Se
habla en México de la Cuarta Transformación como si esta existiera y pudiera
ser sacada al escenario público para que el pueblo constatara su existencia y
con ello la fe en la transformación siguiera sin dudas. Esto no es posible pues
no existe. Más aun, hay que hacer la acotación que las tres transformaciones
anteriores no han sido gloriosas pues los iniciadores de la independencia
fueron derrotados; con el triunfo de la independencia se intentó un imperio
pero falló y Agustín de Iturbide fue declarado traidor a la patria y fusilado; con
la segunda transformación, se perdió la mitad del territorio nacional y cuando
se consolidó el Estado mexicano Benito Juárez se reeligió, después Sebastián
Lerdo de Tejada y finalmente Porfirio Díaz; con la tercera transformación se creó
el Partido Revolucionario Institucional y se impuso la dictadura del partido único
de Estado y se volvió a la dependencia extranjera plena.
Metafóricamente
se puede decir que con la elección de Andrés Manuel López Obrador y Morena, se está
en el crepúsculo de la democracia cuando todavía no hay claridad. Hace falta
que amanezca y después hacer todo el recorrido del largo día que a diferencia
del día natural este no tiene una duración determinada sino indeterminada sin
que se sepa bien a bien cuando llegue un eclipse o la noches y si habrá diversas
oscuridades.
Falta
definir el fin y la forma claramente lo que comúnmente se llaman el ¿Qué?, y el
¿Cómo?. Hay tantos y poderosos intereses
económicos, políticos y sociales tanto internos como externos que el pronóstico
de llevar a buen puerto esta llamada Cuarta Transformación es reservado. Si a
esto se le suma que los que intentaran, como actores principales, son de origen
reciente priista, panista, perredista, petista y de otros partidos con edades
ya francamente en su declive esto se pone en mayor suspenso.
Es
hora de clarificar en la mente las ideas para esperar la mañana e iniciar el
largo camino de lucha para implantar la democracia como forma de vida en la república.
No se debe claudicar pero tampoco menos dejarse ilusionar con la retórica y con
las ideas huecas que, por plazas públicas anuncian la Cuarta Transformación. La
luna de miel debe terminar para poder iniciar la verdadera jornada. Como lo
dijera el poeta español Antonio Machado en Cantares “Caminante no hay camino se
hace camino al andar…golpe a golpe”.
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