miércoles, 17 de junio de 2020

IDEOLOGÍA IMPERANTE


IDEOLOGÍA IMPERANTE 

 

Pasan años, décadas y centurias sin que se las ideas cambien. Hasta a los que se llaman intelectuales se han dejado llevar por las apariencias y han creído que es verdad. La responsabilidad y la culpabilidad es de todos. Es increíble la pasividad del pueblo en general y una desgracia en particular de los “intelectuales”. Se ha creído que todo es responsabilidad de los “caudillos”, y que la vida particular es consecuencia de la personalidad única de quien es el mandatario, en funciones. El mandatario no es más que, el quien recibe el poder y las ordenes de gobernar (en este caso), en uno de los tres niveles de gobierno y no quien debe hacer su voluntad.

 

Es indudable que, el pueblo mexicano en las elecciones de 2018 para la presidencia, gubernaturas y municipalidades decidió dar un claro ejemplo de cambio. El priísmo tenía un fin fundamental, sostenerse en el gobierno de manera permanente en un estado totalitarista; esto se terminó de manera lógica y se puede decir hasta natural. El México de hoy, y los mexicanos de hoy, son muy diferentes en diversas áreas de la vida que los de hace una treintena de años. Las circunstancias nacionales y mundiales han cambiado y es evidente que un sistema político totalitarista a la manera del partido único de Estado no puede ser ya el que impere entre los mexicanos. Seguimos la suerte que sigue la vida para bien o para mal.

 

No se le tiene que quitar los méritos a los líderes o caudillos si los tienen, pero no se debe soslayar la importancia del pueblo en general y los electores en particular en los momentos decisivos de cambios.  Tanto el líder como el pueblo hicieron un trabajo combinado para terminar con el régimen político presidencialista pero no hay que dejarse engañar; sin quererlo, los priistas también hicieron su parte para erosionar el mismo régimen político y no hay que dejar de lado la actuación panista perredista y de los demás partidos; hubo una sinergia que derivó en el fin del régimen político totalitarista.

 

No hay que dejar que, la ideología siga influyendo de manera fundamental en la vida política y en todos los rubros de los mexicanos. No hay que seguir pensando que una sola persona puede guiar al resto sin que haya posibilidad de que el pueblo tenga relevancia en el devenir. La importancia del pueblo ha sido mayúscula pues ninguno esperaba que la toma de conciencia y la actuación en consecuencia fuera tal que sorprendió a todos; propios y, extraños, esto es la prueba irrefutable de quien en realidad quería e hizo el cambio y o sigue haciendo, dando el respaldo al presidente.

 

Es verdad lo que dice el presidente, sin el pueblo no hay forma de que siga el cambio del régimen y en esto se equivoca la oposición al lanzar sus permanentes ataques contra el presidente y dejar intacto al pueblo, el verdadero sustento del cambio. Mientras no logren entender esto, no podrán corregir su destino. En estos momentos bien se puede decir que con el pueblo todo, y sin el pueblo ninguna acción podrá hacerse.

 

Los partidos de oposición están errados al dirigir exclusivamente sus ataques contra el presidente en turno como si no tuvieran que ganarse al pueblo para fortalecer sus ataques y tratar de ganar el poder político. Con sus hechos no hacen más que dejar seguir la 4T sin corregir lo malo que trae de manera congénita. Hace falta una oposición fuerte que corrija lo malo en conjunción con el pueblo. La ideología de los caudillos debe terminar para dar paso a la verdad basada en la razón y en la ciencia. Sin esto el Estado mexicano seguirá en la flacura, la decadencia que hasta ahora mantiene. Menos ideología y más razón y ciencia para efectos benéficos.  La ideología imperante del régimen anterior y de los “intelectuales”, en vigencia debe terminar para dar paso a la escena al pueblo consciente y actuante. Fuera la pasividad anterior, para dar paso a la dinámica social.  Ya no más un ¡Viva México!, hueco y sin sentido.


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