Dice
Peña Nieto que la “Recaptura única manera de revertir la ofensa”, refiriéndose a
la fuga de Joaquín “El Chapo” Guzmán, pura retórica. Mucha gente (En Sinaloa y
no solo ahí), tiene al Chapo como héroe y para ellos no sería una forma de
revertir la ofensa. Por lo demás, la ofensa, si es que la hay, debe ser a título
personalísimo de Peña Nieto. Lo que existe es una terrible corrupción y la evasión
de un preso, es decir, delitos dentro del mismo gobierno. Lo que debe hacer Peña Nieto, si es que puede,
es combatir su corrupción personal, de su gobierno y de toda la alta burocracia
para que empiece a ganar un palmo de credibilidad. De la misma manera debe
distinguir entre la simple ofensa y el delito. El delito
evidentemente contiene a la ofensa pero es mucho más que eso, contiene además la vulneración de
derechos personales, patrimoniales o sociales. Si Peña Nieto se siente ofendido por la fuga del
Chapo que emplace a este, a un duelo o que ocurra con su psiquiatra para extirpar
los efectos de la misma.
Los
mexicanos (La mayoría), si estamos ofendidos por tener que mantener a una clase
política que vive a expensas del pueblo sin ningún merecimiento con formas monárquicas,
evidentemente, entendemos que, para lograr ello, se debe cambiar el sistema político
y por ende, el marco jurídico para sanear la corrupción gubernamental. Esto nos
llevaría a extirpar los efectos de un sistema opresivo sin necesidad de duelos
ni psiquiatras con efectos sanos de algarabía.
En
este contexto no ha habido cambio alguno en Peña Nieto sigue en el estrecho pero
carcelario supuesto de “No entiende que no entiende”, vive en la total oscuridad,
dando palos de ciego en conjunción a todos su gabinete.
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