El
ser humano es creador de paradojas aparentes y reales dentro de estas segundas
existen múltiples ejemplos. Para muestra solo pondré la racionalidad y la
libertad. Para vivir en alguna ciudad griega y en especial Atenas era menester
ser ciudadano griego, es decir, ser considerado un ser pensante; todos los demás
eran considerados barbaros. De allí proviene el mote de ser los humanos “homo
sapiens”. Todo el periodo que va desde Descartes hasta el Iluminismo, se consideró
que la razón era el tesoro más preciado que se podía tener ya que la vida dependía
de las luces de la razón.
La
libertad es por lo que más ha luchado el ser humano, ríos de sangre han corrido
y seguirán corriendo en el futuro. Más de uno no ha dudado en ofrendar su vida,
de empuñar las armas y de llevar a las masas a pasar a cuchillo a los tiranos o
derramar sangre a raudales en pos de la libertad. Estos dos rubros (racionalidad
y libertad), quizá sean las dos cosas por las que más se siente orgullosa la
Humanidad y sin embargo, bien visto esto, de continuo resulta falso.
Los
más profundos pensadores han manifestado bajo diversas razones la imposibilidad
y hasta la no existencia de dioses y eso fríamente es racional, pero, la mayoría
de la gente se niega a dar el paso hacia lo racional, viven en la racionalidad en
parcelas de sus vidas pero en lo más profundo son irracionales; les hace falta
creer en divinidades a pesar de pruebas en contrario. En torno a la libertad,
se dice asimismo la gente que es libre y bien vista la vida de las mayorías carece
de la mínima libertad hasta la democracia no es más que una ilusión bien
montada. En estos dos rubros la mayoría se niega tozudamente a dar los pasos
firmes para sembrar las parcelas restantes de sus vidas con las sanas plantas
de la razón y de la libertad.
Resulta
paradójico que buscándose la razón se retroceda hacia la irracionalidad creyendo
en ideas metafísicas tales como dioses, el alma, la vida eterna, fantasmas y toda
clase de cosas francamente pueriles y buscando la libertad se escoja la
dependencia en sus más varias formas, ya sea en dioses, en gobiernos, en el
consumismo, en líderes, marcas y cosas por el estilo.
Como
consecuencia se tiene que no es la racionalidad la que priva sino la
irracionalidad y no se vive en libertad sino bajo el sometimiento sutil y
racionalizado de un conjunto de tiranías ya sean estas metafísicas o reales.
Cada
uno de los que se consideren racionales y libres, cuando piense en la
racionalidad debe examinar en qué medida es racional y cuando se sienta libre
debe examinar sus dependencias.
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