jueves, 25 de noviembre de 2021

EL CRISTIANISMO COMO CREADOR DE LA VIOLENCIA CONTRA LAS MUJRES Y SU IMPLANTACIÓN DICTATORIAL

 

EL CRISTIANISMO COMO CREADOR DE LA VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES Y SU IMPLANTACIÓN DICTATORIAL

 

Mucho se ha escrito sobre la violencia contra las mujeres, se han tomado medidas legales y la lucha no avanza como debería hacerlo. Este es uno de los rubros pendientes y urgentes de la humanidad. ¿Cómo puede haber democracia, libertad, justicia, legalidad, legitimidad, solidaridad y todos los demás valores sin estamos estancados en estos ríos de sangre?. Mucho me temo que no se han buscado los orígenes históricos, religiosos y sociales para entender el problema y encontrar la solución.

 

Si nos remontamos al surgimiento de la familia en la India, Grecia y Roma en la antigüedad veremos que, esta surgió de la religión tal y como nos lo muestra Fustel de Coulanges: “Lo une a los miembros de la familia antigua es algo mas poderoso que el nacimiento, que el sentimiento, que la fuerza física: es la religión del hogar y de los antepasados[1]”. En efecto, el hijo emancipado y la hija casada no pertenecen mas a la familia y por este último hecho la mujer no puede heredar y aunque sea primogénita no puede heredar la religión ni los bienes. Un hecho natural puso a la mujer fuera del poder. La mujer que se casaba dejaba de pertenecer a la familia natural y se convertía en parte de la familia de su marido. Más aun, en la familia había también clientes y esclavos sin derechos a heredar. El pater era el único que tenía autoridad sobre toda la familia. Esto duraría muchos siglos hasta la decadencia del imperio romano.

 

Con la decadencia del imperio romano se tuvo la necesidad de nuevos ejemplos a seguir y si los romanos y griegos tenían valores como la belleza, la fuerza, la salud, la inteligencia, el arte superior y un orgullo por su origen, el cristianismo adoptará los antivalores como la debilidad, la locura, el más allá, la enfermedad, la mansedumbre al punto de tener sometida la humanidad occidental por diez largos siglos en este manicomio.

 

El punto de partida de la familia cristiana lo será el Génesis un mito ideado por los judo-cristianos en el cual existe un Dios que se aburre y como consecuencia, crea un hombre llamado Adán a su imagen y semejanza, pero este también se aburre en el paraíso. Para remediar esto, Dios crea de la costilla de Adán una mujer. Inmediatamente se nota en la narrativa que, la mujer ya no goza de esa conexión directa con lo divino pues es un derivado muy pobre de Adán (de una costilla), esto la coloca ya en inferioridad de condiciones en la religión, en lo social y demás rubros de la vida.

 

La diferencia radical entre la familia antigua y la cristiana es que, la primera aun siendo regida por la religión tenia un fuerte componente real sobre el hogar de la familia pues el primogénito heredaba el sacerdocio y los bienes para continuar con el linaje; lo que no podía hacer la mujer al casarse y abandonar el hogar mientras que, en el cristianismo la base de la familia es de corte meramente metafísico: el Dios cristiano lo ha ordenado, no los seres humanos, no los mortales. Este rasgo esencialmente divino va a ser la clave para que se forme un nuevo modelo de familia donde los lazos naturales sean su esencia bajo el dogma de la fe. Padre, madre e hijos es el nuevo paradigma, mismo que ha perdurado hasta la fecha y no es casual que los cristianos y sus derivados sigan defendiendo a rabiar.

 

Es evidente que, siendo las mujeres de menor calidad que los hombres por el origen divino de los últimos, estos tienen el derecho de mandar, de castigar, de heredar en primer término (se heredó este rasgo de la familia antigua), el derecho a repudiar y determinar el lugar de las mujeres. Estaban ya dado todos los ingredientes fundamentales para la violencia contra las mujeres y con el tiempo se volvió natural, lógico y hasta benéfico para las propias mujeres pues las mismas no eran lo suficientemente maduras como para conducirse ellas mismas.

 

Ahora bien, identificado el problema como de origen moral, de una moral dependiente de la religión cristiana la pregunta es evidente. ¿Para terminar con la violencia contra las mujeres se debe escoger la vía legal como hasta ahora se ha pretendido?, es evidente que, no son ámbitos diferentes y el mal de la violencia contra las mujeres no se puede mermar y menos terminar porque se deja el mal intacto en las mentes de los hombres cristianos y religiosos que creen en mitos de superioridad del género masculino hacia el femenino.

 

En efecto, el mal de la violencia contra las mujeres quizá nunca se termine, pero si se remediase en buena medida si se abandona la aplicación del Génesis como base de la vida familiar, social, escolar, de matrimonio y en los demás rubros. La vida es dinámica y es tiempo de que, se termine el modelo de familia regido por la metafísica cristiana, por los dogmas y prejuicios. La violencia contra las mujeres no disminuirá si no se abandonan los mitos cristianos de la creación de los seres humanos (hombres y mujeres), su moral y derivados.

 

La creación de modelos de familias basados en valores como el amor, la solidaridad, el respeto a lo diverso, la observancia a los preceptos legales antes que, a las leyes morales, la conciencia de que todos tenemos el mismo derecho a ser de una forma concreta y no predeterminada debe ser la base de una nueva forma de ser de los seres humanos. En la presente realidad son las mujeres las que, deben tomar las iniciativas correspondientes en aras de una vida menos violenta en su contra y en general de todos. La tarea no es menor y el tiempo apremia. 

 



[1] De Coulanges, Fustel. La ciudad antigua.

México, 2017, Editorial Porrúa, página 34.  


No hay comentarios.:

Publicar un comentario