“El
sueño americano”, no es otra cosa que, la máscara del monstruo llamado
Neoliberalismo. Monstruo articulado por los dueños de las trasnacionales y sus
respectivos gerentes generales que fungen como gobernantes de los Estados
nacionales. Así, pocos sienten y disfrutan los beneficios materiales y el
resto, es decir, la mayoría, la pobreza extrema, ninguno los efectos sus
efectos vitales, carece de ellos.
El
Neoliberalismo ha rebajado la vida al punto de estar por debajo de lo material;
la vida, el ente más radical de la metafísica, el ente independiente que no
depende de los demás entes: las cosas, los objetos ideales y los valores,
puesta bajo la dependencia de las cosas. ¿Habrá una cosa más monstruosa?. Y, el
Neoliberalismo no solo nos invita a poner las relaciones sociales, de amor y
amistad bajo la mediación de las cosas sino que nos lo impone.
¿No
sé cómo se puede estar aceptar que la vida pueda ser sana ingiriendo refrescos
de cola, comiendo hamburguesas, pizzas y hot dogs a la hora que suena el reloj
de la vida?. La ultra rapidez de producción va aparejada con un híper consumo
de comida chatarra que inicia y termina por enfermar a los seres humanos?.
La
irresponsabilidad a la que han llegado los Neoliberales primarios, es decir,
los multimillonarios dueños de las trasnacionales, es espeluznante; depredan
todo el reino animal, todos los recursos naturales, todos los minerales, los
bienes y servicios, contaminando todo, envenenando todo, destruyendo la vida
misma por su enferma ambición de ganar hasta el mínimo centavo como si hubiera más
mundos habitables. Han hecho a su imagen y semejanza a los gobiernos de los
Estados en subdesarrollo para explotar todo sin ninguna responsabilidad. El
mundo entero puesto al servicio de unos pocos mientras la mayoría consume
veneno camuflado de alimento.
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