EL CRISTIANISMO COMO
CREADOR DE LA VIOLENCIA CONTRA LAS MUJERES Y SU IMPLANTACIÓN DICTATORIAL
Mucho
se ha escrito sobre la violencia contra las mujeres, se han tomado medidas
legales y la lucha no avanza como debería hacerlo. Este es uno de los rubros
pendientes y urgentes de la humanidad. ¿Cómo puede haber democracia, libertad,
justicia, legalidad, legitimidad, solidaridad y todos los demás valores sin
estamos estancados en estos ríos de sangre?. Mucho me temo que no se han
buscado los orígenes históricos, religiosos y sociales para entender el
problema y encontrar la solución.
Si
nos remontamos al surgimiento de la familia en la India, Grecia y Roma en la
antigüedad veremos que, esta surgió de la religión tal y como nos lo muestra
Fustel de Coulanges: “Lo une a los miembros de la familia antigua es algo mas
poderoso que el nacimiento, que el sentimiento, que la fuerza física: es la
religión del hogar y de los antepasados[1]”. En efecto, el hijo
emancipado y la hija casada no pertenecen mas a la familia y por este último
hecho la mujer no puede heredar y aunque sea primogénita no puede heredar la
religión ni los bienes. Un hecho natural puso a la mujer fuera del poder. La
mujer que se casaba dejaba de pertenecer a la familia natural y se convertía en
parte de la familia de su marido. Más aun, en la familia había también clientes
y esclavos sin derechos a heredar. El pater era el único que tenía
autoridad sobre toda la familia. Esto duraría muchos siglos hasta la decadencia
del imperio romano.
Con
la decadencia del imperio romano se tuvo la necesidad de nuevos ejemplos a
seguir y si los romanos y griegos tenían valores como la belleza, la fuerza, la
salud, la inteligencia, el arte superior y un orgullo por su origen, el
cristianismo adoptará los antivalores como la debilidad, la locura, el más
allá, la enfermedad, la mansedumbre al punto de tener sometida la humanidad
occidental por diez largos siglos en este manicomio.
El
punto de partida de la familia cristiana lo será el Génesis un mito ideado por
los judo-cristianos en el cual existe un Dios que se aburre y como
consecuencia, crea un hombre llamado Adán a su imagen y semejanza, pero este
también se aburre en el paraíso. Para remediar esto, Dios crea de la costilla
de Adán una mujer. Inmediatamente se nota en la narrativa que, la mujer ya no
goza de esa conexión directa con lo divino pues es un derivado muy pobre de
Adán (de una costilla), esto la coloca ya en inferioridad de condiciones en la
religión, en lo social y demás rubros de la vida.
La
diferencia radical entre la familia antigua y la cristiana es que, la primera
aun siendo regida por la religión tenia un fuerte componente real sobre el
hogar de la familia pues el primogénito heredaba el sacerdocio y los bienes
para continuar con el linaje; lo que no podía hacer la mujer al casarse y
abandonar el hogar mientras que, en el cristianismo la base de la familia es de
corte meramente metafísico: el Dios cristiano lo ha ordenado, no los seres
humanos, no los mortales. Este rasgo esencialmente divino va a ser la clave
para que se forme un nuevo modelo de familia donde los lazos naturales sean su
esencia bajo el dogma de la fe. Padre, madre e hijos es el nuevo paradigma,
mismo que ha perdurado hasta la fecha y no es casual que los cristianos y sus
derivados sigan defendiendo a rabiar.
Es
evidente que, siendo las mujeres de menor calidad que los hombres por el origen
divino de los últimos, estos tienen el derecho de mandar, de castigar, de
heredar en primer término (se heredó este rasgo de la familia antigua), el
derecho a repudiar y determinar el lugar de las mujeres. Estaban ya dado todos
los ingredientes fundamentales para la violencia contra las mujeres y con el
tiempo se volvió natural, lógico y hasta benéfico para las propias mujeres pues
las mismas no eran lo suficientemente maduras como para conducirse ellas
mismas.
Ahora
bien, identificado el problema como de origen moral, de una moral dependiente
de la religión cristiana la pregunta es evidente. ¿Para terminar con la
violencia contra las mujeres se debe escoger la vía legal como hasta ahora se
ha pretendido?, es evidente que, no son ámbitos diferentes y el mal de la
violencia contra las mujeres no se puede mermar y menos terminar porque se deja
el mal intacto en las mentes de los hombres cristianos y religiosos que creen
en mitos de superioridad del género masculino hacia el femenino.
En
efecto, el mal de la violencia contra las mujeres quizá nunca se termine, pero
si se remediase en buena medida si se abandona la aplicación del Génesis como
base de la vida familiar, social, escolar, de matrimonio y en los demás rubros.
La vida es dinámica y es tiempo de que, se termine el modelo de familia regido
por la metafísica cristiana, por los dogmas y prejuicios. La violencia contra
las mujeres no disminuirá si no se abandonan los mitos cristianos de la
creación de los seres humanos (hombres y mujeres), su moral y derivados.
La
creación de modelos de familias basados en valores como el amor, la
solidaridad, el respeto a lo diverso, la observancia a los preceptos legales
antes que, a las leyes morales, la conciencia de que todos tenemos el mismo
derecho a ser de una forma concreta y no predeterminada debe ser la base de una
nueva forma de ser de los seres humanos. En la presente realidad son las
mujeres las que, deben tomar las iniciativas correspondientes en aras de una
vida menos violenta en su contra y en general de todos. La tarea no es menor y
el tiempo apremia.