SISTEMA DE
CREENCIAS COMO SUSTENTO POLÍTICO
La
vida esta sostenida por un sistema de creencias. La Grecia clásica y Roma
tuvieron un sistema de creencias sobre las que, transcurría la vida. En Grecia
se creía que existía toda una corte de dioses con Zeus reinando por sobre todos
los demás. También se creía en la polis, en la Ciudad-Estado como forma política
a la que se pertenecía irremediablemente al punto de preferir la muerte antes de
dejar de pertenecer a ella, tal y como lo hizo Sócrates. Este sistema de
creencias terminó con el mando de Alejandro Magno sobre toda Grecia y la
conquista de Persia y otros lugares.
En Roma también se creía en una multiplicidad
de dioses y a la cabeza estaba Júpiter. Los romanos creían que, por derecho
divino estaban predestinados para mandar por sobre todos los pueblos y sobre
esta idea fincaron su imperio. Sin embargo, el sistema de creencias romano decayó
y fue cambiado por el cristianismo.
La
Edad Media tuvo su centro de creencias en la Biblia y su fin primario y último era
salvar el alma, una creación metafísica tan poderosa que aun hoy día predomina
en el pensamiento. Con todo, el fin de la Edad Media sobrevino con el uso de la
razón y la ciencia. La razón como duda metódica de la mano de su creador: René
Descartes. Del lado de la ciencia estaba Galileo Galilei al postular que el Geocentrismo
(La Tierra como centro de todo), estaba equivocado y proponer el Heliocentrismo
(El Sol como centro del sistema planetario).
En
lo particular, la revolución de 1910 destruyó el sistema de creencias porfiristas
y construyó el propio, emanado de los deseos de libertad, justicia, legitimidad,
prosperidad, legalidad, aunque esto fuera hacia el exterior y en su interior se
hiciera todo lo contrario. Este sistema de creencias políticas aunadas al
sistema de creencias religiosas inició su perdida de fe con las privatizaciones
de las empresas del Estado mexicano. Las privatizaciones fueron por etapas y de
esta misma manera el sistema de creencias se fue vaciando. Los gobiernos no
previeron los efectos de imponer el Neoliberalismo en México y quizá, aunque lo
hubieran previsto no hubieran podido remediar el mal.
A
lo anterior, se le sumó la aparición de las redes sociales y con ello la televisión
tuvo una competencia singular. Simplemente perdió su supremacía como control de
masas en todos los ámbitos y el político no fue la excepción. Ahora los
ciudadanos podían comunicarse sin estar necesariamente sentados ante un televisor.
La ciencia y la tecnología proporcionaron los medios necesarios para navegar
por las redes sociales: los celulares de todo tipo, pero eficientes.
Los
efectos de la privatización de las empresas estatales fue la fragmentación del
poder político del presidente de la república. Surgieron diversos partidos políticos
y con ello el presidente dejó de ser el Gran Elector y en el año dos mil el
partido oficial perdió por primera vez la presidencia. El partido hegemónico ya
había perdido el Congreso General y el Distrito Federal, ahora Ciudad de México.
Fueron doce años de panismo. En el dos mil doce el Partido Revolucionario
Institucional regresó para anunciar el inicio de su extinción.
Hasta
aquí se puede ver claramente como las privatizaciones tuvieron como efecto la
perdida de fe en el sistema de creencias oficialistas. Ya no tenía sentido el nacionalismo
ni ninguno de las otras creencias. En este mismo contexto se perdió la fe en la
religión al grado de permitir la democracia. Antaño os sacerdotes tenían el
poder de imponer por cual partido se debía votar y por cual no. Eso sin dejar
de lado que durante muchas décadas estuvo del lado del gobierno del partido único
de Estado.
Ahora
bien, el sistema de creencias no esta totalmente derrotado, pero tampoco se ve
como pueda regresar. Si la realidad sigue sus propias reglas antes del dos mil
treinta el viejo sistema de creencias habrá desaparecido casi en su totalidad. La
pregunta salta inmediatamente ¿Sobre qué estamos caminando?. Sobre una transición
muy agitada y confusa en apariencia.
La
derrota del viejo sistema de creencias provino de una buena parte del pueblo. Antes
que una derrota electoral en el dos mil dieciocho, fue una derrota moral. No se
crea que, los políticos ignoran del todo la moral como un componente sano en la
política. El lema de Miguel de la Madrid Hurtado fue: “La Renovación Moral de
la Sociedad?. La sociedad mexicana había sido contaminada con la corrupción por
los anteriores gobiernos al punto de querer salvarla por un lado mientras por
el otro los gobernantes se volvían más corruptos. Todo quedó en anécdota. Lo
que no quedó en anécdota es el triunfo moral de la sociedad sobre el viejo régimen
político. Esto no lo esperaba ninguno de los políticos y aun no logran superar
esa derrota.
Es
evidente que esa es la piedra angular sobre la cual se esta construyendo el
nuevo sistema de creencias. El pueblo llano ha tomado la iniciativa y seguirá imponiendo
el rumbo. Los grandes empresarios no entendieron este cambio y siguen renuentes
de pagar sus impuestos. Moralmente viven con el viejo sistema de creencias.
Deben ser reeducados.
Este
cambio es profundo y no únicamente una alternancia en el poder. Si esto es
cierto, MORENA deberá gobernar por lo menos otros tres sexenios para dejar atrás
la dictadura del partido único de Estado y entrar a la democracia cada vez mas
profundamente. Y claro, debe construirse un sistema de creencias que tenga como
sustento, además de lo moral, la legalidad, la justicia, la legitimidad, la
igualdad entre los mexicanos, la no discriminación, la libertad y la obediencia
a la soberanía popular a la que la oposición se niega y seguirá negándose. Les
parece que, el pueblo es un ganado que debe ser ordeñado a placer, sin
responsabilidad y menos culpabilidad. Y, eso esta en manso del pueblo.