jueves, 27 de junio de 2019

LA POLÍTICA COMO SISTEMA DE CREENCIAS




Nuestra vida descansa sobre todo un sistema de creencias y, esto es muy significativo para entender la realidad, nuestra realidad particular pero también la general. Y, hoy estamos en un cambio de paradigmas., nos hemos vuelto incrédulos de todo al grado de que los conservadores gritan desaforadamente que se acercan tiempos apocalípticos. No hay tal. Otra etapa más de la vida, de la realidad.

Se ha dicho hasta la saciedad que el inicio de la búsqueda de la verdad es la duda en todas sus variantes, pero tal parece que en México lo que menos se quiere es saber la verdad; se quiere fama, dinero, grados académicos o puestos públicos, pero no la verdad. Ahí tenemos el “Talón de Aquiles” del pueblo mexicano, la ignorancia, la fuente de todos los males nacionales. Y, no se crea que las llamadas elites sociales más altas son sabihondas al tipo de Nezahualcóyotl, en realidad son las más ignorantes entre los ignorantes. Únicamente tienen una fe ciega en el libre mercado, son ávidas de los lujos excesivos y se han vuelto huecas, vacías de todo contenido sustantivo realmente germinal de lo bueno, de lo fuerte, son, en resumen, decadentes.

Bien, si la duda es el inicio de la búsqueda de la verdad, debemos preguntarnos ¿Por qué en este pasado inmediato de 2018, el pueblo mexicano en buena medida voto por lo impensable, la llamada izquierda?. Las respuestas que dan nuestros “intelectuales”, son tan inocentes, tan simplonas que harían sonrojar hasta la médula, a un buen pensante. No es como se imaginan estos líderes de opinión que únicamente hay un hartazgo social surgido de los excesos del partido, alguna vez, único de Estado. Hace 30 años, 24, 18, 12, 6 eran los priistas, junto con el Partido Acción Nacional, corruptos en exceso y protegidos por un pacto de impunidad tanto legal como sistémico y durante esos periodos no puedo darse la transición política a pesar de la alternancia en el año 2000, pues siguió (con variantes), vigente el Presidencialismo, aunque decadentes. Los panistas no supieron entender el momento histórico y por consiguiente no pudieron aprovechar su momento. No tuvieron la oportunidad real de ser la vía del cambio, su conservadurismo y su parentesco con el priismo los hundió.

Hay, factores o elementos tanto internos como externos que permitieron el quiebre definitivo del régimen Presidencial. El PRI, nació teniendo como fin ser el nutriente de funcionarios del Estado mexicano en todos sus ámbitos y niveles; ese y no otro era su fin, y de ello dependía su existencia, pero eso se terminó. El Estado mexicano tenía la rectoría de la economía, pero con las privatizaciones esa facultad quedó en la formalidad constitucional, pero se trasladó a las trasnacionales de manera fáctica.  Otro monopolio que tenía el ejecutivo federal era la de ser el mandamás en la política, pero gradualmente ese rubro se fue diluyendo como efecto del surgimiento de diversos partidos políticos. El monopolio político se fracciono y se volvió polvo en las manos del presidente de la república. Un dique más a la democracia lo era la Secretaria de Gobernación, dependiente claro del presidente en turno, pues era ni más ni menos que el Santo Oficio de lo que se podía publicar o no por la prensa y por si esto fuera poco hasta el arte era censurado.

Este totalitarismo se fue minando poco a poco hasta que explotó brutalmente el uno de julio de dos mil dieciocho. Cayó el telón de una puesta en escena y la opinión publica dio un giro de 180 grados. El totalitarismo presidencial creo toda una ideología y practica basada en los anhelos revolucionarios, aunque en la realidad era una “Dictadura blanda”, que se adaptaba a los cambios, pero siempre manteniendo el control social. Tenía pues un sistema de creencias que lo mantenía vigente. Véase en el calendario todos los días de fiesta oficiales y los días de fiesta religiosos y se verá como estas festividades no son otra cosa que tradiciones en las que se creía a pie juntillas. Mucho de estos ha pasado a la historia. Otro echo externo, la caída del Muro de Berlín iba a traer como consecuencia la perdida de la fe en el comunismo y en el socialismo a través de la caída del socialismo real. El Neoliberalismo sin oposición se lanzaría a la conquista del mundo hasta donde dieran sus fuerzas y casi lo logran.

Las expresiones vulgares y comunes en el sistema Presidencial y priista no son más que símbolos de la fe, en la creencia en el régimen. “Vivir fuera del presupuesto es vivir en el error”, “El PRI roba, pero deja robar” y “Papá gobierno”. Claramente se ve como existía una complicidad entre partido, gobierno y pueblo que impedía la democracia. “La corrupción somos todos”, y de allí la necesidad de una “Renovación moral” que bullía en las cabezas de los gobiernos corruptos que por lo mismo nunca hacían lo correspondiente para remediar este mal. Hubo la necesidad de que el pueblo saliera de la “caverna”, platónica y viera por sí mismo la realidad y no sus sombras. Las privatizaciones contribuyeron con su cuota de desaliento a la caída del régimen. Mientras más privatizaba el gobierno en turno más desempleados se creaban, mismos que ya no vivían del presupuesto y con ello su fe en el priismo se diluía.

Doce años de gobiernos panistas acrecentaron el descreimiento y la desconfianza en el régimen. El panismo vendió su pasado moral pero inmediatamente que llegó al gobierno se vio que, en la práctica esto no era más que el continuismo del priismo, pues hicieron suya la corrupción y la impunidad, el dúo que tiene anclado el pueblo mexicano en la debilidad. Al panismo se le debe agradecer, a pesar de todo, de llevar hasta su punto de quiebre al sistema político mexicano.

El presidente en turno, Enrique Peña Nieto, lerdo hasta el tuétano también contribuyó a la caída del régimen priista con su enorme torpeza, aunque lo vendieran como el “Salvador de México”, resultó el sepulturero de su propio régimen sin proponérselo. La corrupción y la impunidad son los símbolos de su gobierno. En su sexenio se dio el punto casi final de las privatizaciones y con ello se dejó desnudo al pueblo de todos los derechos que medianamente había conquistado bajo el mismo sistema político priista. La educación privada, la seguridad hecha un desastre, el campo abandonado casi por completo y la vida toda, en franca zozobra. El PRI, que había vivido como pez en el agua fue sacado a la arena de la competencia igualitaria en lo legal, pero con un descreimiento casi total. El resultado no podía ser otro que la derrota. Un pez fuera del agua no tiene oportunidad de vida, sus agallas son para vivir en el agua.

Esa creencia general, se trasladó en la imagen de un caudillo, un mesías como lo diaria Enrique Krauze, claro este tipo de definiciones están torcidas, contaminadas por el pensamiento errado de Thomas Carlyle. Andrés Manuel López Obrador ni es caudillo ni mesías sino un hombre en el que se han depositado los anhelos de una buena parte del pueblo mexicano y tiene todas las virtudes y defectos de la especie humana. No será el salvador ni lograra cambiar al Estado mexicano, esa es una tarea general que compete como ya se vio al pueblo. Morena se ha vuelto la guarida de lo más bajo, incluso del priismo, pero paradójicamente el pueblo en buena medida cree en este partido y su líder moral. Los que creen que el priismo original puede volver a gobernar se engañan.  El crédito de confianza lo mal gastaron y no hay forma de que lo vuelvan a obtener. El amplio puente de confianza que había entre el partido único de Estado está destruido, fuera de servicio.

lunes, 24 de junio de 2019

LA EXISTENCIA Y FIN DEL PARTIDO REVOLUCIONARIO INSTITUCIONAL




El Partido Revolucionario Institucional, nació como una necesidad inmediata de control político sobre todo el pueblo mexicano por parte de los líderes militares revolucionarios que quedaron con vida. Para ello, se apropió de todos los ideales de la revolución y de todos los órganos, instituciones y símbolos patrios. Para fines de los años treintas del siglo XX, ya controlaba casi todo y lo poco que quedaba no tenía mucha importancia.

A la par del control político, se hizo del control económico y social. Los tres grandes sectores (obrero, campesino y popular), aglutinaban a todo el pueblo y ejercían un control férreo a través de los sindicatos, centrales obreras, organizaciones campesinas, caciques y todo tipo de instituciones públicas y de partido. El PRI lo era todo y en su cúspide estaba el presidente en turno que tenía un poder casi absoluto.

Hablar del PRI y del gobierno en sus años dorados son sinónimos. No se sabe dónde empieza el partido y dónde el gobierno. El partido creció bajo el ala poderosa del gobierno, mismo que no permitía la disidencia o la competencia de otro u otros partidos. La fuerza del Estado en todas sus vertientes estaba al servicio del PRI-Gobierno para no permitir la existencia de disidentes. No es extraño que el Derecho sirviera como instrumento de control férreo sobre la población y las cárceles como lugares de expiación de pecados convertidos en delitos. La prueba reina tanto en el Derecho Penal como en el Civil lo era la “confesión”. A confesión de parte, se relevaban a las partes de probar. La confesión era una cuasi sentencia.

Es evidente que, el respeto a las garantías individuales era nulo no se diga a los derechos humanos que por cierto no existían en el texto constitucional pues es hasta el año de 1990 que se crea la Comisión Nacional de Derechos Humanos en México. El Estado mexicano hacia el exterior se acorazó contra las críticas por tanta barbarie a través de la Doctrina Estrada (1930), que manifiesta que México no se pronuncia en contra o a favor sobre la legalidad o legitimidad de un gobierno extranjero y con base en esto tampoco permitía que los Estados extranjeros se pronunciaran contra el Estado mexicano. Se evitaba toda injerencia extranjera.

El poder casi absoluto del Estado permitió al PRI, vivir una bonanza muy larga que ni siquiera tuvo el Partido Comunista en cualquier parte del mundo, incluyendo la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Y, ese control y aislamiento casi absolutos llevo al partido a cometer toda clase de excesos en todos los ámbitos de la vida pública y privada del pueblo mexicano.

La crítica periodística era muy poca y la que había o se alineaba o desaparecía. La Secretaria de Gobernación era el Santo Oficio de lo que se podía ver, oír, leer o hablar en todos los medios de comunicación en todo el territorio nacional. Y, sin critica libre adiós a la esperanza de democracia pues es evidente que no existía la democracia. Un partido por más que aglutine a casi todo el pueblo en tres grandes no puede ser democrático pues representa a una mayoría sin voluntad y sin opciones.

Un hecho, lograron los priistas con esta concentración del poder político en el presidente: la unidad artificial del Estado mexicano. Todo caminaba según la voluntad del presidente en turno bajo la mirada y conducción de la cúpula partidaria. Desde fuera, todo parecía estar en armonía, pero los seres humanos tienen una tendencia, un impulso natural a buscar la libertad y la justicia y a la larga esos dos rubros iban a ser los puntos por los que se iniciaría la caída de este régimen.

La lucha ha sido larga y cruenta para los partidos de oposición y en especial los de izquierda que han sufrido persecuciones, desapariciones, encarcelamientos y muertos por miles. Si 1968 fue el inicio del despertar de la consciencia individual y colectiva, el año de 1988, se puede simbolizar como el año del principio de fin del totalitarismo priista. A todos los dirigentes y militantes de la oposición de las izquierdas se les debe un justo y merecido homenaje por su determinación aun a costa de sus vidas de cambiar el sistema político con todas sus consecuencias.

Con la perdida de la presidencia de la república, en el año 2000 se abre un periodo de incertidumbre de 12 años en las que el Partido Acción Nacional gobernó con el sistema presidencial con su sello particular de mezclar su moral (doble o triple según convenía) con la política, esto llevó al Presidencialismo a otro grado de agotamiento. Para cuando el PRI vuelve a ganar las elecciones en 2012, el terreno que volvía a pisar ya olía por todos lados a apertura, mundialización, globalización, escrutinio foráneo, redes sociales sin control, democracia y un repudio general por la corrupción y el pasado ominoso. No lo entendieron los priistas y creyeron que, el régimen podía seguir funcionando. Con todo, el fin para lo que fue creado el instituto político, había desaparecido. No había más Presidencialismo, este había perdido los monopolios de dirigir la política, la economía, el periodismo y las ideas y conducta del pueblo. La Doctrina Estrada fue hecha añicos.

En el campo de Derecho, se eliminó la prueba “confesional”, tanto en el ámbito penal como en el civil. El Derecho se había vuelto científico y había que probar las declaraciones (anteriormente confesiones), por todos los medios para que no quedara duda o esta fuera mínima en los procesos legales. Las sentencias variaron y como consecuencia, las tesis y la jurisprudencia iniciaron lentamente una metamorfosis hacia la legalidad dinámica contra la estática de ilegalidad anterior. Esto no significa que no se cometan errores y muchas veces graves, pero por lo manos hay un cambio de paradigma. Únicamente en el mundo ideal no puede haber errores, pero es muy cándido.

Hoy, el PRI, no solo no tiene rumbo sino razón de ser, ese Estado mexicano liderado por un presidente en turno bajo el régimen Presidencial se ha ido, ha desparecido. Un síntoma de ello son las críticas que se pueden hacer presidente y hasta las ofensas sin represalias más que las que se hacen por fanáticos en la realidad real o la realidad virtual. Antes eso era impensable siquiera. 

El PRI, ha perdido tres veces la presidencia de la república, ha perdido el rumbo y su razón de existir; ya el doctor José Narro ha advertido que muchos de sus militantes están pensando seriamente someterse a la voluntad del presidente y esto puede ser cierto o no, pero si refleja lo dicho en líneas anteriores. No hay fe verdadera en que el instituto, se recupere; únicamente los ingenuos pueden creer esto. Tienen las elecciones de 2021, que van a poner a prueba a los priistas y creo sinceramente que no van a pasar la misma. Para el 2024 con estas perspectivas reales se ve muy difícil que puedan llegar fortalecidos más bien más disminuidos. La vez anterior tardaron 12 años en regresar al poder presidencial, pero dudo mucho que aguanten otros 12 o 18 años como partido competitivo.

Sin el presupuesto público en sus manos y de manera discrecional, sin militantes como antaño, sin fe, sin dejar las prácticas fraudulentas y con una división interna virulenta el escenario es más claro por la decadencia sin remedio del partido, que, una renovación o una refundación. La existencia del PRI, es tanto como si existieran los dinosaurios. ¿Quién o quienes en su sano juicio creerían en ello ante las evidencias devastadoras?

sábado, 22 de junio de 2019

EL PANISMO COMO OPOSICIÓN





El panismo en algún momento de la historia política de México, se condujo con ética y una moral acorde a sus declaraciones. Pero tan luego llegaron al poder político se mostraron como una turba sedienta de placeres mundanos, sedienta de vanidad, sedienta de dinero publica para fines privados. En resumen, se corrompieron y se pusieron los ropajes del priismo que les quedó a la medida. Tuvieron doce años para hacer una transición política del Presidencialismo hacia la democracia. Desafortunadamente para el Estado mexicano se envilecieron al grado de sentirse iluminados para imponer su moral religiosa a través del “Reino de Dios en la Tierra”. Abandonaron la política, en buena medida, para dedicarse a la corrupción mientras cantaban bellos salmos y oraciones.

Tan ocupados estaban en las privatizaciones y en la rapiña sobre el Estado mexicano que nunca lograron percibir los anhelos del pueblo mexicano. Siguieron actuando como si la realidad se debería ajustar a sus delirios y no a ella misma. El resultado fue que se vieron avasallados por la decisión del pueblo a ser meros comparsas de Morena aunque remolones. Han sido relegados a montar una ola que los dejará varados en playas desiertas. ¿Quién en su sano juicio está dispuesto a seguir oyendo las palabras huecas del panismo?, creo que únicamente los despistados.

Los panistas tienen un error fundamental, creerse enviados del Dios católico, creerse cultos, sabios y prudentes cuando dan muestra publica de tener una educación muy paupérrima y una doble y hasta triple moral. Basta con oír a Vicente Fox, a Felipe Calderón, a Diego Fernández de Cevallos o, a Gustavo Madero para darse cabal cuenta que usan, en todo momento, un lenguaje muy similar lleno de improperios (y no se trata de mojigatería), muy básico carente de toda disciplina que requiere la Ciencia Política. Es una vergüenza escuchar sus expresiones que corresponden más a bares y cantinas que los recintos legislativos, los estudios de televisión, foros, entrevistas de todo tipo en radio y televisión. Con todo el reclamo central es su falta de ideas. No tienen la mínima idea de lo que es el Estado en general y menos las circunstancias políticas, económicas y sociales por las que transita la nación mexicana. Son lerdos con ínfulas de sabedores.

Los panistas son tan ciegos a sus fatales errores que no tienen tiempo de reflexionar y recomponerse. Han desplazado a la llorona en todo el territorio nacional y un día si y el otro también lanzan análisis y profecías dignas del Apocalipsis. Por doquier ven males y signos del fin de los tiempos. No hay tales. Los panistas han enloquecido por haber perdido el poder público con el que pretendían hacer una dinastía moral y llenarse los bolsillos de dinero público. Todavía resuena el “¡Animo, Montana!, ¡Lo que dura, dura!, de aquellos gloriosos días en los que se reunían los legisladores panistas para simular que iban a reuniones para bien legislar mientas se daban la gran vida con dinero público con prostitutas y ríos de alcohol y váyase a saber qué cosas más. En fin, el panismo en el poder fue el canto de las sirenas, el vuelo de una golondrina y la mordedura viperina al erario.

Hoy, los panistas se quejan amargamente día y noche de su lamentable situación y quieren endosar esa factura al pueblo, aunque no lo digan y han enfocado sus diatribas contra el gobierno en turno como si ellos mismos no fueran los responsables y culpables de su actual situación. Con su gritería y trompetería vuelven sombría la vida. Son incorregibles.

Ahora bien, los críticos de este gobierno (y, es legal y legítimo que se critique a este gobierno), son los que quedaron sin poder político y los que quedaron en calidad de minoría. Estos sujetos tejedores todos los días nos anuncian el Fin del Mundo; y sin embargo, se sigue viendo a Fox, Calderón, Madero, Fernández de Cevallos y la mayoría de críticos de este gobierno bien alimentados (imagino que hasta nutriólogos tienen), bien vestidos, con todos los bienes y servicios que tienen menester; es decir, tienen su vida perfectamente arreglada con el dinero público. Les debería dar vergüenza decir que luchan por el pueblo y para el pueblo cuando ha sido todo lo contrario, han traicionado al pueblo una y mil veces. Prueba de ello, lo fueron las elecciones de uno de julio de dos mil dieciocho.

Los panistas deberían preocuparse y ocuparse de recomponerse, siempre hace falta una oposición fuerte y no una que sirva únicamente para rounds de sombra muy sin sabor. Pero creo que el histerismo colectivo les impide volver a la cordura y seguirán con sus conductas insanas y sus discursos de odio. Hay una muy mala noticia para ellos, el pueblo ya se dio plena cuenta de quienes actúan en contra de sus intereses y de cómo remediar esos males en las urnas. Mucho me temo que no les alcanzara el tiempo, los recursos humanos, los recursos materiales para llegar fortalecidos a las siguientes elecciones de 2021, que ya están a la vuelta de la esquina.

Los panistas como mexicanos tienen todo el derecho a criticar este gobierno pues esto es sano para todos, pero no tienen derecho a dividir, a mal expresarse, a confundir los cotilleos, las intrigas, las mentiras con la política. La política es la consecución del poder y su conservación básicamente, pero entre más política de calidad se haga mejor le vendrá al pueblo y en ese sentido deberían serenarse y la consecución del poder por el poder y en beneficio de sus intereses particulares.

En resumen, los panistas deberían educarse a un buen nivel y no únicamente ostentar grados y títulos inútiles pues siendo muy lucidores se ven opacados cuando malamente expresan sus ideas descabelladas. Segundo, deberían serenarse, con tanta trompetería y gritería confunden todo y causan falsas alarmas. Tercero, deberían dedicarse a la política de manera profesional y no con el desparpajo que los caracteriza y ello conlleva a separar lo religioso de lo público. Cuarto, abandonar la corrupción y la impunidad como medio de vida. Quinto, buscarse un trabajo cuando no tengan puesto público.

jueves, 20 de junio de 2019

EL MITO DE LA CAVERNA EN LA PRÁCTICA




El famoso “mito de la caverna”, de Platón, en donde se encuentran en ella diversas personas sujetas, mirando hacia una pared y observando como realidad, las sombras de esa realidad y, en donde solo se puede salir del error a través de un esfuerzo enorme es perturbador. Con todo, si esto se traslada a la realidad y se quiere sacar de las sombras a los que viven sujetos a mitos, prejuicios y a todo un sistema de creencias, resulta aún más perturbador, estéril y hasta peligroso.

No debe olvidarse las dos ocasiones en que Platón mismo, quiso poner en práctica su teoría y fue esclavizado por el tirano Dionisio y rescatado por Cirenaico. No todos tenemos un Cirenaico a la mano. Evidente que, el sistema de creencias en que se vive hace que no se puedan percibir niveles de realidad más profundos. La gran mayoría se contenta con vivir en ese refugio que si bien no es un edén, a lo menos permite tener referencias y lugares comunes.

Cuando se es joven se puede intentar liberar a los demás, cuando ya se es viejo es un locura imprudente. Se debe avanzar en completa soledad sin esperar otra cosa que no sea la soledad personal y escogida. El pensamiento vuela, la realidad se arrastra y así seguirá siendo per secum secularum hasta que, llegue el fin y el telón caiga.

miércoles, 19 de junio de 2019

LA QUIEBRA MORAL DEL SISTEMA POLÍTICO MEXICANO




El sistema político mexicano desde los años sesentas del siglo XX, mostraba su totalitarismo a través de la fuerza, pero también su decadencia moral. Podría pensarse que, lo moral no tiene que ver con la política pues son áreas distintas del saber, pero esto es falso porque el ser humano es una unidad hecha de diferentes impulsos, creencias falsas o verdaderas, es una unidad compleja.

La ambición desmedida de los gobernantes priistas se desbordo pues no había un dique que pudiera contener el despliegue de esa ambición desde el partido único de Estado como del gobierno emanado de ese instituto político y que prácticamente eran una unidad dividida únicamente en lo formal pues en la realidad actuaban bajo concierto y protegidos por las leyes que ellos mismos imponían y en primera y última instancia sostenidos por la fuerza del Estado.

No se crea que a los propios priistas no les calo honda su propia corrupción e impunidad. Miguel de la Madrid Hurtado presidente de 1982-1988, ofreció una “Renovación Moral”, misma que quedó como una buena intención pues nunca llevo a cabo acciones en contra de la corrupción sino actos mediáticos como el encarcelamiento de Arturo Durazo Moreno y el de Jorge Díaz Serrano. Esta pre-ocupación, pero nunca ocupación de combatir a la corrupción y su correlato la impunidad fueron un par de elementos que fueron minando mortalmente a los políticos mexicanos del Partido Revolucionario Institucional y con la mundialización de la economía y la globalización de los pueblos se estaba preparando la caída del Presidencialismo.

A pesar de la decadencia moral de los políticos mexicanos, el pueblo ede3 México no estaba preparado para darse un gobierno bueno o malo por sí mismo. El miedo a las izquierdas llevaba al paroxismo tanto a priistas como a panistas y contaminaban con ese mismo miedo al pueblo mexicano. Una sola salida quedaba, votar en contra del Partido Revolucionario Institucional y que quedara el Partido Acción Nacional como garante de la continuidad del sistema político, económico y social con la esperanza si no de una renovación moral a lo menos de una baja en la corrupción e impunidad.

Si los panistas hubieran logrado contener sus ansias de poder público por el poder público, su corrupción e impunidad hubieran logrado imponer un nuevo sistema político, pero en los 12 años que duraron el poder contribuyeron con su decadencia al quiebre definitivo del régimen que heredaron. Son bien conocidos sus excesos, sus traiciones al pueblo, su corrupción sin medida como para volverlos a contar. Y, esta es una loza sepulcral que ignoraron en las elecciones del 1 de julio de 2018. Ciegos y soberbios ante sus propias responsabilidades y culpabilidades creyeron que podrían volver a gobernar al Estado mexicano. La historia es otra y bien conocida. Sin embargo, siguen sin aceptar sus responsabilidades y culpabilidades pasadas y presentes y actúan como si no hubieran sido los responsables y culpables de la quiebra moral del Estado mexicano.

Es cierto que la decadencia venía desde décadas atrás, pero los panistas ni supieron ni pudieron con la responsabilidad de frenar la corrupción y la impunidad. Por el contrario, se envolvieron en las mismas y se lanzaron al vacío esperando vanamente caer sin romperse o sufrir daño alguno. No se dieron cuenta que la sociedad estaba cambiando vertiginosamente y que en ello les iba su destino.

La moral panista como se ha visto es una moral formal pero que no aplican en la realidad. Ávidos de poder político y económico, los panistas se lanzaron a la rapiña publica sin ningún recato pensando que iban a durar por lo menos de 20 a 30 años en el poder. No fue así y hoy sufren las consecuencias y se engañan a sí mismos con cuentos infantiles sin ningún sustento real. Confunden el cotilleo, las intrigas, las descalificaciones, las mentiras con la política misma, la verdadera política que les daría una esperanza de conseguir volver no ya al poder sino a comenzar a tener credibilidad ante la ciudadanía. Vienen las elecciones del 2021 y esa será otra prueba de fuego tanto para priistas como para los panistas. Si verdaderamente no hacen buena política estarán en serio riesgo de caer en las votaciones.

El panismo debe aceptar que en sus manos se llegó al quiebre moral total con resultados desastrosos porque enarbolaban la moral católica que los hacia engañar al pueblo y lucir como una esperanza de evitar mayor decadencia. No fue así, ya estando en el poder político lo utilizaron para llenarse los bolsillos y las cuentas bancarias de dinero público y atesorar vienen inmuebles y muebles de manera escandalosa. Compitieron con los priistas la deshonrosa calidad de corrupción. El resultado fue un desastre para todos.

La privatización llevada a cabo por los priistas y panistas llevó al Estado mexicano a su desmantelamiento, a su debilidad más profunda. Y, esa responsabilidad y culpabilidad, por lo menos moral, deben aceptarla para su propia sanación y la de los demás. Ahora bien, se debe acotar esa responsabilidad a los estrictamente correspondiente porque no es licito ni moral responsabilizar y culpar de lo que ya no les corresponde.

El Estado mexicano, el gobierno y el pueblo necesitan una oposición fuerte, democrática, clara en sus metas y en sus procedimientos y para ello se debe preparar el panismo. Lo que resta del perredismo y del priismo desaparecerá gradualmente no así el conservadurismo que es propio de un pueblo tan dado a ser religioso, aunque moralmente torcido. En efecto, el panismo late en una buena parte del pueblo mexicano no así el priismo que ya no tiene un fin pues su fin era ser el partido único de Estado y eso se terminó. Por su parte el perredismo, tan profundamente disminuido, se ira integrando a Morena pues su fin de cambiar de régimen político lo abandonó y lo retomo Morena.

Por el momento, no se ve como la oposición haga mella significativa al nuevo sistema político que va dando tumbos (eso es normal en una transición), pero que no se detiene. Esto, no es obra de una sola persona simbolizada en el presidente de la república y aquí, estriba la ceguera dela oposición, sino de una buena parte del pueblo que, dio claras señales de lo que no quería y de lo que si quiere.

La última vez que el pueblo llano participo en una transición lo hizo en la revolución de 1910, contra la dictadura personal de Porfirio Díaz, pero ese triunfo le fue arrebatado para construir una dictadura de un partido único de Estado. El pueblo debe estar vigilante y actuante para observar los errores, corregirlos con acciones políticas, en las urnas y por todos los medios que estén a su alcance como su soberanía activa.

sábado, 15 de junio de 2019

EL ABECEDARIO Y LOS NÚMEROS




A menudo ignoramos los inventos o descubrimientos de los seres humanos: tales son los casos del Abecedario y los números. El alfabeto español en México tiene veintisiete letras, de las cuales cinco son vocales. Los números son diez y de ahí se derivan todas las cantidades inimaginables y eso es una maravilla.

Con veintisiete letras podemos expresar pálidamente nuestros pensamientos y los muy avezados pueden sorprendernos con poemas, obras literarias, científicas y filosóficas. ¿Se imaginan que no pudiéramos expresarnos con palabras?. Nuestra vida sería mucho más difícil. La cultura simplemente decaería en grados inimaginables. Nuestra vida diría sería más tortuosa. La violencia se haría mucho más grande por hechos que hoy consideraríamos intrascendentes o de poca importancia. Las palabras escritas o habladas son de vital importancia para los seres humanos y, es cierto que hay un lado siniestro en la Humanidad que nos horroriza pero no se puede negar que las palabras bien construidas y usadas pueden llegar a lo sublime y, a conmover al o a los lectores u oyentes.

Por su parte, los numero del cero al nueve son la base del sistema decimal (existen otros sistemas), y con ellos podemos expresar a realidad desde las matemáticas o la física. Pueden medirse y, expresarse grandes distancias y entender el diseño de la realidad. Antaño se creía que el Universo tenía un diseño divino y que las matemáticas era el lenguaje de esa divinidad. Hoy no creeríamos en tan bella aseveración pero eso no le quita lo maravilloso que resulta expresar con tan pocos números la realidad. No sabemos lo que en el futuro se pueda descubrir o inventar con los números pero es seguro que seguirá siendo asombroso.

Si se piensa en el alfabeto y en los números no se podrá menos que asombrarse que, con tan pocos elementos que contienen ambos sistemas de expresión humana se pueda comunicar los pensamientos y la realidad. Pero no únicamente se pueden expresar los pensamientos y, entender la realidad desde las matemáticas y la física sino que también se puede cambiar, transformar la realidad y eso ya es bastante.  

viernes, 31 de mayo de 2019

LA EDUCACIÓN ACADÉMICA EN MÉXICO




La educación académica debe tener como razón de ser el saber teórico y práctico, desde el kínder hasta la universidad, para conseguir los mejores profesionistas y técnicos para beneficio del Estado  y en especial de la nación mexicana. No se requeriría examen de admisión en las universidades pues el sistema corregiría los defectos y superaría las limitaciones de los estudiantes.

La realidad es otra, la educación académica en buena parte, se ha privatizado, teniendo en cuenta no el saber sino la ganancia económica. Es lastimoso ver como el sistema educativo público y privado, es una limitante para alcanzar el conocimiento en todos los grados académicos. El resultado es profesionistas totalmente confundidos en su área del saber. Ingresan al mundo laboral casi totalmente desprovistos de conocimiento teórico útil y en la práctica es una tortura tratar que comprendan los procedimientos.

Por desgracia en las universidades se enseñan las apariencias formales y se evita a toda costa el saber genuino. Mientras no se corrija este mal, la nación mexicana seguirá padeciendo miopía intelectual, tomando lo malo por bueno y lo bueno por malo. De esta manera se evita crear verdaderos líderes y gobernantes, a lo menos medianamente preparados, para saber mandar (el principal atributo que deben tener los que gobiernan), y no da espectáculos verdaderamente mediocres en sus declaraciones.  

Es sabido que la principal preocupación y ocupación de filósofos como Platón, Aristóteles, Maquiavelo entre otros fue la ignorancia de los políticos y hasta la fecha sigue siendo un mal. Debería ser una preocupación y ocupación del pueblo la educación de calidad y no tener un sistema educativo como un simple pasatiempo nacional.

Un buen sistema educativo no crearía genios pero si permitiría a los mismos su pleno desarrollo y crearía profesionistas capacitados para dar soluciones a los problemas que se les plantearan. Hoy, la mayoría de los profesionistas, aun con doctorados siguen ideas viejas, obsoletas en todos los campos del saber. La verdadera riqueza de un pueblo debería ser el saber verdadero; con ello se sabría aprovechar las riquezas materiales de manera responsable.

lunes, 6 de mayo de 2019

LA MARCHA DEL SILENCIO UN ESPECTÁCULO MORAL





Este domingo cinco de mayo se realizó la llamada “Marcha del Silencio”, sin que fuera tal pues los que ocurrieron a la misma, hablaron hasta que se cansaron durante toda la jornada. Pero esto es lo de menos. Lo realmente interesante es saber el fondo de este espectáculo-viacrucis. Vimos la forma pero no el fondo de esta puesta en escena. Voy a contarles el fondo desde otro punto de vista que no es el político sino el moral.

Es preciso que se aborde desde el punto de vista moral la marcha porque es su fondo. Los conservadores tienen una moral particular como la tienen los liberales. La moral de los conservadores parte de la idea de Dios (Únicamente idea pues no se puede comprobar su existencia), como el creador de todo lo que existe materialmente. Con todo, este mundo es corrupto y se debe buscar la auténtica felicidad en el otro mundo, es decir, el Edén, donde todo es dicha y felicidad eternas.

Ahora bien, no por ser este mundo corrupto, malo y despreciable se debe dejar de intentar a lo menos ser, en la medida de lo posible feliz, con arreglo a la Biblia. En efecto, del Génesis surge el modelo de familia, los ejemplos a seguir, las sanciones divinas y en el Apocalipsis esta ya decretada la destrucción de este mundo malo. Bien, este es por lo pronto el campo de acción de los conservadores, de los religiosos que viven según los dogmas bíblicos o divinos. Quebrantar estas leyes es vivir en el pecado y el destino es el  infierno por toda la eternidad. En consecuencia, se debe construir en todo momento “El Reino de Dios en la Tierra”, a pesar de la existencia del Estado laico, este se debe moldear a este sin importar que se llegue a la irracionalidad. Esta moral es inamovible.

En contraposición se tiene a los liberales con una moral basada en la racionalidad y en todo momento se debe de ir corrigiendo según los científicos hacen la ciencia y los técnicos aplican esos conocimientos a la realidad de la vida. Esta moralidad es cambiante y por pura necesidad entrará de continuo en franca oposición y lucha contra la moralidad religiosa. Los liberales apelan a vivir de acuerdo a la realidad material sin que esté exento de valores, su justificación metafísica pero ya no basada en la idea de Dios.

Los conservadores de continuo entrarán en conflicto consigo mismos al tratar de imponer su moral por sobre el Derecho, es decir, sobre el Estado y no hay forma de salvar estas contradicciones pues tienen su centro en el ente metafísico. Los liberales tienen sus contradicciones pero que no están basadas en la religión sino en cuanto son seres humanos con límites y pasiones.

Los conservadores mexicanos salieron a marchar no por las injusticias, la violación a los derechos humanos ni el mal gobierno actual como lo dicen ellos sino porque fueron echados de su endeble Edén terrenal pero al fin suyo, donde tenían como fin primario hacer que ese “Reino de Dios en la Tierra” se hiciera realidad. En todo momento hay personas de este rubro que se sienten realmente llamados por la divinidad para cumplir objetivos específicos, según sea la capacidad y la actividad en que se desempeñe cada cual. Los propios Vicente Fox y Felipe Calderón en diversas ocasiones han manifestado públicamente haber sentido ese llamado celestial. A los liberales les parecen extravíos, alucinaciones pero a los que sienten ese llamado entre más irracional les parece más verdadero. Les parece el camino único de la vida y no hay forma de sacarlos de este estado mental.

Haber perdido el poder político puso a los conservadores en francos delirios de todo tipo y rabiosos como lo son, no pudieron callar sino todo lo contrario. Pero este espectáculo y sus excesos tienen su origen en el infierno mental en que fueron arrojados ni más ni menos que, por sus irreconciliables enemigos, los liberales. Abortos, matrimonios entre personas del mismo sexo, prostitución, educación libre de moral y no ser ellos los que gobiernen es el equivalente a la perdición en el infierno y se les hace que, a los que llaman de “Izquierda”, son su diablos atormentadores dirigidos por el mismo Satanás entronado en la silla presidencial. Por lo menos si hubieran sido los priistas los que hubieran ganado no estarían tan tristes, tan enojados y rabiosos; con ellos bien pueden pactar que se abran anchas puertas y ventanales para a lo menos poder respirar. Pero estos socialistas son obra satánica.

Imaginemos por un momento la hipotética posibilidad de que el actual presidente renunciara a su moralidad y, a su terquedad de vivir en un Estado laico. De pronto, los panistas quedarían incrédulos pero si constatan que es cierto creerían en un milagro divino y saldrían a marchar jubilosos como lo hicieron (Dicen), en Jericó, ciudad que cayó a los siete días de estarle dando vueltas siete sacerdotes y dando gran trompetería con los cuernos que llevaban. Quizá los líderes panistas representen a los sacerdotes y las marchas simbolicen las vueltas a esta nueva Jericó que debe caer por mandato divino y por la alianza existente entre estos elegidos y Dios.

Si esto sucediera los panistas no verían a Andrés Manuel López Obrador ya como un enemigo sino como un converso de la mano divina. Y, entonces, por un instante, todos los mexicanos caerían de rodillas hermanados por este hecho extraordinario siempre y cuando se reconociera la superioridad de los elegidos, obvio los conservadores. Claro, esto es una bonita ilusión. La realidad es otra.

La realidad es que los conservadores se sienten arrojados de lo que por derecho superior deberían tener, la dirección del pueblo bruto y de los pecadores liberales. Estas marchas, antes que políticas, antes que lucha por lo jurídico, por la justicia, por el bienestar común son manifestaciones, emanaciones de su moral religiosa. Su infierno no es material sino moral. Para los panistas México como Venezuela son auténticas sucursales del infierno. Simplemente no deberían existir.

Las marchas también significan que los conservadores han fallado en su encargo de moralizar, si no es posible volver bueno al resto por lo menos dirigirlos lo mejor posible y este sentido sienten culpas que deben expiar públicamente en un espectáculo ridículo para los espectadores pero un auténtico viacrucis donde están dispuestos a ser humillados con tal de salir libres de esta falla. Porque para los panistas mientras más absurda es su conducta resulta más verdadera y auténtica.

Con los conservadores religiosos únicamente se puede coincidir en la irracionalidad nunca en la racionalidad. Si se usa la razón se tiene ya, de inmediato a los panistas como enemigos sin más trámite. Ser racional es ser contrario a ser conservador y viceversa.

Una penúltima observación. El derecho a mandar no es terrenal sino un derecho divino y hay señales para los elegidos y el método es la eugenesia (buen nacimiento), pues esto trae ventajas mentales y físicas para la vida y dentro de las mismas para mandar a los demás. Por estos prejuicios los conservadores repudian el aborto (Dios da la vida y es el único que puede quitarla), el matrimonio entre personas del mismo sexo (Va en contra del modelo de familia bíblico), la prostitución (Trae enfermedades venéreas, aunque hay tolerancia), la educación laica (Va contra la moral cristiana), entre otros dogmas y, en consecuencia prefieren a los que tienen la piel blanca, presumen la alcurnia, los buenos modales, la educación y por sobre todo su moral. Los que no estén dentro de este rango son el pueblo, el vulgo decadente que no puede señorear sino obedecer.



miércoles, 1 de mayo de 2019

EL PENSAMIENTO Y ACTUACIÓN DE LOS MEXICANOS





En toda la historia de la Humanidad no se encuentra un pueblo que no necesite de los mitos, del engaño colectivo. Sin embargo, hay grados de necesidad del engaño. En México hemos tenido buenas cabezas y buenos seres humanos prácticos. Con todo, campea el engaño y más el auto engaño en nosotros como individuos y como pueblo.

Nos imaginamos buenos sujetos y que los demás son los malos. Nos creemos acreedores de lo mejor sin querer aportar el mínimo esfuerzo. Toda nuestra vida es casi exterior, pocas veces interior. En resumen, no nos conocemos. Más aun, no queremos conocernos pues sospechamos toda nuestra negatividad. Para nosotros este mundo es un pecado eterno y esperamos ser redimidos en el mas allá imaginario.

Chava Flores, nuestro querido Chava Flores, sabia esto y nos lo echo en cara de una manera jocosa y amable: “A que le tiras ¿Cuándo sueñas mexicano?”, pero lo tomamos a broma y reímos de buena gana. ¿No es hora de ponernos como pueblo, serios?. Si fracasamos en conjunto es por los estadounidenses y si en lo individual es por el vecino o los amigos. Siempre es el otro nunca uno ni como pueblo ni como individuos. Vaya engaño.

Debo admitir que yo vivía dogmáticamente hasta que cumplí los doce años de edad. A partir de ahí, quise y quiero la verdad por mala que esta sea. Que realidad se encuentra en estas circunstancias. Nos negamos a buscar y enfrentar la realidad. En cada paso que hemos dado para bien y para mal siempre henos sido nosotros como pueblo o como individuos los responsables. Pero insistimos hasta la saciedad a culpar a los demás, somos irresponsables, adolescentes que vivimos del crédito del mundo.

Los hijos, los jóvenes viven del crédito paterno y materno y creen tener en su favor todos los derechos del mundo; así somos como pueblo nos creemos merecedores del fruto que otros siembran. Que el gobierno arregle todas mis necesidades que para eso soy el pueblo soberano. Pero precisamente cuando un Estado es grande es cuando sus ciudadanos aportan lo mejor se si y su gobierno es concordante.

Por desgracia, esto ocurre, donde no debería ocurrir, en las cabezas que guían al pueblo. Los políticos mexicanos son como los del resto del mundo, lerdos, tontos en suma en el pensar como en el actuar, pero se complican en no saber implementar una política que camine sobre los rieles del saber mandar sino en el de saber cómo enriquecerse con toda impunidad, rezando porque esto sea per secum secularum y en eso fallan. Tienen en sus cabezas y en la práctica una política de la decadencia, de la falsedad. Los gringos son estúpidos, pero no se engañan con la política que deben seguir. Tienen sus Calígulas y sus Nerones pero el sistema funciona. La pregunta es, ¿podemos ser por lo menos como los tebanos ante los espartanos?. Creo que tenemos en potencia mayor riqueza en todo ante los gringos, son vulnerables a mas no poder.

Sería bueno hacer un Génesis del pueblo mexicano y una teleología del mismo para aclarar algunos entuertos. No más ser el patio trasero ni los primos incomodos. No más ideologías opresoras, de todos modos, moriremos algún día pero que no sea de rodillas. Si l clase política mexicana es lerda y sumisa el pueblo no tiene por qué serlo. Busquemos el futuro sin olvida r el pasado. Cuando Moctezuma ya no representaba al imperio fue apedreado y murió. ¡Qué diablos!, no debemos estar sujetos al gobierno sino al revés. Lo que hoy es una visión, un proyecto un día será realidad.

El pueblo mexicano no desmerece ante ninguno del mundo. Que ha tenido sus flaquezas y sus desvaríos ni qué dudarlo, pero eso no significa que no pueda retomar su grandeza futura. Les toca a los políticos y, hay que crearlos y fórmalos, hacer realidad lo planteado. No importa el sacrificio ni las circunstancias. Una visión y una meta, es todo. No existe Dios ni el Diablo. No confiamos en Dios ni en la otra idea del Diablo, somos nosotros y siempre lo seremos. Vamos a forjar una nación como nunca se ha conocido y eso lleva su tiempo. La nación mexicana debe ser libre y amigable pero nunca sierva. Se tendrá que enseñar que el pueblo determina al Estado y no lo contrario.

Nuestro modelo no debe ser Esparta sino el mexicano prehispánico, ahí radica el tesoro y la fuerza que mira el futuro, que lo busca incansablemente. No nos engañemos en lo principal. No más “División de poderes”, sino una estructura del Estado mexicano con su propia naturaleza y funcionamiento propios.

Sé que mi filosofía es demasiado atrevida, fuerte e inusual, pero se tendrá que seguir si se quiere salir del vasallaje. Qué más da. ¿Qué esperaban de mí?. ¿Qué espero de ustedes?. Un eco que se repita en todas las cabezas de los mexicanos, unidad en todo momento sin conservadurismo. Ese pensar, ese ser así no me llega del exterior es tan nativo como lo ha sido este pueblo en su diversidad.

Recuerdo cuando me quite la autoridad de un Dios como idea, después de mi padre y madre y este dulce abandono de la dependencia no me abandonará “never more”. Ese vivir sin Dioses ni Amos se tiene que hacer realidad ahora y después. Por ahora es suficiente.

lunes, 29 de abril de 2019

EL DESTINO DEL PARTIDO REVOLUCIONARIO INSTITUCIONAL




El Partido Revolucionario Institucional fue el resultado de dos experimentos anteriores el Partido Nacional Revolucionario (PNR-1929) y el Partido de la Revolución Mexicana (PRM-1938), hasta que en consolido el Partido Revolucionario Institucional (PRI-1946). En los tres casos esta la idea de explotar los frutos ideológicos de la revolución mexicana de 1910 y no abandonaran esta idea nunca aunque los tiempos cambien.

La legalidad del régimen Presidencial priista será la que el propio partido y gobierno impongan. La legitimidad tendrá su base en que son los gobiernos priistas los que harán realidad los anhelos de libertad, legalidad, legitimidad, justicia, trabajo, casa, educación y todo lo que necesitaba la nación mexicana a través de apropiarse de los frutos de la lucha armada, de los colores, escudo y de construir un monopolio político bien acorazado contra la disidencia y los demócratas.

Es en este contexto en que nace el PRI, como un partido único de Estado que tenía como objetivo cuidar que no hubiera disidencias aglutinando en tres grandes sectores a la población; el obrero, el campesino y el popular controlados por sindicatos, centrales obreras y campesinas. Dentro del régimen se podía vivir con cierta soltura, fuera del mismo significaba una sentencia de muerte o la cárcel. No había más.

Otro de los fines del PRI era fungir como bolsa de trabajo para los priistas disciplinados; era tanto como un padre severo que sancionaba o premiaba a sus militantes. Es clásica la frase que se le atribuye a Fidel Velázquez “Quien se mueve no sale en la foto”, es decir, los indisciplinados no tendrán puesto público.

El PRI tenía todo o casi todo lo necesario para mantenerse como se mantuvo en el poder. Se convirtió en heredero de los frutos e ideología emanados de la revolución. Nació como partido único de Estado y por esta razón tenía el presupuesto que tenían a bien asignarle las cúpulas; es decir, nació como un niño rico y mimado que el buen padre atendía a las mil maravillas.

Elección tras elección el partido surgía ganador y cuando comenzó a tener competencia a finales de los años 80s del siglo pasado simplemente cometía fraudes electorales. Si bien esto le hacía ganar elección tras elección lo privaba de la práctica de competir con leyes distintas en las que había nacido y crecido. A la sazón se tendría que enfrentar en elecciones con leyes que tendían gradualmente a la igualdad electoral y en ese campo se verá como se vio toda su incapacidad en la lucha democrática.

Esa falta de saber práctico en el campo de la incipiente democracia llevo al PRI a aliarse con el Partido Acción Nacional y el Partido de la Revolución Democrática que como se verá más adelante no fue más que aceptar por parte de los tres partidos que sentían y presentían su caída. El triunfo del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), el uno de julio de dos mil dieciocho fue la combinación de diversos factores, tanto internos como internos pero que me ocupare únicamente de la descomposición del régimen político en el entarimado de las leyes electorales.

Bien, el poder ejercido durante tanto tiempo tenía ya desgastado al PRI y al régimen pero se negaban a morir y fueron sucedidos por el PAN que adopto a las mil maravillas este régimen, le sentó bien el viejo traje y ante el temor de una nueva fuerza política (Morena), se unieron estos partidos más el PRD, en el “Pacto por México" y ya se estaban planteado gobiernos de coalición para no perder el poder político. No les funcionó. Los efectos de las elecciones del 2018 son conocidas y sería ocioso tratar sobre ellas.

La pregunta es ¿puede el PRI competir en las actuales condiciones para no desaparecer?. Número uno, ya no tiene el erario federal para hacer política; es un rico venido a menos; número dos, tienen deudas por todos lados por los préstamos solicitados; número tres, nunca han luchado por el poder político en condiciones de tanta debilidad; número cuatro, el desprestigio que tienen ante el pueblo los tiene vulnerables, es como una maldición decirse priista, hay una consigna ciudadana de desaparecerlos; número cinco, ya no pueden hacer uso de los ideales y la ideología emanada de la revolución pues precisamente han ido en contra de los ideales y la ideología de ser soberanos, de autodeterminación, de la educación, seguridad pública y todos los servicios básicos que debería otorgar y proteger el Estado mexicano y número seis, tienen ante sí un gobierno que, está desmantelando la estructura priista en los tres niveles de gobierno. Los priistas han agotado todo su crédito ante la ciudadanía.

Tienen una leve esperanza. Que este gobierno fracase y en consecuencia, en las elecciones de 2021 puedan lograr detener su extinción. Se ve francamente difícil por no decir imposible pero existe la posibilidad. Con todo, la posibilidad de extinción del PRI es abrumadoramente mayor que su existencia. Han perdido la hegemonía en el Congreso General, en la mayoría de los estados y municipios con lo cual se colige que las leyes ya no les serán propicias para los fraudes electorales ni para la 

competencia en las mismas condiciones con los demás partidos y menos contra Morena.

Por si esto fuera poco, los priistas tienen en contra la convicción general del pueblo de que este partido ya no debe gobernar y contra eso, en las actuales condiciones, no pueden hacer prácticamente una sola acción. Tienen en contra tanto la legalidad como la legitimidad que nunca les importo conseguirlas. Este es el panorama general en un cambio de régimen o de época, una extrema debilidad del viejo régimen y una fuerza desbordada del nuevo.

Como colofón el PRI tiene una sensible pérdida de ideólogos, de cuadros, de enlaces, de su movimiento territorial y de todo tipo. Si se suman todos los factores en estos momentos se tendrá un cuadro lo más completo posible para llegar a la convicción de estar ante el preámbulo de la desaparición del PRI. Antes de las elecciones del 2021, estarán las del próximo dos de junio de dos mil diecinueve donde se elegirán dos gubernaturas, tres congresos locales y ayuntamientos. Esta será su primera prueba de fuego del PRI, de esta depende su futuro pues en caso de seguir perdiendo será muy difícil que se recomponga para las siguientes. Por lo pronto los priistas, no tienen ni ideología ni fe en ellos mismos y sin fe adios planes. 


sábado, 27 de abril de 2019

LEGALIDAD Y LEGITIMIDAD




Voy a explicarles a los politólogos, a los periodistas y a todos los que no entienden este momento político las dos razones principales por las cuales Andrés Manuel López Obrador, tiene ese poder sin para que tantos políticos ambicionan. Conversábamos el día de ayer (26/04/2019), Benjamín Ortiz Flores (Una cabeza clara), y su servidor sobre este tema y los seres humanos extraordinarios y los valores hasta que caímos en la persona de López Obrador. ¿Qué tiene este hombre que les falta al resto?.

Los políticos en el viejo régimen no necesitaban la legalidad para gobernar por la sencilla razón de haber sido, en general, un régimen de la legalidad simulada; su símbolo lo fue el sistema penal, donde la prueba reina descansaba en una única prueba, la confesional, obtenida esta se relevaba a las partes de todas las demás. Por eso, la tortura en todas sus formas imaginables e inimaginables era la constante. Un síntoma de haber cambiado las circunstancias y la caída del régimen, lo constituye el nuevo sistema penal oral adversarial. Que los abogados estén en igualdad de condiciones respecto a los fiscales es una gran ventaja y que lo declarado ante las autoridades tengan condiciones de respeto a los derechos más elementales es ni más ni menos que la legalidad. Y, entrar al camino de la legalidad con un derecho científico significa un cambio radical de ser del Estado mexicano. No digo que esto sea suficiente ni perfecto para retomar el camino de la buena convivencia e impartición de justicia que es la base de lo primero, pero si un buen inicio que se debería no abandonar sino profundizar. Queda mucho por hacer.

Bien, la legalidad fue lo que se impuso a pesar de los pesares en las elecciones del uno de julio del dos mil dieciocho. Se había intentado que ya no hubiera frades electorales que eran la base del régimen Presidencial, es decir, la ilegalidad campeaba. A todos nos pilló el resultado electoral, incluido al propio al ahora presidente. Dentro del régimen se venía gestando un cambio insospechado que yo entreví y que esta manifestado plenamente en mi obra “El Fin del Estado Moderno en México” “El Fin de la División de Poderes”, (Publicada antes de las elecciones), pero sinceramente no preví la magnitud de los hechos.

Antes que legal este cambio fue moral y de allí devino en legal. Los electores cambiaron su moralidad secreta e interiormente hasta el momento decisivo y con su moral nueva obligaron a los funcionarios públicos a ser legales. Fue asombroso ver salir al Consejero Presidente del Instituto Nacional electoral, para dar la buena nueva de tener como virtual ganador a López Obrador. Ese momento fue devastador para los viejos políticos que regenteaban al Estado mexicano, se les había acabado el Estado como negocio, como forma de vida. No lo podían creer, pero ante la realidad tuvieron que salir los dos candidatos a aceptar su derrota. Con ese acto se avanzaba en la legalidad y se abandonaba la ilegalidad.

Es esta convicción popular de legalidad uno de los sustentos de Obrador. Puede decirse lo que quieran y gusten, pero todos los anteriores presidentes tenían cuestionada su legalidad. Gobernaron sin que el pueblo Ese fue siempre su talón de Aquiles. En cada ocasión que, por lo menos, los tres ex-presidentes anteriores al actual quieren alegar algo en su favor, el pueblo les echa en cara su ilegalidad. Se podía gobernar con la fuerza del Estado, pero sin pueblo y sin este el régimen más temprano que tarde caería. Los políticos del viejo régimen no vieron que libre el pueblo de sus ataduras pondría todo patas arriba.

Claro que se puede alegar que, todo en el régimen Presidencial era legal y lo era, pero sin democracia, sin una legalidad general sino impuesta por una élite política. La nueva legalidad no significa que los problemas estén resueltos, pero es un reinicio de las viejas luchas de los liberales demócratas (Eso da para un análisis largo y profundo), y encaminan al Estado por un nuevo derrotero que particular y concretamente no se sabe a cuál puerto llegará, pero si navega en los mares de la democracia no puede menos que, pretender llegar a un puerto en donde este la bandera con la palabra democracia. Pero este no es un hecho futuro seguro sin el trabajo y obra de gobierno y pueblo.

La otra base del gobierno actual es la legitimidad. Y, la legitimidad, a diferencia de la legalidad que es el procedimiento, es el sustantivo íntimo de reconocer al gobernante como el portador de esa mágica facultad concedida por el pueblo de ser el indicado para gobernar. Esa aceptación intima es lo que le da a Obrador esa coraza impenetrable contra sus enemigos. El pueblo está dispuesto a pasarle por alto algunos errores no graves y que la oposición se encarga de magnificar en la mayoría de los casos (otros no son pasables como los asesinatos ni masacres), y quizá haya aquí un dejo de venganza contra los representantes de la oposición.

Que el pueblo esté dispuesto a corear lo que hace el nuevo gobierno y haga polvo a la oposición es fruto de la legitimidad. Incluso, la mayoría de gobernados están dispuestos a pagar un alto precio si con ello se sacuden los viejos ropajes del anterior régimen político. ¡Qué tiempos!. Y, esto no se detendrá, esto se verá en las próximas elecciones.

Se dice que el pueblo, las masas cuando intervienen únicamente lo hacen violentamente y se tiene el caso mexicano en donde para terminar con lo viejo el pueblo no intervino violentamente en lo material sino íntimamente y en las urnas. La soberanía del pueblo se vio ejercida de manera brutal, pero sin sangre. Esto es síntoma de madurez del pueblo. ¡Abrazos no balazos!, ha dicho el presidente.

La legalidad y la legitimidad, los dos elementos centrales del poder son el monopolio que ahora detente el actual presidente. Los políticos oficialistas nunca les importaron el pueblo más allá del discurso, esto lo sabían y lo saben los electores y pusieron orden inicial a tanta corrupción, tanta ilegalidad e ilegitimidad. Y, precisamente ahí radica todo. Si los políticos quieren ganar deben ganarse primero al pueblo siendo demócratas, legales, legítimos y libres de corrupción en la medida de la realidad. Ese es el mandato de las pasadas elecciones.

La jornada es larga y peligrosa pero el pueblo encontró el camino hacia la democracia. Habrá sin sabores, amarguras, decepciones, frustraciones y todo lo que conlleva la vida, pero la nación debe ver la gama del horizonte sin perder la fe sobre sí mismo y sin desmayar construir en todo momento lo positivo; lo negativo siempre nos acompañará irremediablemente. Pocos extranjeros saben que metafóricamente el pueblo mexicano, siendo pluricultural es, una nación de corazón alegre. Los políticos, en su mayoría lerdos dan al traste con la creatividad de la nación mexicana.

El pueblo mexicano en más de un siglo ha padecido una dictadura personal (la de Porfirio Díaz) y la dictadura de un partido único de Estado (la del Partido Revolucionario Institucional), y ha salido fortalecido y a pesar de todo hay alegría en medio de todos los peligros cotidianos. Por ahora es momento de pensar el futuro, querer el futuro y construirlo en los términos posibles de esta Aldea Global. Gloria y larga vida al pueblo mexicano al cual pertenezco.  



miércoles, 24 de abril de 2019

LA MORALIDAD EN LA CUARTA TRANSFORMACIÓN





Se cree de común que, se deben ver los hechos de una manera determinada y única. La parcialización del conocimiento en diversas ciencias ha traído como consecuencia la ceguera en todas las demás áreas del saber. El abogado se zambulle en las leyes y nada interminablemente en océanos de los que es incapaz de salir, igual les pasa a los médicos como a todos los demás profesionistas. El nivel de desinformación es increíble.

Lo que se vive hoy es consecuencia de la larga lucha que han hecho el pueblo y sus líderes significativamente desde 1968 y recontinuada en 1988 y con cada nueva elección en los tres niveles de gobierno hasta que el régimen priista cayó en las condiciones ya sabidas. Es decir, toda esta lucha en su aspecto procedimental conforma un proceso muy singular. Y, seguir los pasos de este proceso es intentar entender su ser, su naturaleza que se atisba tan luego se interna en el mismo.

Ahora bien, se presentan paradojas y hechos que invitan al análisis. La descomposición del régimen político se veía con cada elección presidencial pero también con la lucha por las gubernaturas, senadurías, diputaciones federales, locales y en las municipales. Es un todo que se debe vincular en aras de su unidad y para su estudio. No debe separase arbitrariamente lo que tiene unidad y la vida de cualquier pueblo como la de los mexicanos es contiene unidad. Pero se está con la idea de

En efecto, esta transformación no solo es política pues los mexicanos como cualesquiera ser humanos tienen intereses económicos, sociales y morales entre otros. Y, creo que esta transformación ha sido también moral. Ahora se hace claro que los ciudadanos mexicanos venían cambiando su moral al irse percatando de la descomposición moral de los gobernantes tradicionales. El pueblo fue tanteando las intenciones de los gobiernos del Partido Revolucionario Institucional como los del Partido Acción Nacional y se dieron cuenta claramente que la alternancia no fue en beneficio del pueblo con la decadencia moral, la corrupción con toda impunidad.

Es significativo que muchos panistas y ricos que antes combatían a Andrés Manuel López Obrador en estas elecciones francamente lo apoyaban y apoyan. ¿Qué pasó?. Muchos panistas de primera línea se dieron clara cuenta de que esta alternancia era una mera simulación pues los que llegaron al poder no obstante abollar el régimen priista seguían con la decadencia moral (Lo moral que había sido su principal virtud) seguida de la corrupción e impunidad. Con los ricos paso exactamente lo mismo y cayeron en la cuenta de que, el discurso del socialismo no era otra cosa que un embuste.

Pero no únicamente los lideres o caudillos como cree falsamente Enrique Krauze son los que influyeron en la caída del régimen político ni siquiera fue el mesianismo de López Obrador pues el todo no lo seria sin la participación del pueblo. No son los caudillos los que moldean a las masas, sino que estas toman consciencia y deciden. La decadencia moral de los gobernantes se había hecho ya patente y gobiernos como el de Miguel de la Madrid intentaron una “Renovación moral”, pero la ambición desbordada de los gobernantes siempre había sido más poderosa hasta que una buena porción de ciudadanos mexicanos llegaron a la convicción de que deberían cambiar ese régimen de hipócritas.

Este hecho formidable en que intervinieron masas de mexicanos es inédito en toda la historia de México. Se dice que las masas cuando intervienen lo hacen violentamente. Los ciudadanos mexicanos intervinieron en masa, pero no violentamente y eso es meritorio, muy meritorio. Los ciudadanos decidieron desde antes de las votaciones el fin del Presidencialismo (Ya estaba obsoleto), y dieron su visto bueno al nuevo gobierno para que se creara un nuevo régimen político. Este cambio no solo es por parte de los lideres sino del pueblo que tomó consciencia; no es únicamente legal sino legítimo y moral. No se le puede decir a los ciudadanos “Ustedes vayan y cumplan ciegamente su derecho legal de votar sin que intervenga su moral”. A los ciudadanos no se les pueden mutilar sus sentimientos y acciones morales: los seres humanos actúan movidos no únicamente por la ley, ni por la racionalidad sino también por sus sentimientos y su moral.

Ni los profesionales del análisis político pudieron prever el resultado de las votaciones el uno de julio del dos mil dieciocho. Sorprendió a propios y extraños. Y, sigue extrañando que no solo no haya disminuido la aceptación al nuevo gobierno, sino que activamente muchos ciudadanos lo sigan apoyando. El pueblo no sabe en qué terminará esta llamada Cuarta Transformación, pero si sabe que no debe permitir ya más un régimen obsoleto, decadente y corrupto. Es significativo que los ciudadanos en masa sigan actuando activamente en la destrucción del viejo régimen Presidencial y apoyando a la construcción de uno nuevo en donde impere la democracia, la justicia, la legalidad, la legitimidad y demás elementos que sean necesarios para el saneamiento del Estado mexicano.

Después de que se tenga la seguridad del no regreso del viejo régimen totalitarista, es deseable que la oposición, hoy, francamente en estado lastimoso, se recomponga y sea un verdadero contrapeso de equilibrio de poder ante el gobierno. Es sabido que los políticos cuando llegan al poder público se olvidan del pueblo y se vuelven corruptos en general. Es por ello que no debe quedar el gobierno sin una oposición fuerte.


Es deseable que un buen porcentaje del pueblo participe activamente en la búsqueda de la democracia plena. Ese es el anhelo desde hace mucho tiempo. Quizá deberíamos situar este momento desde la Primera Transformación, Segunda y Tercera. Si se hace un recuento de estos momentos se diría que se ha logrado cada objetivo particular a medias y con un costo alto. Siempre la guerra, la economía devastada, muchos muertos y altos costos en todos los rubros. El gobierno y el pueblo deberían estar alertas para no perder el rumbo que se quiere.

lunes, 22 de abril de 2019

DE LA TORRE DE BABEL HACIA UN NUEVO RÉGIMEN POLÍTICO





Hacer una crítica o análisis definitivo del gobierno de Andrés Manuel López Obrador, a escasos seis meses es un error que se entiende por todos los intereses políticos, económicos y sociales se han trastocado; con todo, esto se debe valorar de manera parcial para seguir sumando los siguientes juicios hasta que se complete el ciclo. La mayoría de las declaraciones, aun las de los profesionales, no son más que, gritería y trompetería que no abona a la claridad sino a la confusión. Las redes sociales se han convertido en el nuevo Foro romano, en donde se sacrifica la serenidad a favor de lo vulgar. Cualquiera juzga sin tener la mínima calidad profesional, la practica o conocimiento de la causa. Imaginen periodistas escribiendo a destajo sobre política y, a partidarios políticos caminando sobre su propia doxa, cosa de locos.

La oposición está verdaderamente anclada en una debilidad lastimosa que, no hace otra cosa que dejarse llevar por la impotencia y pedir lo que no va a suceder, la renuncia del actual presidente de la república. Para ello, hace falta mucho más que, las solicitudes que hacen. Si se tiene en cuenta que la oposición es la combinación de políticos de diversos partidos que no mucho tiempo atrás estuvieron en el poder, se puede concluir que son co-responsables del actual estado lamentable en que se encuentra el Estado mexicano.

Vicente Fox y Felipe Calderón, como titulares del órgano ejecutivo federal, tienen sendas sentencias reprobatorias, tanto a nivel técnico como a nivel popular. Dolidos por su fracaso de imponer el “Reino de Dios en la Tierra”, es decir, unir el Estado Eclesiástico y el Estado Laico, para siempre fue un rotundo fracaso y esta, es la base para que todos los días hagan públicamente, mediante tuits, su furia desencadenada que se pierde en desiertos infinitos. Pierden toda cordura y dignidad con sus, francamente, vulgares y descabelladas opiniones, siendo que son la causa de las actuales circunstancias políticas, económicas y sociales; eso sin contar con su correspondiente corrupción e impunidad.

Todo esto, vuelve las circunstancias, un símil de la mítica Torre de Babel. No hay reconciliación posible entre las partes; esto no será obstáculo para que se transite hacia un nuevo régimen político, económico y social que no está predeterminado de manera alguna. Esto será un proceso que se ira tejiendo, construyendo por todos, ya sea por acción o por omisión, lo mismo da. Las fuerzas desatadas están trabajando sin descanso y darán su resultado todavía sin figura completa; únicamente se puede prefigurar entre la niebla con estas limitaciones.

Una profecía si se puede hacer, el viejo régimen político ha caído para no levantarse nunca más. El Partido Revolucionario Institucional y Presidencialismo fueron creados en el seno del Estado, crecieron y florecieron, el primero como tierra fértil que cuidara al segundo con toda una coraza bien diseñada para que durara largamente y esto se cumplió. Pero nunca tuvo la característica de ser democrático, es decir, de estar hecho para la contienda con otros partidos políticos. El poder político y económico le venían de la estructura gubernamental; existía una correspondencia univoca, el partido abastecía de políticos al Estado y este, nutria al partido con dinero. Por si esto fuera poco, habían sindicatos obreros, campesinos, centrales obreras; en resumen todo el Estado tenía una teleología, la conservación del régimen totalitarista. Esto se ha esfumado en un porcentaje que ya no le alcanza al Partido Revolucionario para regresar al poder; todo apunta hacia su extinción.

Si la complicidad entre el Partido Revolucionario Institucional (PRI), el Partido Acción Nacional (PAN) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD), fue ampliamente derrotada por los votantes y la sociedad mexicana es de esperarse que no les sea rentable una nueva asociación partidaria pues esa ideología que tuvo como símbolo “El Pacto por México”, ha quedado inviable, es como un anatema que gravita aun sobre estos tres partidos. En consecuencia, el PAN y el PRD deben intentar sobrevivir en las siguientes elecciones para poder recomponerse porque en caso contrario, el PRD desaparecerá y el P]AN quedará aún más maltrecho. Evidentemente esto no conviene a la vida política democrática. La oposición, una buena oposición es necesaria para la democracia. Se corre el riesgo de un nuevo presidencialismo y un nuevo totalitarismo que en el mismo contexto no se ve todavía siniestro pero el riesgo tampoco se disipa.

Del lado del Movimiento de Regeneración Nacional, debe (si quiere una verdadera transformación), terminar de estructurarse y profesionalizar a sus militantes pues no obstante el triunfo, no le alcanza para lograr su objetivo, terminar con el régimen presidencialista e imponer la democracia. La abigarrada composición en sus cuadros es ambigua; los políticos que se han sumado, en la mayoría son impresentables y, no es que no se vea la necesidad pragmática de sumarlos para el triunfo, pero ese es su talón de Aquiles.

Otro de los puntos flacos que tiene Morena, lo es la inmadurez y hasta la ignorancia casi absoluta de muchos de sus funcionarios. Si estos no maduran o se esfuerzan por lograr ser parte activa del gobierno el mismo, ira perdiendo la fe popular y ya hay síntomas de ello. Es claro que, por puro pragmatismo López Obrador ha permitido que su gobierno se nutra de políticos de los más diversos partidos con lo que la ideología ha quedado de lado y la ciencia política ni se diga.

En resumen, tanto la oposición debe volverse una oposición de por lo menos buena calidad; Morena debe terminar de conformarse, imponer una ideología y formar cuadros políticos de verdadera naturaleza propia y de alta calidad, el gobierno le corresponde elevar su eficiencia y el pueblo seguir vigilante para que, entre todos se dé como resultado un nuevo régimen político democrático como base del nuevo Estado mexicano.

Si así lo hicieren, estarán todos los actores políticos (incluyendo a los empresarios), con su responsabilidad histórica. En caso contrario, se volverá a repetir lo que han sido las tres anteriores Transformaciones, triunfos a medias y a costos incalculables. De lo que se trata pues es transitar de las circunstancias caóticas de mítica Torre de Babel hacia la construcción de un nuevo régimen político donde ningún sector quede excluido.