Es
común que determinados grupos de personas, a través del tiempo se vayan
formando determinadas convicciones respecto de la naturaleza y los demás seres
humanos para poder vivier entre los existente. La ignorancia de la verdad es origen de convicciones absurdas que
llamamos prejuicios. Los seres humanos se han imaginado y forjado el tosco prejuicio de ser de
origen divino o por lo menos superior. Bajo esta premisa han creído falsamente
que deben señorear sobre los demás seres humanos sin restricción. Esto lleva a
preguntar sobre la verdad de tal superioridad. ¿Es esto cierto?.
Hoy, sigue el prejuicio de la superioridad por pura ignorancia. Gradualmente se
va abandonando tal postura pero se sigue sosteniendo en algunos grupos
extremistas blancos tal prejuicio. El problema se plantea respecto a saber si los cuerpos
tienen colores físicos o colores por la acción de la luz. La respuesta a tal
problema la encontramos en la ciencia y en concreto en la óptica. El ojo humano tiene tres frecuencias
diferentes fotolumínicas que perciben la luz y su variedad de colores en que se descompone.
Ahora
bien, solemos decir que “de noche todos los gatos son pardos”, es decir,
percibimos la ausencia de los colores que, por lo demás pueden reducirse a tres
básicos (rojo, azul y verde profundo); por el contrario, a la exposición de la
luz natural o artificial los objetos, incluyendo los cuerpos humanos, se ven
con determinados colores. Esto se explica, debido a que los objetos absorben determinados
colores y rechazan los demas. De esta manera, la estructura de la sandía en su parte
que percibimos como roja, absorbe toda la gama de colores y
rechaza el rojo y la parte que, percibimos, generalmente, como verde y que es,
su cáscara absorbe todos los colores y refleja el verde.
Los
cuerpos u objetos que percibimos de negro son el resultado de absorber todos
los colores sin reflejar alguno; por el contrario, los cuerpos u objetos
blancos rechazan toda la gama. De esta manera el color con que apreciamos
a las personas son el efecto de lo ya explicado. Los colores no están en los cuerpos
u objetos sino son el resultado de sus estructuras y la capacidad del ojo
humano en percibir la luz. Existen otras formas de percibir en diversas
especies de animales que no son a través de la luz sino del calor o una especie
de radar. Los seres humanos han logrado reproducir en imitación estas formas de
percepción. Esto nos da una nueva forma de ver a los seres humanos en su
aspecto como una graciosa variedad de estructuras y no como una jerarquía de
superioridad/inferioridad.
En
resumen la discriminación por el color de piel no es otra cosa que, un
prejuicio labrado estúpidamente por la ignorancia. Si los señores y señoritas
que sienten ser de noble estirpe por el color de su piel supieran un poco de óptica
o, en su defecto buscaran la verdad, sentirían una vergüenza indeleble. Como no
es posible enderezar tales tonterías, la humanidad tendrá que seguir lidiando
con semejantes prejuicios.
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