martes, 27 de agosto de 2013

LUCHA PARCIAL EN MÉXICO

 
En México existe la lucha parcial por parte de la sociedad. No es que sea de desdeñar la oposición política, la negación de la venta de Pemex por una parte de la sociedad, la solicitud de demandas económicas y concesiones de una parte del magisterio o la defensa de poblaciones bien definidas. Sin embargo,  estas luchas parciales son manejables por parte del Estado en sus tres niveles de gobierno. Si el pueblo mexicano quiere realmente incidir, por lo menos, en su destino debe por unirse de manera permanente y olvidarse de sus diferencias dado que tiene un solo enemigo: al gobierno mexicano en su entreguismo hacia la burguesía nacional y extranjera.

Es de notarse que el gobierno mexicano sabe que puede lidiar los problemas a los que se enfrenta cediendo o transando demandas populares parciales por medio de dinero. Véase que una buena parte de profesionistas (pequeña burguesía), no tiene autonomía dentro del estado mexicano dado que se han convertido en asalariados. Digo asalariados en el sentido técnico y no peyorativo del término. Si esta parte de la nación mexicana está dependiendo del sueldo que le paga el gobierno mexicano es de esperarse que solo quiera mantener los privilegios o el status que guardan hasta ahora y no tienen consciencia de que el cambio de condiciones sociales y económicas es el fin último del pueblo en su conjunto. El peligro que corre este movimiento es que si negocia con el gobierno su lucha dejara de tener sentido a cambio del pago de metálico y unas cuantas reivindicaciones sindicales.

Lo más grave resulta ser la pasividad del proletariado que debería ser la parte más revolucionaria de la sociedad mexicana. Si a los obreros petroleros no salen a la lucha de sus intereses poco se podrá lograr en este rubro. No es dable que una parte del pueblo consciente se preocupe y ocupe de protestar organizadamente en contra de la privatización sin la participación de los obreros. En los demás ramos de la economía los obreros corren misma suerte.

Aquí se ve claramente toda la corrupción que impera en el sindicalismo mexicano que muestra el corporativismo. Es inadmisible que los obreros estén sosteniendo el mismo sistema que los oprime.

La lucha que sostienen los pueblos michoacanos y guerrerenses es legítima como respuesta al abandono en que los mantiene el Estado mexicano. Con todo, el gobierno federal lo primero que hace es reprimir las manifestaciones legales y legitimas del pueblo mexicano y deja sin tocar a las organizaciones criminales. Esto es suficiente para que el pueblo con base en su soberanía, incluso, deponga a sus autoridades sin ninguna restricción.

La lucha social en contra de este gobierno y sistema debe integrarse para lograr que los efectos sean lo suficientemente grandes para que el gobierno recule en sus intenciones de empeñar la vida de los mexicanos. Se deben olvidar las luchas parciales y hacer un gran movimiento tal y como corresponde. 


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