El neoliberalismo tuvo que repudiar el
humanismo para que la atención ya no se centrara en los seres humanos sino en
las cosas; así, se da mayor importancia a las cosas que a las personas. Hay que
ver con que orgullo conduce la gente sus vehículos y como se queda absorta en sus dispositivos móviles en lugar de atender lo humano. Amamos más
las maquinas que a nuestros semejantes.
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