El
uso legal y legítimo de la autodefensa es reconocido por la mayoría de los
grandes pensadores, aun por aquellos que pretendían un Estado por encima de los
ciudadanos; tal y como es el caso de Thomas Hobbes. El gobierno mexicano ha
dejado de ejercer la soberanía en diversas áreas del territorio mexicano y
sobre la población que en el vive. Tales son los casos de la zona controlada
por el ejército zapatista, de los territorios controlados por los diversos
carteles. En Tamaulipas se sabe a ciencia cierta que los Zetas y otros grupos
delictivos controlan diversas zonas sin que el gobierno en sus tres niveles
pueda siquiera impedir los crímenes más leves que cometen. Ciudad Juárez,
Chihuahua, es otro claro ejemplo del abandono gubernamental hacia la población.
Se cometen los más horrendo crímenes a la vista del gobierno sin que siquiera
pueda meter las manos para defender a la población.
En
Guerrero existen policías comunitarias desde hace por lo menos doscientos años
por la ausencia de gobierno que pueda mediar y castigar los crímenes que se
cometen. El gobierno con su pasividad ha contribuido de manera clara y
fundamental en la creación de grupos legítimos que solo se defienden después de
no recibir ayuda pese a sus reclamos.
El
caso más grave al momento lo constituye Michoacán, donde los habitantes de
diversos pueblos se han armado para protegerse y combatir a los carteles que los
asolan impunemente. Para ninguna persona entendida es oculto que los que
gobiernan de facto son los carteles. Se sabe de las formas más despiadadas con
que son tratados los habitantes de este estado por los delincuentes. Cobro de
piso, cobro por cualquier actividad económica que las personas realicen;
golpes, injurias, amenazas, violaciones
y muerte son el pan inmisericorde de cada día. Mientras los gobernantes se
turnan para saquear el erario y todo lo público sin impórtales la suerte ya
echada del pueblo, ese pueblo al que dicen servir.
Ante
este escenario claramente injusto e inhumano los civiles se han armado para
defenderse de los delincuentes y han logrado lo que al gobierno le
correspondía, combatir a los delincuentes.
¿Cuál ha sido la respuesta del gobierno?, criminalizar a la sociedad
civil organizada. Hoy, están diecinueve civiles detenidos y procesados por
armarse y defenderse. El gobernador Fausto Vallejo, ha lanzado sentencias
condenatorias de antemano en contra de las autodefensas y policías
comunitarias, diciendo que se les aplicara todo el peso de la ley. Acto seguido
ha hecho un llamado al gobierno federal para que envié las fuerzas del orden
bajo su mando para combatir, no a los delincuentes sino a la población que
legal y legítimamente se organizó y se defiende. Presto Enrique Peña Nieto ha
enviado a su testaferro Osorio Chong para firmar un Pacto por Michoacán para
poner en orden a la población civil. Como si con pactos o decretos se pudiera
moldear la realidad, una realidad precaria en todos los sentidos y ámbitos de
la vida de los michoacanos que se ha gestado durante trienios y sexenios de
indiferencia gubernamental.
La
defensa del cuerpo y de la propia vida es un derecho que está más allá de las
leyes ordinarias y fundamentales de un Estado. El derecho a la vida o la muerte no está en manos del gobierno. Toda
persona tiene el derecho de defenderse de manera individual en legítima defensa
cuando el gobierno está ausente para poder hacerlo. Con mucha más razón las
personas organizadas tiene la legitimidad y la legalidad de defenderse cuando
el gobierno en sus tres niveles a abandonado su deber de sujetar a todos los
infractores a las leyes.
Hobbes,
ha dicho ”Si el soberano (gobierno en este caso), ordena a un hombre (aunque
justamente condenado), que se mate, hiera o mutile a sí mismo, o que no resista
a quienes lo ataquen, o que se abstenga del uso de alimentos, del aire de la
medicina o de cualquier otra cosa, sin la cual no pueda vivir, ese hombre tiene
la libertad para desobedecer”, (Leviatan). Por ende, la sociedad civil
organizada al defenderse de quienes ilegal e ilegítimamente los saquean y matan
se defienden por si, no contravienen ninguna ley, ni a la propia Constitución
General. El asunto es delicado porque pueden grupos delincuenciales camuflarse
como grupos de legítimos de autodefensa. Con todo, ese problema lo debe
resolver el mismo gobierno si no quiere más grupos civiles armados. El gobierno
tiene los recursos pero hasta ahora no ha tenido la voluntad, está ocupado
privatizando lo poco que queda de público, tratando a los grandes capitalistas
con palabras zalamerosas y al pueblo con el garrote como si este último no
tuviera la misma razón que los primeros; lo que el pueblo no tiene es más que
una opción: la autodefensa.
Esperemos
que con el pacto firmado por los políticos y la fuerza pública enviada no se
esté condenando doblemente a los michoacanos. Por una parte la condena ya
ejecutada y en ejecución de estar sometidos a los carteles y por el otro, a la
condena de ser combatidos, muertos, capturados y procesados por el gobierno que
debería ver la realidad y defenderlos.
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