jueves, 19 de marzo de 2015

¡QUE TIEMPOS, QUE COSTUMBRES!





Cicerón, hombre noble, acostumbrado desde la cuna a las formas éticas (hacer el bien), con el pathos por la vida más alta posible veía con estupor como se pasaba de la virtud republicana a la descomposición política del ego. Este filósofo nunca tuvo una vida fácil a pesar de su rango, la virtud era su arche. Se sacrificó en aras de la Republica romana y dejó una muestra del vivir noble. La nobleza puede ser heredada o adquirida por si, la segunda forma es la más digna por el reto y trabajo inmenso que significa. La Republica necesita imperiosamente ciudadanos con areté política: andreia (valentía), sofrosine (equilibrio, moderación) y dicaiosine (justicia) para salvar a la patria. Los tiempos más peligrosos son los indicados para aquellos que no tienen miedo y saben afrontar su temor fundado con la serenidad necesaria.  Nunca, la Patria estará perdida cuando uno solo de sus hijos tenga la disposición de morir por ella. Hoy, los gobernantes han elegido la traición extrema y la vida de canallas sin importarles cosa alguna el rebajamiento de la vida de millones. ¿Qué significa vivir en tales condiciones?. He visto el rubor en los rostros pero poca acción necesaria. Una vida, un  propósito,  una meta son todo lo necesario.

“Cero cobardía”, dijo don Rafael Loret de Mola. Morir, vivir es la misma cosa, ¿Por qué no me muero?, porque es la misma cosa, porque muero por vivir. No tenemos las cosas materiales y no las añoramos; tenemos la virtud de no ser otra cosa que seres humanos conscientes y con eso nos basta. Miramos el pasado reverentes, el presente conscientes y el futuro desafiantes. Los que no quieran salir de su falso confort que sigan muertos; los que quieran vivir bienvenidos. Esperamos la vida, la muerte con el mismo animo alegre de lo que va a pasar tarde o temprano. Nos enorgullece llamarnos mexicanos, descendientes legítimos, legales y directos de los pueblos prehispánicos y, no solo no aceptamos este mal gobierno sino que nos oponemos sin restricciones de todo tipo. Que poco se nos hacen los peligros, que poco se nos hace la vida sin la lucha.

De común se le hace al mundo que, a los mexicanos nos hace falta valor y razón; quizá tengan razón en lo superficial, no en lo fundamental. Estamos hambrientos de derribar viejos pensamientos, viejas formas, dioses y autoridades, sedientos de forjar caminos inéditos. Nuestro pathos (pasión libre de locura), nos lleva irremediablemente a la acción política hasta sus últimas consecuencias, tanto en la teoría como en su práctica: Praxis. Eso que parece locura para nosotros es vida libre de falsedades y de tiranía. Locos son aquellos que aceptan vivir bajo la ignominia.  

Necesitamos hombres valientes para cambiar este mal sistema, este mal gobierno, las buenas mujeres ya se adelantaron y están en plena lucha. ¡Que tiempos, que costumbres!  


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