Con
un 0.03% de reducción de la pobreza extrema tiene el gobierno de Enrique Peña
Nieto para hacer todo un carnaval lleno de algarabía sin límites. Claro no se
dice que, los mexicanos que han salido de la pobreza extrema son alrededor de
90,000, mismas que no tienen seguro alguno de no volver a caer en la miseria
extrema de donde dicen salieron.
Si
se toma en cuenta el enorme gasto de dinero público, esfuerzo humano y material
para llegar a este maravilloso resultado, además del tiempo invertido para
aplicar los más de 100 programas para tal efecto, se tendría que declarar un estruendoso
fracaso, casi total. No obstante la maquinaria publicitaria trabaja a marchas
forzadas y sin descanso para ocultar los magros resultados y presentarlos como
victorias sin par.
Ocurre
en el presente caso, lo que le pasó al General griego Pirro de Epiro, en las
batallas de Heraclea (280 A. C.) y Asculum (279 A. C.) contra los romanos
dirigidos por Publius Decius Mus, en donde el General Pirro ganó ambas batallas
pero perdió muchos más hombres que el ejercito enemigo. Ante lo cual se dice
que sentencio “Otra victoria como esta y volveré solo a casa”.
Con
los generales mexicanos que dirigen todos los programas para combatir la pobreza
extrema, la pobreza y todas las variantes de pobrezas que brillantemente
encuentran, ocurre lo mismo. Sus victorias resultan pírricas, vergonzantes y
serian de risa sino fueran una tragedia nacional. Bien pueden exclamar “Otra
victoria como esta y todo estará perdido”.
Al
igual que las victorias del general Pirro que tuvieron como consecuencia el
encumbramiento de los romanos como un imperio, en el presente caso mexicano tendrá
sus consecuencias: se seguirá entronando la extrema pobreza más profundamente,
en virtud de gastar pródigamente los recursos monetarios y materiales, mismos
que no son inagotables.
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