El
proceso de asimilación, estaba cargada con dificultades. La tradición clásica,
debido a su origen pagano, chocó con la doctrina cristiana en los puntos
fundamentales, incluyendo la naturaleza e identidad del comienzo divino, el
problema de dios y el diablo, la relación entre el creador y la creación y los
orígenes de la autoridad religiosa. La iglesia temprana de los padres (quienes,
que debemos recordar tienen acceso solo en una estrecha versión de la tradición
clásica), encontraron demasiado miedo en esto.
El
padre de la iglesia que vino a simbolizar su miedo fue tertuliano (fl.
195-215), un crítico altamente educado de la tradición clásica, quien
convertido al cristiandad después de completar su propia excelente educación de
la tradición clásica. Tertuliano escribió extensivamente contra la herejía, atacando
la tradición clásica en su incubadora. Censuro la lógica y la dialéctica (el
arte de construir argumentos lógicos), y específicamente al “miserable
Aristóteles”, quien “inventó la dialéctica… el arte de construir y destruir,
elusivo en sus afirmaciones, tramando con sus conjeturas malévolo en la
argumentación, prolífico en contenidos, una molestia para el mismo”. Y su dar
con frecuencia advierte contra la curiosidad (“Sin la curiosidad requerida
nuestra después de Jesucristo, sin investigación después del evangelio) es
regularmente interpretada como una expresión de la opinión que el cristiano no
requiere conocer más allá de lo que la revelación bíblica suministra. “Esto, no
solo es una caricatura de la verdadera posición de Tertuliano sino tampoco es
representativa de las actitudes patrísticas (aunque esto ha probado no haber
sido obstáculo para su amplia diseminación)”.
Esta
actitud imputada a Tertuliano es un extremo del fin de un amplio espectro de la
opinión patrística. Si el conocimiento pagano encarnado en la tradición clásica
aparece peligroso, también probo ser indispensable y el nivel de hostilidad
expresado por Tertuliano en sus momentos de retórica capaz de destrucción fue
la excepción más que la regla. La total repudiación de la tradición clásica por
los padres de la iglesia fue una cosa práctica, imposible. Muchos habían sido
educados en la tradición clásica antes de reconvertirse a la Cristiandad y
habían adquirido hábitos de investigación racional que no pudo haber sido lanzado
fácilmente a un lado. Además, las herramientas del discurso racional y algunas
de las asunciones de la filosofía griega fueron requeridas para el desarrollo
de la doctrina cristiana y la defensa de la fe en contra de sus detractores. Y,
finalmente, hay un simple que mucho del contenido de la tradición clásica fue
teológicamente benigno. Esto podía haber sido absurdo para los cristianos
educados para repudiar las riquezas intelectuales de la tradición clásica en
cada cosa desde la botánica a la medicina, a la física hasta la metalurgia –por
eso se condenaban a si mismos a un estado de ignorancia bárbara- Desde el hecho
de que los cristianos fueran cautelosos al peligro teológico en la filosofía
greco-romana y la religión, de esto no se sigue que estuvieran preparados para
renunciar a todos los aspectos de la larga cultura greco-romana que (nunca
debemos olvidar) que también era su cultura.
Consecuentemente,
muchos de los padres de la iglesia expresaron al menos una limitada aprobación
de la tradición clásica. Por ejemplo los escritores de los siglos, segundo y
tercero, Atenágoras, Clemente y Orígenes, todos encontraron la filosofía griega
como una herramienta útil en defensa de la cristiandad. Atenagoras acomodo la
autoridad de Platón, Aristóteles y de los estoicos en favor del monoteísmo.
Clemente ataco los más tempranos filósofos por su ateísmo. Pero también reconoció
que ciertos filósofos y poetas taladraban el testimonio hacia la verdad y que
dentro de la tradición filosófica hay “una escasa maledicencia provocada, capaz
de comenzar una ventilación dentro de las flamas, un rasgo de sabiduría y un
impulso de Dios”. “Tertuliano mismo vio la religión cristiana como el
cumplimiento de la racionalidad griega, ambas abogaban y se ocupaban de la
actividad filosófica.
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