lunes, 16 de marzo de 2015

MÉXICO BARBARIZADO S. A. DE C.V.





Para saber la situación real y en toda su profundidad en México es, necesario no oír ni ver y mucho menos creer en la versión oficial. La democracia no se hace por decreto ni se construye mediante la retórica hueca; se construye siguiendo con la voluntad general del pueblo y en beneficio de este, es esencialmente de facto que formal. Lo demás es, simulación y más simulación. Tal ocurre en la República mexicana. .

El deseo de saber es, el preámbulo del conocimiento; de esta manera lo entendió John Kenneth Turner con relación al gobierno de Porfirio Díaz y la situación del pueblo mexicano. En consecuencia vino a México e hizo un largo recorrido, viendo todo lo que un ser humano podía ver, oír por sí mismo y después analizó los hechos, los actos y las palabras. El resultado fue escalofriante. Mostró al mundo el gobierno tiránico, genocida, despiadado de Díaz, en su obra “México Bárbaro”. Ahora bien, de la lectura del libro se saca en conclusión que, mientras el gobierno se mostraba al mundo como un gobierno progresista y se exhibía a la nación mexicana en paz, los gobiernos extranjeros felicitaban a Díaz por sus buen gobierno, la realidad era otra. El dictador, masacraba a sus opositores, desparecía a todos los que tenían ideas contrarias a la suya, deportaba a los pueblo amantes de su libertad a lugares lejanos bajo las más duras condiciones difíciles de creer, hoy, mientras corrompía todos los órganos de gobierno y todas las instituciones en favor de sus incondicionales.  Era aquella una dictadura personal que destruía a los periodistas independientes o compraba su silencio y, cuando no lograba su propósito los perseguía sin descanso  hasta su aniquilación. Los ejemplos sobran. Eso ocurría hace más de cien años y, parece que, con sus matices, la situación sigue en la misma línea tiránica.

Desde que regresó el Partido Revolucionario Institucional, a través de su personero Enrique Peña Nieto, traía la consigna de volver a tiranizar al pueblo mexicano y alzarse no solo con el poder político sino el económico a cualquier costo de vidas a través de las atrocidades más bárbaras, compitiendo con el régimen de Díaz. Al gobierno Neoliberal mexicano, no le importa el pueblo de México sino las pingues ganancias que puedan lograr. Las garantías individuales y los derechos humanos son nulos. La muerte se ha señoreado por manos de los verdaderos, Peña Nieto es, demasiado corto de ideas y de acción para hacerlo por si, aunque esto no le quita ninguna responsabilidad. Hoy, en México gobierna una dictadura de partido en complicidad con la llamada oposición política y el férreo apoyo de los dueños de las trasnacionales mexicanas y extranjeras. La historia es, demasiado reciente y está en curso para contarla. Sin embargo, el gobierno necesita dar la impresión de paz, de armonía, de trabajo intenso, de democracia, justicia y transparencia y no duda en simular descaradamente, dentro y fuera de México.

Como era de esperase, no todos los mexicanos son afines al sistema y hay críticos especializados que señalan los excesos, las simulaciones, la corrupción y la impunidad sin ningún tapujo. Tal es, el caso de Carmen Aristegui. Los logros de esta periodista van más allá de su ámbito y es referente de la democracia, la transparencia, la honestidad y el deseo de saber. Precisamente esa sed de verdad la ha llevado a investigar lo que, el Procurador General de la Republica debería haber indagado, si este fuera un gobierno democrático y no el mismo corrupto de siempre, la enorme corrupción generada desde el Ejecutivo Federal y los Secretarios de Despacho.  Carmen Aristegui sola ha hecho más por la democracia que todo el gobierno junto. Sus investigaciones han incomodado hasta la rabia al gobierno y en especial a Peña Nieto.

La crítica de Aristegui ha sido mal vista por los gobiernos en turno. Felipe Calderón se enfureció tanto que intentó que los dueños de la empresa para la cual trabajaba la despidieran. La presión social, de periodistas solidarios y de intelectuales evitó tal exceso. No obstante, por fin el gobierno actual ha logrado que los dueños de MVS despidan a la periodista para evitar se le siga investigando y acallar la verdad. Hoy, como hace más de cien años, los órganos e instituciones de gobierno están corrompidas por el gobierno en favor de unos pocos y en detrimento del pueblo. Las voces críticas se compran, se persigue o se desparecen para evitar que la buena imagen del gobierno mexicano se muestre con toda su crudeza tiránica y despótica.

Turner, descubrió por sí mismo que la paz, la democracia y el buen gobierno de Díaz era una falacia perversa. Vio la barbarie en cada una de los actos y hechos del gobierno dictatorial que no tuvo más remedio que llamar a su obra “México Bárbaro”. Ahora bien, para ser más preciso en el titulo Turner, debió llamar “México Barbarizado”,  ya que era el gobierno quien barbarizaba al pueblo de las formas más espantosas posibles. No era que, el pueblo fura bárbaro por si sino que se le mantenía sin derecho humano alguno, sin garantías individuales, sin democracia, sin leyes efectivas para poder vivir bajo la razón; en suma se le mantenía barbarizado a efecto de poder mantenerlo sujeto a la dictadura. En efecto, la falta de todos los rubros citados no pueden llevar a otra cosa que no sea a la barbarie. Parece imposible que en pleno siglo XXI, se pueda hablar de barbarie bajo las condiciones señaladas y, con todo, es cierto, solo es menester tener sed de verdad y experimentarlo, verlo y oírlo por uno mismo para llegar a tal conclusión como una sentencia definitiva inapelable. El actual régimen no difiere en lo esencial ni de fondo ni en los métodos.

Solo se debe agregar que, en la actualidad una obra del régimen actual se debería llamar “México Barbarizado S. A de C. V”, ya que es, el gobierno, las trasnacionales y los partidos políticos quienes han cortado de tajo todo avance hacia la democracia, la paz, la justicia en aras de explotar todos los bienes y servicios, todos los minerales, flora y fauna y los que les deje ganancias bajo el imperio de la barbarie y sin importarles los muertos que crecen exponencialmente sin que se castigue a los responsables porque son ellos mismos. Han convertido al Estado mexicano en una gran empresa en donde los dueños son una sociedad anónima, de capital variable que está más allá de la democracia, de las leyes, viviendo con toda impunidad con el garrote en una mano y la espada en la otra y la violencia legítima a flor de piel. 


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