Se
hizo una dura crítica sobre las calcetas que Enrique Peña Nieto uso en la
cerrera del quince de agosto de dos mil quince, “Molino del Rey”, organizada
por el Estado Mayor Presidencial, en un afán de mostrarlo como saludable, energético,
vivaz y hasta inteligente, donde aparentemente se apreciaba que las tenía
puestas al revés. Inmediatamente, Peña
Nieto, a través de su cuenta de twitter y Facebook, salió a refutar, por medio
de fotografías, de las calcetas que uso durante la carrera que no las llevaba
mal puestas. Esto desató mayores críticas, en virtud de su rapidez en refutar
lo mediático e insignificante sobre sus calcetas pero no de los temas graves
que aquejan a la nación mexicana.
Son
públicas las limitaciones mentales, lingüísticas, geográficas, culturales, de
historia y al parecer en ningún ámbito de la vida es ducho, a excepción de la corrupción.
Ahora bien, esto relacionado con la respuesta rápida, certera pero
insignificante que dio respecto a sus calcetas, lleva a concluir que, en la
realidad no gobierna Peña Nieto sino ser solamente una imagen hueca puesta para
tratar de consolidar a un grupo de políticos corruptos del Partido
Revolucionario Institucional. La designación de Manlio Favio Beltrones como
presidente del PRI, no es otra cosa que poner al presidente bajo la tutela del
viejo/nuevo PRI.
Sería
muy esclarecedor quienes gobiernan en la realidad. No se puede seguir pensando
en que Peña Nieto gobierna. Los adjetivos que le endilgan sus incondicionales,
los políticos que se dicen de oposición y hasta la gente bien intencionada tales
como “hombre de Estado”, “inteligente”, “audaz”, “el salvador de México” y
otros por el estilo, no tienen ningún sustento real. La respuesta al “Calcetagate”,
muestra sin lugar a dudas que es ducho para esclarecer cosas frívolas,
insignificantes, al tamaño de su intelecto y de su acción ante los grandes
problemas nacionales; es incapaz de hilar una oración coherente por sí mismo,
de tener una visión nacional. Es un pobre hombre que tendrá la indigna e
indignante suerte de haber sido escogido por un grupo de políticos para acceder
al poder. Su papel se limita a pasar por pantalla, a ser solo una mala imagen
del buen político y una exacta del político apocado, malo para lo bueno, bueno para
lo malo.
Es
un ser humano investido con la categoría presidencial, dando magnas batallas
contra las críticas sobre sus frivolidades; es el campeón indiscutible del ridículo
humano, enclaustrado en los límites de una inteligencia y acción tendientes al
cero, a la nulidad, rodeado de nanas que tratan desesperadamente por mostrarlo como
lo que no es. inteligente y político de acción.
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