sábado, 31 de agosto de 2013

LA C.N.D.H. EL SANTO OFICIO MEXICANO

                             



Es evidente que los conservadores y demás pillos han mostrado su verdadero rostro en contra del pueblo mexicano. Las viejas ideas del control social nunca mueren dentro de una nación, viven dentro de los estamentos que consideran ser superiores al bien común, a la solidaridad social, al darle poder de decisión al pueblo. En suma quieren apropiarse de manera permanente la soberanía popular para sí y a partir de allí dirigir las cosas públicas sin ninguna responsabilidad a favor del pueblo ni petición de cuentas ni intervención social en lo político. Esa es la vieja aspiración de todo tirano: el control absoluto de la sociedad en general.

El actual gobierno junto con los reaccionarios y conservadores panistas han desatado intensas campañas mediáticas en contra de las manifestaciones sociales del pueblo, ya sean los manifestantes estudiantes, maestros, obreros o campesinos. No les importa que las demandas sean legítimas y legales; con campañas sucias y mediáticas tratan de enlodar toda lucha social hasta la criminalización de las mismas. Ante una manifestación que consideren peligrosa a sus malas administraciones los reaccionarios priistas y panistas elevan sus voces y puños para que el gobierno reprima a toda costa a los manifestantes aduciendo comisión de delitos como si los políticos no fueran los primeros y más avezados criminales en ejercicio; muchos de los políticos que hoy elevan sus voces en contra de la lucha social tienen pasados negros y están fuera del alcance de la ley porque han hecho leyes a modo que los mantengan impunes y han hecho mil y una corruptelas y componendas para que esa casta divina de políticos quede intocada.

Los medios de comunicación tradicionales, aliados de los conservadores alegremente se lanzan día a día; hora a hora y minuto a minuto, de manera incansable, a tirar estiércol en contra del pueblo que genera toda riqueza y a cambio recibe la Ley del Garrote y la cárcel como pago.

En sus intentos por llenarse los bolsillos de dinero hasta el escandalo los priistas y panistas no cejan en atender los lineamientos que les exigen, tanto la burguesía nacional como extranjera, en vender a precio regalado la última gran empresa nacional Pemex y de allí privatizar hasta los sentimientos y los pensamientos. No se crea que es solo la venta de una industria, no, es la privatización de la vida misma en un sin sentido: el híper consumismo como centro toda actividad humana. Que ninguna cosa quede fuera de la privatización sin sentido es el lema de estos gobiernos a modo para la burguesía. Desde las leyes duras dirigidas al pueblo se quiere atar a la sociedad para que los políticos tengan manos libres para abrir de par en par servicialmente las puertas al capital privado sin ninguna responsabilidad para con el pueblo. Solo ven mano de obra barata y millones de consumidores de productos efímeros y de mala calidad. Ese es el futuro que realmente quieren imponer al pueblo mexicano y no el celestial mundo que pregonan. Desde los años ochenta los gobiernos conservadores y serviles han proclamado que trabajan por y para el pueblo y cada día, cada semana, cada mes, cada año y sexenio acumulan más pobres en su haber y exportan mano de obra barata a los Estados Unidos. Muy ufanos después e van a vivir con lo mal habido a los lugares mejor atrincherados y remotos donde queden libres de todo reclamo y toda acción de la justicia.

Por si fuera poco la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, que casi en todo momento se muestra blandengue en sus recomendaciones contra las clara y reiterada violación de los derechos humanos de la población en general, hoy se ha convertido en un perro rabioso que exige que se les aplique la Ley del Garrote a los maestros y dice estar investigando a funcionarios del gobierno del Distrito Federal por no sacar murallas de carne humana bien pertrechada para que con garrote en mano disuelva plantones y mítines.  Esa Comisión Nacional de los Derechos se ha convertido, para mal, en el Santo Oficio del Gobierno Federal, para así violentar y moler a palos a todo movimiento social o de gremio. Esa Comisión Nacional se ha convertido además en coadyuvante de la venta de los bienes nacionales. Allí la Comisión ha sido omisa. 

     

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