domingo, 27 de marzo de 2022

EL LENGUAJE VIOLENTO CONTRA LAS MUJERES. SU ABANDONO O MODIFICACIÓN COMO LIBERTAD.

 

EL LENGUAJE VIOLENTO CONTRA LAS MUJERES. SU ABANDONO O MODIFICACIÓN COMO LIBERTAD.

 

El lenguaje que usamos es una costumbre que tradicionalmente heredamos y a la vez que dejamos a las siguientes generaciones. De joven nunca me pregunté por su origen y fin. Era tan normal. El problema me surgió después de estudiar filosofía. Se me develó el origen del lenguaje cotidiano y su fin violento hacia las mujeres. Toda esta línea de pensamiento me devuelve a una sola fuente: El Génesis. Eso me lleva a recordar mi niñez preñada de lectura de la Biblia y todo un adoctrinamiento que oculta la verdad.

 

¿Recuerdan el pecado original?. Si ese que culpa de la expulsión del paraíso a la mujer y la maldice eternamente, dejando a Adán intacto y no solo sin culpa sino con el poder sobre Eva. Este hecho lo hicieron un principio para moldear la conducta de las mujeres bajo el poder de los hombres. La propia iglesia católica forma su estructura jerárquica con exclusión de las mujeres. Las mujeres únicamente pueden estar al servicio de los sacerdotes a pesar de estar probadas las conductas delincuenciales de los hombres dentro de la iglesia. El mayor delito lo es, la violación de menores de edad y en especial niños. Imaginen el poder de los jerarcas católicos y de la iglesia católica que, a pesar de estas monstruosidades se mantienen en el poder impunemente.

 

A la violencia física en contra de las mujeres se le suma la violencia en el lenguaje. Decirles a las mujeres putas, zorras, víboras es cotidiano y estamos tan acostumbrados que, lo vemos normal y no debería ser normal. Es una atrocidad. ¿Por qué usamos a las mujeres como referencia de debilidad?. A un hombre cuando tiene miedo se le dice: Puto en comparación contra el género femenino de puta, indicando que, la delicadeza, es sinónimo de debilidad. Vaya error. Esa comparación bruta es inapropiada. En este mundo existen especies y cada especie tiene sus características específicas. Las mujeres y los hombres no tenemos que, ser iguales físicamente para merecer los mismos derechos. Imaginen al género femenino durante toda la historia de la humanidad cuidando al género masculino sin ningún reconocimiento. Bien volvamos al lenguaje violento.

 

“Chingas a tu madre”, es el insulto mas socorrido en el mundo. ¿Por qué esto es así?. El pecado original. Si Eva fue la culpable de haber perdido el paraíso toda la humanidad, debe ser castigada, así como todo el género femenino futuro. Es por eso por lo que, el lenguaje se ha ido construyendo con una violencia especial contra las mujeres. No se dice “Chingas a tu padre”. Todo esto se lo debemos a la religión católica, aunque no lo reconozcan y a pesar de que, lo nieguen. El machismo tiene su origen, evidentemente en la religión cristiana. Se convirtió a los hombres en los verdugos de las mujeres y eso debe terminar. ¿Cómo?, abandonando la moral católica y para eso hace falta ir minando la estructura religiosa en la vida de los seres humanos. Tarea muy difícil y podría verse hasta como una locura, pero no hay otra vía.

 

Los hombres no deben seguir pensando y actuando como hasta ahora, deben ser reducados. No creer que la violencia física, verbal y de todo tipo son virtudes. Virtudes son ser responsable con los hijos, con las mujeres, ser trabajador y creativo. No se trata de devaluar la virilidad ni la fuerza física ni mental sino de enfocar la primera hacia el trabajo y la segunda hacia la creatividad.  Por si no se dan cuenta estamos en un momento de una nueva forma de vida, unos nuevos derechos, otra navegación filosófica y científica. Las mujeres son las últimas en pretender su liberación y la deben alcanzar pues sin esta no podremos enfilarnos hacia una nueva época. Y debemos salvar nuestras circunstancias pues como lo dice José Ortega y Gasset sino salvamos nuestras circunstancias no nos salvamos a nosotros mismos. Los seres humanos siempre estamos en construcción. Una construcción inacabada hasta ahora. De la misma manera, las sociedades no deben permanecer (y no permanecen) estáticas. El reto es gigantesco, pero no hay vuelta atrás. Y, en este momento las mujeres tienen la voz y las acciones que consideren.


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