VIDA SEXUALIZADA. UN ERROR COMÚN QUE SE DEBE DESECHAR COMO DEFINITORIA DE LOS SERES HUMANOS
Hasta
donde están preñadas, manchadas y determinadas nuestras vidas por la moral
cristiana basta con ver un seudo problema en el momento de determinar a los
seres humanos por su sexualidad, una manera de ser personalísima e íntima. No
nos debería importar la sexualidad de las personas siempre y cuando no ocasionen
daño a los demás o se cometan delitos. Lo demás es puro dogmatismo. Mal gastamos el tiempo un recurso no renovable
con las mas infantiles de las ideas y comportamientos, la sexualidad ajena. Eso
nos viene del Génesis. Puro machismo. El modelo de papá, mamá e hijos, tan equivoco
y tan ridículo como un gorro de dormir. Esa torcedura no se dio hasta la
llagada del cristianismo y su conservadurismo teológico y castrante.
De
las personas debería importarnos sus virtudes. En un medico su ciencia para
curara enfermedades y salvar vidas, en los futbolistas en su efectividad y
hasta arte para saber jugar y asombrar al público, en los artistas su habilidad
para desarrollar una música, pintura, canto, esculturas, pinturas y demás temas
con excelsitud, con los políticos su habilidad para mandar y mantener la paz
social, en los abogados y filósofos la propuesta de un Estado, en los atletas
su fuerza, velocidad y destreza en este tema y de esta manera juzgar a los
seres humanos por sus virtudes o no hacia los demás y no por su sexualidad.
¿De
donde nos viene esa necesidad errónea de juzgar a los seres humanos por su
sexualidad?. Ya lo he dicho hasta el cansancio, de la implantación de la moral
cristiana como directriz de nuestras vidas. Vaya pobreza mental y de vida. La
sexualidad de las personas no define su esencia, su esencia es que, son humanos
con todas sus virtudes y decadencias. Ese viejo tema de la maldad lo
abordaremos en otro momento. Por ahora nos constreñiremos a este tema. Bien,
imaginemos a este mundo sin las obras de Óscar Wilde, Fredy Mercury o Rob
Halford por citar pocos ejemplos. No seria dable definirlos por su sexualidad
sino por su arte. Eso si la Humanidad se sacudiera la moral católica, un error
en la vida, por cierto. Por si todavía no aceptan que, la Santa Madre Iglesia
esta llena de violadores de niños, de delincuentes y de todo tipo de renglones
torcidos de Dios, un Dios inexistente. El mal no está allende de los mismos
seres humanos.
El
día que, evitemos ver como un pecado la diversidad sexual y aceptemos que son formas
de ser accesorias, secundarias de los seres humanos, ese día habremos dado un
paso hacia la madurez pues ¿Por qué debería importarme la sexualidad ajena, que
me convierte en un juez implacable para juzgar a los demás desde su sexualidad?.
Pamplinas, dogmas, torceduras y retruécanos. No hay seres humanos esencialmente
diferentes sino esencia sexual diferente.
Definir
y determinar a los seres humanos por su sexualidad es de retrogradas, de ignorantes
y necios. A mi no me importa la sexualidad de las personas sino cuan benéficas
y creadoras son o que tan dañinas son para la convivencia humana. Las reglas de
convivencia están ya hechas en el Derecho y no debemos permitir que los
moralistas católicos nos impongan la forma de ser. Para eso esta el Derecho.
Los cangrejos de la vida quisieran imponernos una moral basada en ideas falsas,
fantasmas y ficciones. Eso es indebido y ridículo.
El
viejo régimen priista con su totalitarismo, su visión corta de la vida ha caído
estrepitosamente, el catolicismo sigue la misma suerte. La religión predominante
es ya un espantajo, una religión social que, sirve para ir a las fiestas de
quince años o a las bodas, pero que ya no se practica por estar hueca. Se debe
construir una nueva moral libre de moralina cristiana y de toda torcedura
infantil. A los demás hermanos animales no los definimos ni determinamos por su
sexualidad sino por sus cualidades de todo tipo, únicamente nosotros nos veos
torcidos y nos torcemos y retorcemos en lugar de vernos como lo que somos, seres
humanos que, debemos elevarnos por sobre nuestras limitaciones para hacer la
vida mas digna, a pesar de.