lunes, 7 de febrero de 2022

MI PRIMER ENCUENTRO CON EL RÉGIMEN

 

MI PRIMER ENCUENTRO CON EL RÉGIMEN

 

Mis recuerdos sobre la vida laboral se remontan a cuando entre a la Preparatoria Emiliano Zapata en la ciudad de Puebla, Puebla. El director me dijo claramente no haber lugar para mí. Recurrí a una persona y le expliqué mi problema. Me miró como quien mira una anormalidad, pero al final me pido mis documentos y me dijo regresa mas tarde. Regresé, me devolvió los documentos y me indicó presentarme al día siguiente. Me presente nuevamente ante el director. Me miró como quien ve una plaga y me dijo no haber cabida para mí. Le entregué los documentos. Los observó detenidamente y me dijo. ¿Cómo lo hiciste?. El profesor Gabriel. Dibujo una O con sus labios sin emitir sonido. Me extendió los documentos. Los tomé y me dijo: “Escoge tu horario y ve a clases”.

 

Fue mi primer encuentro con el mundo de las influencias para alcanzar un fin. Hasta entonces, no había yo tenido mucho problema para estudiar ni para trabajar. Eso iba a cambiar radicalmente con el paso del tiempo. Cuando se es joven es relativamente fácil vivir materialmente; esto cambia a medida que se crece. Pronto me vi con la necesidad de aumentar mis ingresos al postularme a la Universidad. Por buena fortuna pase el examen; sin embargo, muchos no lo lograron. Se desató una fiebre por conseguir alguien con el poder suficiente para que los desafortunados hijos ingresaran. Algunos lo lograron la mayoría, no.

 

Pronto me vi envuelto en un largo recorrido de empresa tras empresa para lograr trabajar. Para entrar al Instituto Mexicano del Seguro Social, a la Universidad, al gobierno o, a cualquier puesto de una empresa se necesitaban influencias y no las tenía. Todo consistía en estar vinculado a un líder, a una persona influyente o, a cualquiera con el poder suficiente para lograr un buen trabajo. “Vivir fuera del presupuesto, es vivir en el error”, era el gran tema.

 

Por supuesto que, los alimentos son inmediatos y el cuerpo no admite mucha demora. La juventud reclama energías. No todo estaba perdido, los trabajos físicos esperaban por todos los huérfanos del sistema de compadres y amigos. La albañilería, lavar trastes, la jardinería y otros oficios similares eran buenos para comer, pero los horarios eran incompatibles con el estudiar. Cada vez que manifestaba mi deseo de estudiar parecía una blasfemia. Otra vez en la calle. Esto se tornó rutina e iba de un trabajo a otro hasta encontrar trabajo nocturno en una fabrica textil. El segundo turno o el tercero eran magníficos porque me permitían estudiar.

 

Todo esto me trajo una experiencia suficiente para poder sortear los obstáculos. Terminé la carrera de Derecho y dejé la gestoría de cobranza con mucho esfuerzo. No mas trabajos a honorarios en las dependencias del gobierno ni en las empresas privadas. Claro, no se puede ser un romántico soñador. Durante los diversos trabajos que tuve realice las practicas jurídicas suficientes para ser abogado practicante.

 

Inmediatamente me postulé para entrar a filosofía y no tuve problema en pasar el examen. Trabajar y estudiar se volvió la rutina. Pero el fondo siempre era el mismo. Para entrar al órgano judicial, influencias; para ser maestro, lo mismo. Publiqué una novela sin mucho éxito. Terminé la carrera de filosofía y me enfoqué a pasar la teoría de Montesquieu a la silla de los acusados y publiqué mi primera obra de “Filosofía Política” que a ninguno le interesó. El fondo es el mismo. Influencias. ¿Quieres un lugar en la política?, un padrino. Todo esta controlado por el poder político y antes también por el poder económico. Ese es el sistema político al que se van a enfrentar los jóvenes del pueblo llano. Está hecho para el fracaso en masa sin importar los estudios o el esfuerzo.

 

Hoy nos damos cuenta de que, los ricos son verdaderamente ignorantes. No los sostiene su educación que es pésima, ni sus inventos o trabajo. Todo estaba construido para trasquilar y ordeñar al pueblo. Los impuestos eran condonados a las grandes trasnacionales. Otra forma de hacer dinero era a través de las factureras o hacer negocio con el gobierno. ¿Cómo puede ser democrático un Estado cuando premia a los delincuentes, ignorantes, pillos y corruptos y margina a millones?. Ese es la gran tarea del pueblo mexicano. No es una tarea menor. Siempre hay grupos de intereses conspirando y torciendo todo para someter al pueblo con grandes promesas de un Edén si los dejan gobernar. Mentira. Si el pueblo mexicano quiere cambiar todo esto va a ser a mediano y largo plazo y siempre bajo el riesgo de perder. Educación, conciencia, solidaridad y acción política puede ser el antídoto.

 


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