domingo, 26 de febrero de 2017

CIUDADANO CERO



El sistema presidencialista vio su hora de la muerte en el año 1994 y durante el restante tiempo, es decir, durante 23 años hemos padecido su agonía y el surgimiento hegemónico de las trasnacionales como verdaderas dominadoras del Estado mexicano. Ha muerto el Estado moderno mexicano en donde se encumbró el presidencialismo. El nuevo Estado híper moderno mexicano está en plena conformación. Nació sin ningún plan, a la mexicana. Los ciudadanos mexicanos pasivos también empezaron a ver su agonía con la muerte del Estado moderno mexicano pues, el nuevo Estado ha dado la máxima libertad a los mexicanos. Se deja la pasividad para entrar a un dinamismo nunca antes visto. Las condiciones están impuestas y no se ve que dejen de estarlo. Sin embargo, por un lado el sistema político y por ende los políticos no quieren dejar que los ciudadanos participen en política y lo mismo les pasa a los ciudadanos, aun balbucean a la hora de que, tienen la oportunidad de entrar a la política; es decir, a la hora de decidir el rumbo de lo público pero también de sus vidas.

Hay en el ambiente político una turbulencia mayor y una indecisión mayúscula; los ciudadanos se preguntan si, en caso de que gane las elecciones Andrés Manuel López Obrados, este hará los cambios requeridos para que le vaya bien a la nación mexicana. Este es un error un residuo del pensamiento presidencialista que era la voluntad personal del presidente que movía al Estado mexicano por sí solo. Esto ya no es posible dado que el presidencialismo ha muerto. Es la horade los ciudadanos; son ellos y no los políticos tradicionales quienes deben imprimir su huella en el quehacer político. Esperar que una sola persona cambie la realidad es una locura mayúscula.

La hora de los ciudadanos ha llegado pero estos deben entender que son ellos y ninguno más los que deben entrar a la política para incidir en el rumbo de lo público. El paternalismo que hoy se sigue expresando es solo el resabio del pensamiento conformista, de la larga pasividad en que estaba sometido el pueblo mexicano. El destino está en manos de los ciudadanos; claro está con todos los peligros que esto representa esta aventura inmersa en un mar plagado de intereses varios y algunos en franca oposición e irreconciliables. Con todo, los ciudadanos tienen la última palabra o el silencio del ciudadano cero.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario