LA SEXUALIDAD CATÓLICA COMO PRINCIPIO DE DEFINICIÓN Y EXCLUSIÓN CONTRA LAS MUJERES
Una
moral hecha para dominar, discriminar y violentar a las mujeres debe ser sin
duda alguna tan amplia como se pueda y el poder de las religiones siempre ha
sido muy superior a la voluntad general de los pueblos. El poder de las palabras
se ve aumentado cuando alguna persona por su cargo, función o puesto la emite.
Realmente las tonterías míticas de que, esta llena la Biblia no tendrían mucha
importancia si no hubieran sido adoptadas por la Santa Madre Iglesia como base
de su pensamiento y práctica.
Al
adoptarse la moral cristiana por algún pueblo este debe seguir los patrones
dictados desde hace mucho por los teólogos y puestos como dogmas a seguir por
el Vaticano y sus sucursales por todo el mundo. Esta trasnacional a impuesto
como deben ser tratadas las mujeres dentro de la sociedad no solo sin
cuestionarse sino con singular alegría perversa.
Una
moral que se basa exclusivamente en la sexualidad para marginar a las mujeres no
puede ser mas que, una moral castrante y perversa. Todo esta en la Biblia y
esta corre la misma suerte, es perversa. En realidad, los llamados diez
mandamientos no son uniformes ni guales paralas diversas ramas religiosas y están
expresados para los hombres. “No cometerás adulterio”, “No desearas a la mujer de
tu prójimo” nos dan clara idea de ello.
Las
mujeres, por el contrario, deberán observar la moral que se les imponga, aunque
vaya en contra de sus intereses. Una mujer que, no tenga marido es mal vista,
si es extrovertida es mala, si cambia de marido se encamina a ser de lo peor y
si comercia con su cuerpo, por las razones que sean es una puta. Y una puta
puede ser violentada, despreciada, mal tratada y hasta muerta por no ser digna
de los hombres y menos del Dios de amor.
Hay
una doble y hasta triple moral dirigiendo las conductas de la sociedad. A un
hombre que, tenga diversas mujeres se le aplaude, se le festeja y hasta se le
tiene envidia por sus hazañas mientras que, aquellas mujeres caídas o seducidas
pasan a ser putas. “Me la chingue”, dice el macho muy ufano. Esto, sin reparar
en hechos evidentísimos, los hombres tenemos abuelas, madres, hermanas,
esposas, tías, sobrinas e hijas que, han corrido o correrán la misma suerte de
semejante pensamiento y, práctica salvaje y monstruosa si se analiza razonablemente.
Ahora
bien, ¿Por qué la sexualidad debe determinar lo bueno y lo malo para el género
femenino?. No hay una sola razón y si un bonche de dogmas dirigidos a sostener
esta vieja práctica. Si una mujer es una excelente artista, profesionista o lo
que sea se debe determinar por sus virtudes, por sus valores y no por su
sexualidad. Es cierto que, el Derecho penal ha hecho avances y ahora una violación
a una prostituta es un delito, sin embargo, el mal moral de determinar a las mujeres
por su sexualidad sigue presente como un estigma inevitable.
Se
les ha dado la libertad a las mujeres, pero con diversas trampas pues hoy día
tienen más dificultad en sus vidas. En muy buena medida no cuentan con el apoyo
de los hombres cuando estos son padres del hijo o de los hijos. De esta manera,
han surgido las Buchonas, las Luchonas, las Nenis, las Bichotas entre otros subgéneros.
Con todo, sigue siendo la vieja moral inculcada a la sociedad y en especial a
los hombres la cual sigue con su obra perversa de violencia hacia las mujeres.
En
efecto, no nos hagamos ilusiones de ser mejores que ninguna etapa anterior o hacer
comparaciones con otras naciones o pueblos. Nos corre el mismo mal por las
mentes y en las conductas violentas contra el genero femenino. “Cuiden a sus gallinas
que mi gallo anda suelto”, se oye decir con regocijo a padres ignorantes y
resulta, a la hora de las obligaciones el gallo un verdadero inútil.
Queremos
una mejor sociedad, pero nuestra moral católica nos tuerce. Deseamos la justicia,
la igualdad, la legitimidad y vivir una vida feliz con una moral torcida y
retorcida hasta grados indecibles. Mientras se siga glorificando la sexualidad
masculina y se castigue la sexualidad femenina con todo tipo de violencia hasta
con la muerte seguiremos siendo sociedades enfermas y sádicas. Por todos lados
se oye: “La misa ha terminado podéis ir en paz”. Vaya chapuza.
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