Cicerón,
hombre noble, acostumbrado desde la cuna a las formas éticas (hacer el bien), con
el pathos por la vida más alta posible veía con estupor como se pasaba de la
virtud republicana a la descomposición política del ego. Este filósofo nunca
tuvo una vida fácil a pesar de su rango, la virtud era su arche. Se sacrificó
en aras de la Republica romana y dejó una muestra del vivir noble. La nobleza
puede ser heredada o adquirida por si, la segunda forma es la más digna por el
reto y trabajo inmenso que significa. La Republica necesita imperiosamente
ciudadanos con areté política: andreia (valentía), sofrosine (equilibrio, moderación)
y dicaiosine (justicia) para salvar a la patria. Los tiempos más peligrosos son
los indicados para aquellos que no tienen miedo y saben afrontar su temor
fundado con la serenidad necesaria. Nunca,
la Patria estará perdida cuando uno solo de sus hijos tenga la disposición de
morir por ella. Hoy, los gobernantes han elegido la traición extrema y la vida
de canallas sin importarles cosa alguna el rebajamiento de la vida de millones.
¿Qué significa vivir en tales condiciones?. He visto el rubor en los rostros
pero poca acción necesaria. Una vida, un propósito, una meta son todo lo necesario.
“Cero
cobardía”, dijo don Rafael Loret de Mola. Morir, vivir es la misma cosa, ¿Por
qué no me muero?, porque es la misma cosa, porque muero por vivir. No tenemos
las cosas materiales y no las añoramos; tenemos la virtud de no ser otra cosa
que seres humanos conscientes y con eso nos basta. Miramos el pasado
reverentes, el presente conscientes y el futuro desafiantes. Los que no quieran
salir de su falso confort que sigan muertos; los que quieran vivir bienvenidos.
Esperamos la vida, la muerte con el mismo animo alegre de lo que va a pasar
tarde o temprano. Nos enorgullece llamarnos mexicanos, descendientes legítimos,
legales y directos de los pueblos prehispánicos y, no solo no aceptamos este
mal gobierno sino que nos oponemos sin restricciones de todo tipo. Que poco se
nos hacen los peligros, que poco se nos hace la vida sin la lucha.
De
común se le hace al mundo que, a los mexicanos nos hace falta valor y razón; quizá
tengan razón en lo superficial, no en lo fundamental. Estamos hambrientos de derribar
viejos pensamientos, viejas formas, dioses y autoridades, sedientos de forjar
caminos inéditos. Nuestro pathos (pasión libre de locura), nos lleva
irremediablemente a la acción política hasta sus últimas consecuencias, tanto
en la teoría como en su práctica: Praxis. Eso que parece locura para nosotros
es vida libre de falsedades y de tiranía. Locos son aquellos que aceptan vivir
bajo la ignominia.
Necesitamos
hombres valientes para cambiar este mal sistema, este mal gobierno, las buenas mujeres
ya se adelantaron y están en plena lucha. ¡Que tiempos, que costumbres!
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