mundo inexplicado, es decir,
no se contenta como el jurista con dogmas sino que trata de encontrar verdades ocultas
y en el mejor de los casos crear un mundo nuevo a través de sus ideas
originales, hasta donde puedan ser originales; es decir, con la salvedad de no
ser totalmente original. Claro, su trabajo es de una enorme dificultad debido a
que los temas que comenzaron siendo teológicos y que después fueron filosóficos
ahora se han vuelto científicos. El Principio-Primero-de-todas-las-Cosas por
ejemplo.
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