domingo, 1 de marzo de 2015

LUCHA CONTRA LA CORRUPCIÓN



Los gobernantes, políticos y empresarios coludidos en la corrupción no tienen la mínima intención de abandonar el campo de la corrupción, el negocio es magnífico y ya son totalmente adictos a este ilícito. No van a ceder por voluntad propio. No tienen ética y su moral es doble y hasta triple. La lucha anti corrupción será verdadera y efectiva cuando se hagan Consejos Ciudadanos con todas las facultades constitucionales y autónomos que investiguen y persigan a los corruptos hasta sanear la economía y la política y el pueblo debe estar del lado de estos consejos apoyándolos con en todo y por todo.

Es bien sabido que los adictos a las metanfetaminas en un noventa por ciento, a pesar de haber tenido rehabilitación recae, su adicción es tal que pierden casi toda voluntad para siquiera intentar que se les cure. Es el espectáculo más lastimoso de las adicciones.

Los gobernantes, políticos y empresarios mexicanos son ya adictos a la corrupción en el grado que lo están los adictos a las metanfetaminas y por ningún motivo van a dejar la corrupción como forma de vida. Son capaces de todas las bajezas con tal de seguir pegados a la ubre del erario y de todo lo público. Ya han mostrado a que grados de pueden llegar con tal de seguir enriqueciéndose. La adicción a la corrupción puede curarse con leyes severas que corten de tajo este mal.

De la misma manera que los adictos a las metanfetaminas están no solo impedidos sino incapacitados para curar su mal, los gobernantes y políticos están trastornados y son incapaces de siquiera tratar de corregir su fea e ilícita adicción: la corrupción.

Si el Neoliberalismo liberó a los gobiernos de toda responsabilidad social y pública (Programas sociales, educación, seguridad pública y todos los bienes y servicios que antaño prestaba), es evidente que el ciudadano híper individualizado debe por fuerza de necesidad intervenir en la dirección del gobierno y en la corrección de todos los males de la política y la economía. Dejar que los gobernantes y políticos regulen su propia corrupción es la locura, es, tanto como abandonar a los adictos a la metanfetaminas a su curación.


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