El
gobierno de Enrique Peña Nieto llegó ilegalmente e ilegítimamente, no les importó
el pueblo sino sus intereses y saboreándose las pingues ganancias que iban a
logar se avocaron a iniciar el enriquecimiento personal de cada uno de los que,
forman el grupo en el poder. Los casos de corrupción y cinismo son de dominio público
y con todo cinismo han tratado de explicar lo inexplicable. Eludiendo todas las
leyes jurídicas y morales se han puesto y dispuesto a superar a Og Mandino y
volverse los mejores vendedores del mundo y lo están logrando con creces.
Se
han dedicado a imponer el Neoliberalismo a punta de bayonetas, de garrotes, represión
y encarcelamiento, haciendo recordar nítidamente a Porfirio Díaz, su terrible y
diabólico gobierno represor, incluso lo han superado en todo y por todo.
Han
traicionado al pueblo mexicano y no les importa que se les llame traidores con
tal de que sigan viviendo del erario como si fueran una Monarquía divina que no
se debe cuestionar. Peña Nieto siempre viaja con un séquito de cientos de zánganos.
Todo este gobierno ha profundizado y ampliado la corrupción y la impunidad. Su
sello distintivo es “Los del PRI, roban pero dejan robar”.
Un
régimen cada vez más podrido por la corrupción propia y que propagan
indiscriminadamente no puede producir otra cosa que más corrupción. Si bien, están
las leyes para castigar a los corruptos, las mismas no se aplican a los
funcionarios de primer nivel partiendo del Jefe del ejecutivo Federal, su gabinete,
círculo de los más cercanos y sus familiares. Si fueran virtuosos no hay duda
de que el ejemplo arrastraría a muchos al bien común, al cumplimiento de la
Ley, a la justicia, la igualdad y el combate a la corrupción; sucede todo lo
contrario, su ambición desmedida, su corrupción y el manto de impunidad a
arrastrado a los sin escrúpulos a seguir ahondando la corrupción institucional.
Miguel Ángel Osorio Chong y Monte Alejandro Rubido, se están curando en salud, envolviéndose
en la fidelidad a las instituciones, al servicio al pueblo, al estado de Derecho,
el combate a la ofensa y agravio que significa la fuga del Chapo, diciendo que
su evasión era imprevisible, impensable, inevitable y por ello, piden ser
exonerados y que se castigue a los traidores. No hay duda que los hay, sin
embargo, el gobierno es la causa primaria de la traición, la corrupción e impunidad.
Por
primero de cuentas la corrupción institucional general es un problema no solo
del sistema sino del corrupto Peña Nieto y sus secuaces; segundo, debido al
punto anterior, no pueden blindarse contra los efectos de su propia corrupción y
no asumir sus responsabilidades en el caso concreto del Chapo ni de lo que por
ley deben ser responsables.
Sergio
Sarmiento seguido por Enrique Montero Ponce dicen que el Secretario de Gobernación
no es responsable de la huida del Chapo y que se les debe tratar con la comprensión
más liviana; ambos periodistas han estado y están al servicio del sistema y se
ha servido del sistema. No puede tomárseles en serio sino como voceros personeros
del sistema corrupto y en concreto de Osorio Chong. Profundizan con su blandengues
la corrupción gubernamental. ¿Qué hacía Osorio Chong en París, mientras la nación
mexicana exige seguridad pública y respuesta a todos los problemas creados por
el mismo gobierno?. De viaje de placeres sin importarle un comino la seguridad pública
sin atender sus responsabilidades constitucionales, legales y éticas.
Dice
el gobierno a través del Secretario de Gobernación y del Comisionado de
Seguridad que esto es un agravio a la nación y en general esto es cierto, pero
en concreto es una burla para el gobierno de lo cual no participa el pueblo. Gobiernan
contra el pueblo y cuando, por su propia tontería, su propia corrupción, su
propia indiferencia, sus lujos banales y sus locos excesos les cobran la
factura, entonces claman cínicamente al pueblo para que los respalde. Vaya
punta de cinismo despechado.
Ningún funcionario ha traicionado al gobierno de Peña Nieto, han seguido fielmente el ejemplo de corrupción y cinismo como alumnos del mal gobierno.
Ningún funcionario ha traicionado al gobierno de Peña Nieto, han seguido fielmente el ejemplo de corrupción y cinismo como alumnos del mal gobierno.
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